jueves, 13 de octubre de 2011

Epistemología - Unidad 1

 LA REVOLUCIÓN CIENTIFICA”. SHAPIN.

La revolución científica: historia de un término

La revolución científica fue interpretada como una revolución conceptual, una reordenación fundamental de nuestros modos de pensar lo natural.
La idea de revolución como una reordenación radical e irreversible se desarrolló junto con concepciones lineales y unidireccionales del tiempo. Revolución, significaba la producción de una situación nueva que el mundo nunca había conocido antes y que quizá nunca volverá a conocer.


¿Por qué escribir sobre la revolución científica?

El pasado no se transformó en el “mundo moderno” en un momento singular: no debería ser motivo de sorpresa descubrir que los que practicaban la ciencia en el siglo XVII tenían, a menudo, tanto de modernos como de antiguos. Sus ideas tuvieron que ser sucesivamente transformadas y redefinidas por generaciones de pensadores hasta convertirse en las “nuestras”.

Algunas cuestiones historiográficas

Cuatro aspectos interrelacionados de los cambios que tuvieron lugar en el conocimiento del mundo natural y los medios de conseguir dicho conocimiento:

1. la mecanización de la naturaleza: el uso creciente de metáforas mecánicas para interpretar fenómenos y procesos naturales

2. la despersonalización del conocimiento de la naturaleza: la separación creciente entre los sujetos humanos y los objetos naturales de su conocimiento.

3. el intento de mecanizar la construcción del conocimiento: el uso propuesto de reglas de método.

4. la aspiración a usar el conocimiento natural reformado resultante para conseguir fines morales, sociales y políticos.

El desafío al universo centrado en el hombre
Para Aristóteles: los cuerpos se mueven naturalmente para realizar sus naturalezas, para transformar lo potencial en actual, se mueven naturalmente hacia su lugar natural.
Los seres humanos ofrecen explicaciones teleológicas de sus propios movimientos.

La maquina natural
En el siglo XVII estaban convencidos de que los humanos sólo pueden conocer con seguridad lo que ellos mismos construyen con sus manos o modelan con su mente.
Practicar la filosofía mecánica suponía, separarse radicalmente de los que atribuían finalidad, intención o sensibilidad a las entidades naturales.

La matematización de las cualidades
La explicación mecánica de la naturaleza recibió entonces la delimitación de su forma y contenido: se trataba de especificar la forma, el tamaño, la disposición y el movimiento de los constituyentes materiales de las cosas.
Para los aristotélicos: una explicación física de las cosas tiene siempre un carácter cualitativo irreducible: las cosas son lo que son y no algo distinto, por que contienen las cualidades reales de la especie.

La estructura matemática de la realidad natural
No cabe duda de que una concepción mecánica del mundo es, en principio, proclive a la matematización.
Galileo argumentó que la filosofía natural debía adoptar una forma matemática porque la naturaleza tiene una estructura matemática. Los filósofos naturales modernos, eran partidarios de la filosofía mecanicista, estaban de acuerdo en que las matemáticas eran la forma de conocimientos más segura y, por esta razón, una de las más valoradas.

La lectura del libro de la naturaleza

Idea básica del empirismo moderno: la concepción que sostiene que el conocimiento propiamente dicho se deriva de la experiencia sensible directa; más aún debe derivarse de ella.

La constitución de la experiencia

La experiencia se debía incorporar a los fundamentos del conocimiento científico adecuado y servir para disciplinar la teorización sobre el funcionamiento de la naturaleza.

MARDONES – FILOSOFÍA DE LAS CS. HUMANAS Y SOCIALES (PARTE 1)
Desde la aparición de diversas disciplinas que se acogen al sobrenombre del espíritu, humanas o sociales (historia, psicología, sociología, economía, etc.), se ha desatado la polémica sobre su estatuto de cientificidad. La aparición de estas disciplinas aconteció en el S XIX, en el momento en que se hizo evidente que la sociedad no era ni algo claro ni dado. Desde aquel momento de crisis surgieron la ciencia histórica, sociológica, política, etc. Pero, ¿eran ciencias de verdad? Unos exigían que las “nuevas” ciencias se acomodaran al modelo de las ciencias naturales, y otros defendían la autonomía de las nacientes ciencias. Pero se advierte otra polémica: ¿Qué es la ciencia?

DOS TRADICIONES: ARISTÓTELES Y GALILEO: Son dos planteamientos diferentes acerca de las condiciones que ha de satisfacer una explicación que se quiera denominar científica. Ambas tradiciones tienen sus raíces y representantes en el mundo griego. La aristotélica se remonta a Aristóteles como a su represente; la galileana recibe su nombre de Galileo Galilei, aunque hunde sus raíces en Pitágoras y Platón.
La tradición aristotélica, o la ciencia como explicación teológica: Aristóteles consideraba que la investigación daba comienzo donde alguien se percataba de la existencia de ciertos fenómenos. Para Aristóteles, al principio está la observación. Pero la explicación científica solo se consigue cuando se logra dar razón de esos fenómenos. Y es justamente el cómo se entiende este “dar razón de los hechos” lo que va a caracterizar a Aristóteles. Éste pensaba la explicación científica como una progresión desde las observaciones hasta los principios generales o explicativos. Estos eran inferidos por enumeración simple o por inducción directa: se obtenían más generalizaciones acerca de las propiedades de la especia o género. Esta etapa consiste en obtener principios explicativos a partir de los fenómenos que se han de explicar: se denomina inducción. Hay un segundo momento en la explicación científica: el deductivo, que consiste en deducir enunciados acerca de los fenómenos a partir de las premisas que incluyan o contengan a los principios explicativos. La causa de un fenómeno tiene cuatro aspectos: la causa formal, la causa material, la causa eficiente y la causa final. Aristóteles exigía explicaciones teológicas, que aclarasen “con el fin de qué” ocurrían los fenómenos. No debemos olvidar que las explicaciones aristotélicas tenían otros rasgos no mantenidos hoy día: eran explicaciones en términos de “propiedades”, “facultades” o “potencias”, asociadas a la esencia de alguna substancia. Tales explicaciones tienen un carácter conceptual que las acerca a las explicaciones teológicas y presupone una cosmovisión.
La tradición galileana, o la ciencia como explicación causal: Casi todas las “revoluciones científicas” testimonian la unión entre el descubrimiento de nuevos hechos y la invención de nuevas teorías para explicarlo, con una nueva visión del mundo. La concepción del mundo fruto de la nueva forma de mirarlo, no es tanto metafísica y finalista, cuanto funcional y mecanicista. El centro ya no es el mundo, sino el hombre. Este interés mecánico-causalista, no va a preguntar por el “por qué” y el “para qué” sino por el “cómo”. Al triunfo social de las nuevas ideas no le van a ser ajenos una serie de cambios sociales. Si denominamos “fuerzas sociales intervinientes” a estos factores sociales que facilitan el surgimiento e institucionalización de la ciencia moderna tendríamos que señalar, en primer lugar, la labor de recuperación de la tradición pitagórico-platónica efectuada por los humanistas. Galileo será un típico representante de la nueva mentalidad que cambia las explicaciones físicas cualitativas de Aristóteles por las formulaciones matemáticas de Arquímedes. Los humanistas solos no hubiesen logrado mucho, junto a ellos aparecen unas condiciones sociales engendradas por el capitalismo incipiente nacido en el S XIII. La incipiente producción favorece la acumulación del capital y el fortalecimiento de una nueva clase social: la burguesía. Propio de esta clase será el gusto por una cultura más secular, propensa a los hechos concretos. La nueva ciencia recoge este interés pragmático, acorde con el intento de dominar la naturaleza, y señala una actitud tecnológica del conocimiento y sus aplicaciones.
La piedra de toque del valor de nuestras hipótesis causalistas vendrá determinada por el análisis experimental. Será la comparación de la hipótesis con las consecuencias deducidas mediante la observación de la realidad o experimentación.
Comprenderemos ahora por qué la confrontación puede ser expresada en términos de explicación causal versus explicación teológica: explicación contra comprensión.
La primera polémica de la filosofía de las ciencias sociales: positivismo frente a hermenéutica. Hasta la revolución francesa, la sociedad no era un problema para la conciencia. Hasta cierto punto, las relaciones sociales, la cultura, el pasado y porvenir de la sociedad, funcionaban inconcientemente, a semejanza de las fuerzas elementales del cosmos. La crisis en que se encontraron los hombres y las sociedades occidentales, enfrentados con la necesidad de una nueva reordenación social y de obtener equilibrio, sacudió los espíritus a favor de una intervención conciente y refleja de la sociedad sobre sí misma. Nos encontramos a mediados del S XIX con una ciencia natural asentada: el positivismo. Hay cuatro aspectos que configuran al positivismo:
  1. El monismo metodológico: Los objetos abordados por la investigación científica pueden ser diversos, pero hay unidad de método e igualdad doctrinal.
  2. El modelo de las ciencias naturales: Para Comte, la unidad de método positivo tenía un ideal metodológico frente al que se confrontaba el grado de desarrollo y perfección de todas las demás ciencias. Este baremo lo constituía la ciencia físico-matemática.
  3. Explicación causal como característica de la explicación científica: La ciencia responde a la cuestión acerca de las causas fundamentales del fenómeno. Las explicaciones científicas son causalistas.
  4. El interés dominador del conocimiento positivista: El control y dominio de la naturaleza constituye el objetivo de dicho interés, reducir a objeto todo, hasta el hombre mismo. Estamos ante lo que Adorno y Habermas denominan la razón instrumental.
Este positivismo científico va a pretender hacer ciencia social, histórica, económica… siguiendo la tipificación ideal de la física-matemática. Frente a la filosofía positivista se fue fraguando una tendencia anti-positivista: hermenéutica. El rechazo a las pretensiones positivistas sería el primer elemento: rechazo al monismo metodológico, a la física-matemática como canon ideal de explicación científica, al afán causalista, etc. El descubrimiento de los hermeneutas es que “la manifestación de lo singular es comprendida como una manifestación de lo interior en cuanto se retrotrae a lo interior. Desde entonces, el término “comprender” viene a ser una concepción metodológica propia de las ciencias humanas. La comprensión se funda para Dilthey en esa identidad sujeto-objeto, propia de las ciencias del espíritu. Weber va a insistir en la “comprensión” como el método característico de las ciencias, cuyos objetos presentan una relación de valor que hace que dichos objetos nos presenten relevantes.
La segunda fase de la polémica o el racionalismo crítico frente a la teoría crítica. Nos hallamos entre las dos guerras mundiales. Este tiempo conoce el resurgimiento de la lógica. El desarrollo de la lógica se vinculó con el positivismo y dio como resultado el denominado positivismo lógico. Típico de esta tendencia, englobada hoy dentro de lo que se denomina filosofía analítica, sería afirmar que únicamente los enunciados sometidos a la lógica y la verificación empírica pueden ser calificados como científicos. No es extraño que el énfasis de los neopositivistas del círculo de Viena, se centrase en:
  1. La superación de la pseudociencia (especialmente la metafísica) mediante el análisis lógico del lenguaje.
  2. La comprobación y verificación empírica de todas las afirmaciones, únicamente tendrá por verdadero sentido lo que expresa un estado de cosas objetivo, capaz de ser sometido a observación directa y comprobación mediante experimentos.
Para el positivismo lógico, el edificio de la ciencia se construía sobre las piedras elementales de los enunciados elementales, básicos, cuya certeza venía dada por la percepción inmediata de los sentidos. Pero no hay tal justificación empírica. Los enunciados elementales solo se pueden justificar mediante otros enunciados. Además no hay percepción de los sentidos que no suponga una interpretación.
La ciencia para Popper deja de ser un saber seguro hipótetico, deja de ser inductivo, para ser deductivo. Abandona el criterio de verificación para seguir el de falsificación.

MARDONES – FILOSOFÍA DE LAS CS. HUMANAS Y SOCIALES (PARTE 2)

INTRODUCCIÓN: La epistemología está considerada como una disciplina filosófica y con un estatus marginal en relación con las ramas “nobles” de la filosofía (metafísica, ética, etc.). Los dos temas presentados a continuación corresponden a dos grandes categorías de investigaciones, las unas más lógicas (teoría y experiencia), las otras más históricas (los diversos contextos de las ciencias).
¿Qué es la epistemología? Este término es empleado según el país y para lo que se use, sirve para designar una teoría general del conocimiento o bien para estudios sobre la génesis y estructura de las ciencias. La epistemología no quiere ser un sistema dogmático, que dice autoritariamente lo que debe ser el conocimiento científico. En una primera aproximación, la epistemología general se propone estudiar la producción de conocimientos científicos bajo todos sus aspectos: lógico, lingüístico, histórico, ideológico, etc. El epistemólogo puede analizar la noción de “explicación científica”. Nada dice que las modalidades de la “explicación” sean las mismas en todas las disciplinas: no es seguro que el microfísico constituya un saber que “funcione” como el de un paleontólogo.
Para mantener que la epistemología no tiene objeto, sería necesario admitir que los científicos son conscientes de todos los factores (sociales, políticos, culturales, ideológicos) implicados en sus prácticas. Hay razones para pensar que no es así. El científico no es “racional” y “conciente”, de quien todos los propósitos y gestos sean “objetivos”. Por más objetivo que sea, el investigador no se desembaraza de sus creencias y de sus prejuicios.

POSTURA EMPÍRICO-ANALÍTICA: Comte vio la ley fundamental de la historia y del progreso en tres estadios que desembocan en el positivo. Sería Durkheim quien asentaría las bases de un análisis de los hechos sociales como si fueran cosas.

El espíritu positivo: Comte es el “fundador” del positivismo, establece una ley universal del conocimiento y de la sociedad, la ley de los tres estadios, según la cual todo conocimiento pasa por tres estadios: teológico (ficticio, mitológico); el metafísico (especulativo, abstracto) y el positivo (científico, ciencias positivas empíricas).
La palabra positivo ofrece varias acepciones distintas aun apartando el sentido grosero que se une al principio a ella en los espíritus poco cultivados. En primer lugar, designa lo real por oposición a lo quimérico. En segundo lugar, indica el constante de lo útil y lo inútil. En tercer lugar, califica la oposición entre la certeza y la indecisión. En cuarto lugar consiste en oponer lo preciso a lo vago. Por último, también se la palabra positivo como lo contrario a negativo. La última acepción es propia para determinar la condensación del nuevo lenguaje filosófico constituido, según la evidente afinidad de las dos propiedades. Se concibe que la naturaleza absoluta de las viejas doctrinas, sean teológicas o metafísicas, determinaba necesariamente a cada una de ellas a resultar negativa respecto a todas las demás, so pena de degenerar ella misma en un absurdo eclecticismo.

El método sociológico: Durkheim.
a.            Descartar sistemáticamente todas las pre-nociones: Los hombres nos han esperado a los científicos sociales para tener alguna idea sobre los fenómenos sociales que viven. Pero si el sociólogo se deja llevar de estas nociones vulgares o pre-nociones corre peligro de hacer sociológica espontánea. La ciencia comienza allí donde se establece la actitud de sospecha sobre los datos inmediatos de la realidad. Sin reflexión crítica, metódica y permanente, no hay ciencia. Es necesario descartar todas las prenociones. La duda metódica de Descartes en el fondo no es más que una aplicación de esta regla. Si en el momento de fundar la ciencia, Descartes afirma como ley la necesidad de dudar de todas las ideas recibidas anteriormente, actúa así porque desea utilizar conceptos elaborados con criterio científico, por lo tanto, es necesario rechazar todos los que tienen otro origen. Esta liberación es difícil en sociología a causa del papel que el sentimiento representa. Este carácter pasional se comunica al modo en que nos concebimos y nos explicamos.
b.            La ignorancia metódica: El peligro que acecha al científico social es creer que está ante fenómenos fáciles de comprender y explicar. La ilusión de la transparencia siempre ronda el espíritu humano, pero más a quien vive inmerso en aquello que analiza. El investigador tiene que estar alerta ante este peligro. No dar nada por obvio. Cultivar la extrañeza, la ignorancia, a fin de deshacer la ilusión del saber inmediato.
La proposición de tomar los hechos sociales como cosas generó oposición. Se consideró paradójico y escandaloso que asimilásemos las realidades del mundo social a alas del mundo exterior. Esa actitud implica equivocar el sentido y el alcance de dicha asimilación, cuyo objeto es reivindicar un grado de realidad. En efecto, los hechos sociales son cosas con iguales títulos que las cosas materiales, aunque de distinto modo. ¿Qué es una cosa? Todo objeto de conocimiento que no es compenetrable para la inteligencia, todo aquello de lo cual no podemos forjarnos una idea adecuado, todo lo que el espíritu puede comprender mediante observaciones, pasando de los caracteres más externos y accesibles a los menos visibles y más profundos. Todo objeto de ciencia es una cosa, para saber qué son basta examinar nuestro propio interior, y analizar el proceso mental que los crea. Pero cuando se trata de hechos propiamente dichos, para nosotros son, en el momento que nos proponemos hacer ciencia, factores desconocidos, cosas ignoradas.

POSTURA FENOMENOLÓGICA, HERMENÉUTICA Y LINGÜÍSTICA: Reunimos aquí a autores que tienen en común la oposición al positivismo. Detrás de su oposición hay una gran tradición que se remonta a Aristóteles. La comprensión (verstehen) es el método adecuado para captar un mundo significativo, intencional.

Formación de conceptos y teoría de las ciencias sociales: Alfred Schutz.
La ciencia social es fundamentalmente comprensiva, trata de comprender el significado subjetivo de la acción social. Por esta razón su metodología no puede ser la misma que la de las ciencias naturales. Schutz llega a la conclusión de que el “verstehen” no es en primer lugar una técnica o un método, sino la forma particular como el pensamiento de sentido común conoce el mundo social y cultural.
El objetivo primario de las ciencias sociales es lograr un conocimiento organizado de la realidad social. Desde el comienzo, experimentamos el mundo en que vivimos como un mundo natural y cultural al mismo tiempo, como un mundo común a todos nosotros, accesible a todos. Esto supone la intercomunicación y el lenguaje.
Todas las variantes de naturalismo y empirismo lógico se limitan a presuponer esta realidad social, que es el objeto propio de las ciencias sociales. Intersubjetividad, interacción, intercomunicación y lenguaje son presupuestos como base no explicada de esas teorías, las cuales presuponen que el especialista en ciencias sociales ya tenga resuelto su problema antes que comience la investigación. El postulado describe y explica la conducta humana, no llega a describir ni a explicar el proceso mediante el cual el investigador B controla y verifica los descubrimientos obtenidos con su observación por el investigador A y las conclusiones que este ha extraído. Para hacerlo, B debe saber qué ha observado A, cuál es el objetivo de su investigación, por qué consideró que el hecho observado era digno de serlo. Este conocimiento es denominado comprensión.
La identificación con la observación sensorial de la experiencia y la experiencia de la acción manifiesta excluye de toda investigación posible varias dimensiones de la realidad social.
  1. Incluso un conductismo idealmente refinado solo puede explicar la conducta del observador y no la del observador conductista.
  2. La misma conducta manifiesta puede tener para los actores un significado diferente.
  3. El concepto de acción humana en términos del pensamiento del sentido común y de las ciencias sociales incluye lo que podría llamarse “acciones negativas”, la abstención intencional de actuar, lo cual escapa a la observación sensorial.
  4. Agreguemos que la realidad social contiene elementos de creencias y convicciones que son reales porque así los definen los participantes.
  5. Por último, el postulado de la observación sensorial de la conducta humana manifiesta adopta como modelo un sector particular y relativamente pequeño del mundo social: las situaciones en las que el individuo actuante se presenta al observador en una relación cara a cara. Pero no predominan las situaciones de este tipo.
Existen diferencias de un individuo a otro y de un grupo social a otro, y pese a todo eso, el conocimiento de sentido común basta para entenderse con el prójimo, los objetos culturales y las instituciones sociales; en resumen, con la realidad social.
Verstehen no es un método empleado por el científico social, sino la forma experiencial en que el pensamiento de sentido común toma conocimiento del mundo social cultural. Tanto los defensores como los críticos del proceso de la Verstehen sostienen que este es “subjetivo”, cada tendencia emplea este término en un sentido diferente. Los críticos de la comprensión la clasifican como subjetiva porque, según ellos, comprender los motivos de la acción de otro hombre depende de la intuición privada del observador. En cambio, los especialistas en ciencias sociales como Weber llaman subjetiva a la Verstehen porque se propone descubrir el “sentido” de su acción para el actor.
Toda la discusión es perjudicada por la falta de una clara distinción entre Verstehen: 1) como forma experimental del conocimiento de sentido común de los asuntos humanos, 2) como problema epistemológico y 3) como método específico de las ciencias sociales.
La realidad social tiene un significado específico y una estructura de significatividades para los seres humanos que viven, actúan y piensan dentro de él, quienes mediante el sentido común han efectuado selecciones e interpretaciones previas de este mundo.
La vida cotidiana también es un mundo social cultural dentro del cual me relaciono con semejantes a quienes conozco en grados diversos. Comprendo su conducta, si comprendo los motivos, objetivos, elecciones y planes que se originan en sus circunstancias biográficamente determinadas. Sin embargo, solo en situaciones particulares puedo experimentar los motivos, objetivos, etc., de los otros. Puedo, en cambio, experimentarlo en su tipicidad: construyo esquemas típicos de los motivos y fines de los actores. Esos esquemas pasan a ser a su vez motivos de mis propias acciones. En el pensamiento de sentido común se encuentra el origen de los tipos llamados constructivos o ideales. Debemos tener en cuenta que el sentido común de la vida cotidiana está socializado desde el principio. Lo está, en primer término, ya que se basa en la idealización fundamental según la cual, si yo cambiara de lugar con mi semejante, experimentaría el mismo sector del mundo en las mismas perspectivas que él. Propongo llamar a esta idealización la de reciprocidad de perspectivas. En segundo lugar, está socializado genéticamente, porque nuestro conocimiento es de origen social. En tercer lugar, esta socializado en el sentido de la distribución social del conocimiento, ya que cada individuo conoce solo un sector del mundo, y el conocimiento común del mismo sector varía de un individuo a otro en cuanto a su grado de nitidez, trato directo o creencia.
El postulado de la interpretación subjetiva debe ser entendido así: todas las explicaciones científicas del mundo social pueden y deben referirse al sentido subjetivo de las acciones de los seres humanos en los que se origina la realidad social.
Examinaremos la actitud el teórico en ciencias sociales ante el mundo social, como hombre de ciencia y no como ser humano. El sistema de significatividades que gobierna la interpretación de sentido común en la vida cotidiana se origina en la situación biográfica del observador. Al ser un científico, ha reemplazado su situación biográfica personal por una situación científica.
Solamente el problema científico determina lo que es significativo para el científico. Esto quiere decir Weber cuando postula la objetividad de las ciencias sociales. ¿Cómo procede el experto en ciencias sociales? Observa ciertos hechos y sucesos de la realidad social que se refieren a la acción humana y construye pautas típicas de conductas o de acción a partir de lo que ha observado. A continuación coordina modelos de actores ideales, a quienes imagina dotados de conciencia. Esta conciencia está restringida: no contiene más que los elementos significativos para aplicar las pautas de cursos de acción observados.

El lenguaje como medio de la experiencia hermenéutica: Gadamer.
Gadamer nos impulsa una serie de conclusiones para entender lo que es la comprensión: 1) comprender es ponerse de acuerdo con alguien sobre algo; 2) el lenguaje es el medio universal para lograr la comprensión; 3) el diálogo es el modo concreto de alcanzar la comprensión; 4) todo comprender viene a ser un interpretar; 5) la comprensión se mueve en un círculo encerrado en la dialéctica de pregunta y respuesta; 6) la dimensión lingüística de la comprensión indica que es la concreción de la conciencia de la historia efectual; 7) la tradición consiste en el medio del lenguaje, en cuanto el pasado se actualiza, se reconoce su sentido, en el presente, a menudo con nuevas iluminaciones.

POSTURA DIALÉCTICA O CRÍTICO-HERMENÉUTICA: Se pone de lado de los críticos del reduccionismo positivista. Hay en Marx una admiración que le induce a enfatizar el dominio técnico del hombre sobre la naturaleza en la línea de un subjetivismo dominador al estilo de Bacon y Descartes. Marx acentúa el desarrollo de las fuerzas productivas como causa de la vida social y humana en general. Marx mantuvo una tensión dialéctica entre el dominio de la naturaleza, el conocimiento técnico y el interés de dominio y control, con la interacción que se desarrolla por medio del lenguaje y cristaliza en instituciones, la reflexión crítica que pone en evidencia las diferencias en la distribución de lo producido y la tensión hacia una sociedad emancipada y justa que implica una interpretación del hombre y la historia. Nosotros recogemos la disputa de Adorno y Habermas con el racionalismo crítico de Popper y Albert.

Teoría analítica de la ciencia y dialéctica: Habermas.
Habermas defiende una teoría de la ciencia fundamentada en la dialéctica y en la crítica dentro de la categoría de totalidad.
La sociedad entendida como totalidad dialéctica y la ciencia (sociología) desde la interrelación.
Adorno concibe la sociedad como totalidad en ese sentido en que el todo no es igual a la suma de sus partes. La ilustración dialéctica hace suya una creencia abandonada por el positivismo, según el cual: el proceso de investigación organizado por los sujetos pertenece a la trama objetiva cuyo conocimiento se busca. Esta creencia presupone la sociedad como totalidad y presupone unos sociólogos que se reflejan a partir de su interrelación.
La totalidad se ha de comprender dialécticamente, y la dialéctica, hermenéuticamente.
La exigencia, sin embargo, de que la teoría, en su constitución, y el concepto, en su estructura, se adecuen a la cosa y que la cosa se imponga en el método por su propio peso, no puede ser hecha efectiva más allá de toda teoría modelizadora sino dialécticamente. El aparato científico tan solo arroja luz sobre un determinado objeto, de cuya estructura debe haber entendido algo previamente, por otra parte, en el supuesto de que las categorías escogidas no queden fuera del mismo. Este círculo no puede ser salvado mediante inmediatez empírica alguna de la vía de acceso; solo cabe revisarlo dialécticamente a partir de una herméutica natural del mundo social de la vida.
Relación entre teoría y experiencia.
Con la relación entre la teoría y su objetivo varía también la relación entre teoría y experiencia. La observación controlada de un determinado comportamiento físico, organizado en un campo aislado en circunstancias reproducibles por sujetos cualesquiera intercambiables, permite juicios de percepción válidos de manera intersubjetiva.
Ciencias empíricas son aquellas cuyos enunciados discutibles son controlados por medio de una experiencia. A ello se opone una teoría dialéctica de la sociedad. Si la construcción de la teoría, la estructura de los conceptos y la elección de las categorías y modelos no pueden efectuarse siguiendo las reglas abstractas de una metodología, sino que no cabrá identificar solo posteriormente la teoría con una experiencia que no podrá menos de quedar restringida. La coherencia de la orientación teorética respecto del proceso social general remite a la experiencia. Pero las consideraciones de este tipo provienen de una experiencia que aún no ha arrojado de sí el suelo de resonancia de un entorno social centrado en la formación y cultura adquiridas por el sujeto entero.
Relación entre teoría e historia (filosofía de la historia).
La relación entre teoría y experiencia determina también la relación entre teoría e historia. Los métodos empíricos-analíticos ponen igual énfasis en la contrastación de las hipótesis legales. Las ciencias históricas se miden de acuerdo con estos criterios; solo que combinan los medios lógicos de cara a otro interés cognoscitivo. La meta no es la derivación y contrastación de leyes universales, sino la explicación de acontecimientos individuales. La forma lógica de la explicación causal es la misma en todos los casos; pero las hipótesis cuya contrastación empírica se busca se refieren a leyes obtenidas por vía deductiva con condiciones dadas. En el análisis de determinadas causas de ciertos acontecimientos aislados puede que las leyes resulten problemáticas: tan pronto como el interés de la investigación se desvía de los enunciados singulares hipotéticos, destinados a explicar acontecimientos específicos, y se dirige básicamente a los enunciados hipotético-generales, a las leyes, por ejemplo, del comportamiento social, aceptadas hasta entonces como simplemente triviales, el historiador se convierte en sociólogo; el análisis pasa a corresponder al dominio de una ciencia teorética.
Una teoría dialéctica de la sociedad afirma la dependencia de los fenómenos particulares respecto de la totalidad.
Diferenciación entre dialéctica y hermenéutica.
Una teoría dialéctica de la sociedad procede hermenéuticamente. Comienza por obtener ya sus categorías a partir de la propia conciencia situacional de los individuos que actúan. Como la dialéctica se sustrae al objetivismo, desde cuya perspectiva las relaciones sociales existentes entre seres humanos históricamente actuantes son analizadas de manera idéntica a como pueden serlo las relaciones legales entre cosas, se libra también del peligro de la ideologización, peligro que subsiste durante el tiempo todo en el que la hermenéutica mide y considera dichas relaciones de acuerdo.

Conocimiento e interés: Habermas.
Habermas distingue 3 categorías de procesos de investigación: ciencias empírico-analíticas, ciencias histórico-hermenéutica, y ciencias orientadas críticamente o ciencias sistemáticas de la acción, a las que ordena 3 diferentes intereses cognoscitivos o intereses directores del conocimiento: interés técnico, interés práctico e interés emancipatorio.
En el punto de partida de las ciencias empírico-analíticas hay un interés técnico; en el de las ciencias histórico-hermenéuticas hay un interés práctico; y en el de las ciencias orientadas críticamente hay un interés emancipatorio.
En las ciencias empírico-analíticas el sistema de referencia (que prejuzga el sentido de los posibles enunciados científico-experimentales) fija reglas para la construcción de teorías y para su comprobación crítica. El saber empírico-analítico es un saber prognóstico. El sentido de tales prognosis, a saber, la posibilidad de su utilización técnica, se deduce de las reglas según las cuales aplicamos teorías a la realidad.
Las ciencias histórico-hermenéuticas logran su conocimiento en otro marco metodológico. Aquí el sentido de la validez de los enunciados no se constituye en el sistema de referencia de la disposición técnica. La comprensión del sentido en lugar de la observación abre paso a los hechos. Las reglas de la hermenéutica determinan el posible sentido de los enunciados de las ciencias del espíritu.
El mundo del sentido transmitido solo se abre al intérprete en la medida en que se esclarece allí a la vez el propio mundo. El que comprende establece una comunicación entre ambos mundos; entiende el contenido objetivo de lo transmitido en cuanto se aplica la tradición a sí mismo y a su situación. El comprender el sentido se dirige según su estructura a un posible consensus de los actores en el marco de una transmitida inteligencia de sí mismo. Aquí usamos la designación de interés práctico del conocimiento.
Las ciencias sistemáticas de la acción (economía, sociología y política) tienen el fin de obtener saber nomológico. Una ciencia social crítica se esfuerza por comprobar cuando los enunciados teoréticos captan leyes invariantes de la acción social y cuando reflejan relaciones de dependencias ideológicamente congeladas, pero en principio mutables. En tanto este es el caso, cuenta con que la información desate un proceso de reflexión en la conciencia del afectado mismo. La reflexión sobre sí mismo está determinada por un interés cognoscitivo emancipatorio.


BERMAN – Todo lo sólido se desvanece en el aire.

Se hace necesario aclarar la distinción entre Modernidad y Modernismo. Esta primera, es considerada como un tiempo de crisis histórica, que coincide con el auge histórico del capitalismo y a su vez con el desencanto y secularización del mundo.
La modernización afecta lo social, lo cultural y lo personal. Su especificidad en la esfera cultural (saberes, creencias y valores) está signada de manera distinta para el mundo occidental europeo y para el mundo latinoamericano. En el primero, la Ilustración fue el hito principal del proceso de formación cultural con que se identifica la modernización occidental, este proceso se desarrolló entre fines del siglo XVI y fines del XX. A diferencia de la Modernidad, el Modernismo alude a un período artístico de unos quince años, iniciado en Europa hacia 1890 y terminado en los primeros años del siglo XX.
Establecida esta distinción inicial, entraremos más en profundidad en cada uno de estos conceptos. Berman, considera a la modernidad como un conjunto de experiencias vitales, en el que están involucrados la aventura y el poder, el crecimiento y la transformación. Pero siempre bajo la amenaza de que todo se puede destruir, dado su carácter de disgregación y renovación. Experiencia del tiempo y el espacio, de uno mismo y de los demás, de las posibilidades y los peligros de la vida, experiencia que no propone fronteras y por lo tanto traspasa etnias, clases, nacionalidad, religión e ideologías.
Este autor plantea que la Modernidad se inicio a fines de la Edad Media, momento en el que la cultura occidental fue partícipe de grandes cambios que modificaron radicalmente la visión del mundo para el hombre de aquel entonces. De aquí la aparición de un nuevo sujeto, portador de un pensamiento autónomo y excepcional montado sobre el pilar de su individualidad, fue el sujeto que surgía en una época donde se daba el descubrimiento de América, los avances en astronomía, que permitieron la aparición de figuras independientes que incursionaron por sí mismas en la realidad y en los distintos saberes que motivaban su interés. En el siglo XVIII con la Ilustración, brotaría este pensamiento centrado en el ser humano y sus capacidades racionales de entender todo lo que lo rodea. Sin embargo, el inicio de la manera “moderna” de pensar y ver el mundo, tendrían el germen de la época moderna en el siglo XVI.
“Al la espera de un asidero en algo tan vasto como la historia de la modernidad”, citando a Berman, éste divide la historia de la Modernidad en tres fases:
Una primera fase que abarca los siglos XVI-XVII, momento en el cual aún no había conciencia de la vida moderna ni de estar frente a un proceso colectivo de cambio.
Una segunda fase iniciada con la serie de revoluciones de la década de 1790 -la Revolución Francesa trajo un público que ya podía ser considerado “moderno”, afectado por una época de cambios abruptos en la vida social, política y personal-: en esta etapa, afirma Berman, aún se recordaba la etapa no moderna anterior y los individuos se sentían viviendo dos mundos al mismo tiempo.
La tercera fase y última es el siglo XX, en que se expande el proceso de modernización abarcando todo el mundo, triunfando lo que Berman llama "la cultura mundial del modernismo".
El concepto de modernidad de Marshall Berman, señala que ésta es una experiencia vital que une en desunión a toda la humanidad, que actúa a la manera de un remolino de promesas y amenazas simultáneas. Esta experiencia vital en perpetuo cambio que es la modernidad se funda en una serie de elementos o procesos que conforman lo que Berman llama la modernización:
Situado dentro del marco del mercado capitalista mundial, en continuo desarrollo y mutación, se conforma por los grandes descubrimientos científicos que cambiaron la imagen del universo, del hombre y del mundo, la industrialización de la producción, que transformó el conocimiento científico en tecnología y aceleró el ritmo de vida, creando nuevos mecanismos de funcionamiento social. Además, abarca el crecimiento urbano desmesurado, sumado a los movimientos sociales masivos que buscaban ser escuchados. También dentro de esta “experiencia vital”, se encuentra la interrelación entre distintas sociedades por los macro sistemas de comunicación, el fortalecimiento de los estados nacionales basado en un aparato burocrático y la aspiración a expandirse.
Para Berman, la expansión de la modernización, provocó una manera de pensar de tipo modernista. Esto significa, una manera de pensar situada en lo efímero y pasajero de un sistema de valores sujeto a continuos cambios.
De este modo, el modernismo para Berman será una determinada cosmovisión situada dentro del marco de la modernización, según la cual se tiene la sensación de que nada permanece. Por este motivo Berman considera que la crisis del siglo XIX es la tercera fase y ultima de la modernidad: aquí se funden los procesos externos con los que ocurrían en el interior de los individuos, ajustando la modernización con la conciencia modernista y dando forma a un fenómeno ya no sólo económico o social sino cultural. Este nuevo estadio que nace en el siglo XIX, que continuaría en el siglo XX y en adelante hasta hoy, es aquel donde se lograr la toma de conciencia que no se había en las fases anteriores.
En general, se señala como eje en torno al cual detona la modernidad al siglo XVIII y la Ilustración –momento en que se produce una eclosión del antropocentrismo y de la fe en el saber humano y su capacidad de progresar hacia estadios más perfectos y felices.

“LAS PALABRAS Y LAS COSAS”. FOUCAULT.

Capitulo 1
No se tratará de conocimientos descritos en su progreso hacia una objetividad en la que, al fin, puede reconocerse nuestra ciencia actual: lo que se intentará sacar a la luz es el campo epistemológico, la episteme en la que, los conocimientos, hunden su positividad y manifiestan así una historia que no es la de perfección creciente, sino la de sus condiciones de posibilidad. Más que una historia, en el sentido tradicional de la palabra, se trata de una arqueología.
Esta investigación arqueológica muestra dos grandes discontinuidades en la episteme de la cultura occidental: aquella con la que se inaugura la época clásica y aquella que, a principios del S. XIX, señala el umbral de nuestra modernidad.

Cuestión epistemológicaà episteme
§                     “reservado para el conocimiento científico griego”
§                     la verdad es construida, no hay verdades objetivas.
§                     Para Foucault es la estructura subyacente que actúa, que opera de forma inconsciente.
§                     Nunca, en ningún tipo de episteme el campo de lo dicho ocupa el mundo visible. Se puede nombrar el mundo pero no todo.


PALABRAS                                                     COSAS
(Lo dicho)


                                 ESPACIO DEL
                                    HOMBRE.

El hombre: es sólo una invención reciente, una figura que no tiene ni dos siglos, un simple pliegue en nuestro saber y que desaparecerá en cuanto éste encuentre una forma nueva.
Ejeà hombre
Problemaàtemporalidad.

La historia de la locura sería la historia de lo OTRO,  lo que para una cultura es a la vez interior y extraño, debe por ello excluirse, pero encerrándoselo. La historia del orden de las cosas sería la historia de lo MISMO, aquello que para una cultura, es a la vez disperso y aparente debe, por ello, distinguirse mediante señales y recogerse en las identidades.

S. XVI- XVII
Se crean loqueros para encerrar a los locosàlos distintos. No se toleran. Lugares de enclaustramiento.

Las meninas.

La relación del lenguaje con la pintura es una relación íntima. No por que la palabra sea imperfecta y, frente a lo visible, tenga un déficit que se empeñe en vano por recuperar. Son irreductibles una a otra: por bien que se diga lo que se ha visto, lo visto no reside jamás en lo que se dice, y por bien que se quiera hacer ver, por medio de imágenes, de metáforas, de comparaciones, lo que se está diciendo, el lugar en el que ellas resplandecen no es el que despliega la vista, sino el que definen las sucesiones de la sintaxis.

LA HERMENÉUTICA Y LAS CIENCAS SOCIALES” BAUMAN.

Introducción: el desafío de la hermenéutica.

§                     Fue en el siglo XVI cuando la hermenéutica emergió de su relativa oscuridad y rápidamente se convirtió en el centro de argumentación erudita. Esta súbita preeminencia se debió al debate católico protestante, sobre el texto de la Biblia y lo que se entendía como el problema esencial, el verdadero significado de su mensaje.

§                     La nueva imagen del artista (abarcar toda su característica de individualidad, el universo interior del artista, cuya representación  es la obra de arte) y de su obra, fue registrada en la historia intelectual del mundo occidental bajo el nombre del Romanticismo.

§                     La hermenéutica, para permanecer fiel a su actividad, ahora debía extender sus intereses más allá de la fiel descripción y el análisis estructural del texto. Debía interpretar, arriesgar hipótesis respecto del mensaje oculto del texto.

§                     La ciencia era considerada como una fórmula legal-racional absoluta y, por lo tanto, como una actividad impersonal y democrática. El descubrimiento era asunto de genio o de talento, pero su convalidación estaba basada sobre reglas que podrían ser aplicadas por quienquiera que dominara en el consenso general los conocimientos que era dable alcanzar, los cuales, x lo tanto, no dependían de las diferencias que pudieran suscitarse en la personalidad de los científicos.

§                     La comprensión significa proceder por círculos, consiste en una interminable recapitulación y una nueva valoración de las memorias colectivas pero siempre selectivas. La dificultad se origina en el hecho de considerar como específico el estudio social, al presentar las esencias “comprensivas” cuyos problemas son desconocidos para las ciencias basadas en la mera ”explicación”.

Capítulo 1: el surgimiento de la hermenéutica

§                     No parece haber razón de por qué no es posible, a partir de los objetos conocidos, realizar un viaje de regreso al punto de partida, desde los objetos hacia sus orígenes espirituales. La hermenéutica, por lo menos en este primer estadio, confiaba en sí misma, por no decir que se despreocupaba, respecto de las dificultades que tal aventura pudiera presentar. Esta confianza en sí misma se basaba filosóficamente en el supuesto de la unidad esencial del espíritu.

§                     El famoso “círculo hermenéutico”, no es particularmente un método de estudio ingenioso y eficiente; es, en la realidad de los hechos, la verdadera lógica de la comprensión como tal

§                     Las palabras son reveladoras de la vida en cuento son oídas. El entendimiento correcto se cumple sin la necesidad de interpretación. El fin y el sentido conforman una unidad

§                     No todos los objetos de creación humana requieren una interiorización para ser comprendidos. Dilthey sugiere dos vastas clases de acciones humanas.
  1. La de los conceptos, sus contenidos intelectuales pueden ser captados en su propio contexto.
  2. La otra clase consiste en la conducta humana. Está relacionada regularmente con sus fines.

§                     Recordamos que sólo es posible captar el sentido de aquel objeto que es significativo en sí mismo.

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