miércoles, 12 de octubre de 2011

Cortés, Menéndez... El Papel del trabajo materno...

El Papel del trabajo materno en la salud infantil
Contribuciones al debate desde las ciencias sociales
-Cortés, Menéndez, Rubalcava-
Aproximaciones estadísticas y cualitativas, oposiciones, complementaciones e incompatibilidades
Introducción
Comentarios respecto a las aproximaciones estadística y cualitativa en sociología y sociodemografía a partir de la revisión de un conjunto de investigaciones referidas a la problemática del cuidado infantil y de sus potenciales consecuencias en el proceso salud-enfermedad. Se utilizan técnicas estadísticas, datos no construidos intencionalmente para medir o comprender el cuidado infantil.
Excluyendo la generada por la antropología social y la etnología.
Supuestos básicos
Nuestros comentarios parten de una serie de supuestos, de los cuales subrayamos los siguientes:
A-Las aproximaciones estadísticas y cualitativas no deben ser consideradas como opuestas o antagónicas, sino como complementarias
B-El uso profesional e institucional de ambas aproximaciones es lo que las ha convertido en supuestamente antagónicas
C-La selección del tipo de aproximación idónea debería depender del tipo de problema a investigar
D-Las técnicas de obtención y de análisis de la información, tanto estadísticas como cualitativas, son instrumentos cuyo uso implica dos requisitos básicos: primero, decidir cuál es la más estratégica, y segundo, poseer las habilidades artesanales para saber utilizarla correctamente.
E-Toda investigación supone un proceso de reconstrucción de la realidad a investigar; en consecuencia, el tipo de aproximación que se utilice condicionará el tipo de reconstrucción que se produzca.
F-La selección de las aproximaciones estadística o cualitativa dependerá, en parte, del nivel de análisis en el que el investigador considere que debe ser estudiado el problema planteado
G-Aunque pueden ser usadas complementariamente, cada una de dichas aproximaciones resulta más adecuada que la otra para describir y analizar problemas específicos
H-La formación del investigador influirá en la selección de una u otra aproximación.
La discusión sobre el uso de las dos aproximaciones señaladas debe partir, a nuestro entender, de lo que realmente se produce en términos de investigación. Hace menos de quince años, el uso de técnicas cualitativas era casi inexistente. Comenzaban a proponerse ensayos teóricos sobre la importancia de lo cualitativo, pero el número de investigaciones era muy escaso. Entre mediados de los cincuenta y los ochenta, la sociología latinoamericana se caracterizaba por la producción de ensayos sociológicos teóricos y por trabajos estadísticos. Las corrientes dominantes en sociología tendieron a excluir el uso de aproximaciones cualitativas, inclusive las teorías sociológicas más identificadas con ellas.
Las unidades de observación y análisis como construcciones
Para la teoría sociológica, la unidad siempre ha sido algún tipo de conjunto social, a través del cual se observan los comportamientos no sólo de dichos conjuntos sino de los individuos que los constituyen. La selección del sujeto idóneo o más “representativo” para ser entrevistado o encuestado no debe implicar la idea de que aquél sea por sí mismo el conjunto social, ni tampoco que se esté asumiendo en la práctica una concepción individualista de la estructura social. Lo que posibilita generar expectativas conductuales es el conjunto social y no la condición de sujeto aislado. El investigador debe pensar el proceso en términos del grupo y no del individuo.
La selección de un concepto, que en este caso se refiere a la unidad de observación y análisis, debe ser guiada por su vinculación con el problema planteado; y, en consecuencia, puede ocurrir que ninguno de estos dos conceptos sea el más pertinente.
En la selección de las unidades debe tomarse en cuenta, primero, el núcleo problemático de la investigación, y en segundo lugar, las habilidades y recursos disponibles. Lo que no debe ser decisivo es el criterio de mayor facilidad en la selección, si es que la unidad no produce la información considerada como la estratégica para abordar el problema planteado. Al señalar esto, nos referimos no sólo a las unidades, sino también a los instrumentos, tanto de tipo estadístico como cualitativo. En consecuencia, el investigador debería explicitar con la mayor precisión posible sus interrogantes centrales, qué considera como información estratégica, y los medios convenientes para obtenerla y analizarla. Esto implica, por lo tanto, que la selección de la aproximación a utilizar debe incluir una evaluación de las limitaciones que el instrumento aplicado pueda tener.
Si en nuestro marco metodológico no están realmente considerados determinados problemas, y por lo tanto, la búsqueda de un determinado tipo de información, ésta no será encontrada o sólo serpa recuperada en forma tal que no sirva lo suficiente para estudiar la problemática planteada. Dado el diseño menos clásico de la aproximación estadística, la falta de una reflexión metodológica a fondo tendrá consecuencias más negativas que en las investigaciones que manejan aproximaciones cualitativas, ya que en éstas pueden corregir –o al menos atenuar- las deficiencias, durante el proceso de recabación de información. Debe subrayarse que no se está negando la posibilidad de que surja “lo inesperado”; por el contrario, se trata de asegurar que lo inesperado emerja, y sobre todo de producir información estratégica.
La importancia de la decisión sobre qué datos son estratégicos y sobre la posibilidad de obtenerlos puede ejemplificarse mediante el análisis de un indicador que en varias de las investigaciones aparece como central. El investigador debe decidir, desde el inicio si lo que más le interesa es la posibilidad comparativa de los datos o la explicación del problema propuesto respecto de su universo de investigación. Desde nuestra perspectiva, lo sustantivo debería ser el tratar de explicar el problema específico para el universo seleccionado: la comparabilidad debe pasar a ser secundaria. Por supuesto que no negamos la necesidad de producir investigaciones que manejen indicadores comparables; pero lo nuclear en todo proyecto debe referirse, en primer lugar, a la especificidad del problema planteado. Si el objeto comparativo conduce a perder calidad en la información, dicho efecto se convierte en negativo para el propósito de explicar el problema específico.
Sobre la investigación estadística y la cualitativa
Parecería que no hay criterios claros que permitan clasificar de manera inequívoca una investigación como perteneciente a la clase de las cualitativas o de las estadísticas. Ello se debe, en parte, a que los criterios que se emplean no son siempre los mismos ni tal vez los más adecuados. Las clasificaciones más frecuentes se hacen a partir de:
A-los instrumentos de recopilación
B-las técnicas de los análisis de la información
C-una combinación de a y b
D-consideraciones derivadas de la información misma
Aunque en ocasiones se explicita la óptica con la que se procede a clasificar cuando no parece claro el punto de corte que separa a uno y otros tipos, suelen surgir complicaciones adicionales.
Desde el punto de vista de los instrumentos de recopilación de información, suele decirse que el uso de cuestionarios, ya sea con preguntas cerradas o abiertas, imprime el sello cuantitativo a la investigación. Por otra parte, las investigaciones cualitativas utilizan la entrevista, la observación participante, la construcción de situaciones sociales paradójicas, etc.
Ambigüedades. No se ve con claridad por qué el poner un conjunto de preguntas sobre un papel (cuestionario) hace que la investigación sea diferente a aquélla que se realiza mediante una entrevista.
Lo importante no es poner o no por escrito la información, sino la elasticidad del instrumento para producirla y para incluir las “novedades” que surjan en su aplicación. Según esta interpretación, los instrumentos estadísticos tendrían menor elasticidad que los cualitativos. Si bien la aplicación de cuestionarios abiertos puede tener una determinada flexibilidad, lo que no ocurre con los cerrados, no cabe duda de que, sobre todo la observación basada en una larga permanencia en el trabajo de campo, posibilita no sólo modificar el instrumento, no sólo incluir “novedades” sino utilizar la información recabada para producir nueva información, posiblemente sea por esta característica que puede fundamentarse no sólo la diferenciación sino, sobre todo, la necesidad de complementación.
La aproximación estadística puede establecer generalizaciones a partir de muestras aleatorias, mientras que la investigación cualitativa no puede hacerlo.
En las aproximaciones cualitativas, la diferenciación está planteada generalmente desde las características de los procesos sociales y su manifestación fenoménica; son estas características las que hacen necesario, por lo menos parcialmente, el uso de técnicas como la observación participante durante un largo lapso de permanencia en el campo donde se estructura la realidad a investigar. Hay ciertos datos que pueden ser los más estratégicos y que sólo podrán obtenerse mediante técnicas cualitativas.
Lo determinante de esta situación, es la existencia d dos procesos complementarios que, dentro de la sociología fueron tempranamente reconocidos por las orientaciones weberianas y durkheimianas. Por una parte, que la realidad se estructura según cada sociedad y cada grupo, de tal manera que existen esferas prohibidas, privadas, ocultadas, y que dicha realidad opondrá a través de sus sujetos y grupos, sus concepciones culturales para opacar –o directamente negar- la información que permita observar dichas prohibiciones y privacidades que pueden ser documentados a través de instrumentos estadísticos, pero hay otros que no; y para determinados problemas ésa es la información estratégica.
Sobre la posibilidad de medir
Respecto a la medición, en primer lugar se debe desechar la idea de que medir implica utilizar el sistema numérico.
Una de las definiciones de “medición” la conceptualiza como la operación que pone en correspondencia propiedades observables de los objetos con un lenguaje formal que permite realizar operaciones con ellos, tales como clasificarlos, ordenarlos, ponerlos en correspondencia, relacionarlos, etcétera. De todos los lenguajes formales que se pueden usar para mediar, hay dos que se utilizan con frecuencia: la aritmética y la lógica. Tal vez aquí se encuentra un buen punto para establecer una diferenciación más entre investigación cualitativa y estadística. La primera usaría el lenguaje de la lógica como lenguaje de medición, en tanto la segunda usaría el de la aritmética. Esta perspectiva permite establecer una relación entre ambos tipos de investigación, ya que la aritmética puede ser referida a la lógica
La revisión de la trayectoria del uso de aproximaciones estadísticas y cualitativas permitiría observar con mayor claridad lo que estamos señalando. Si bien muchos desarrollos de la estadística se generaron en su relación con las ciencias naturales –especialmente con la física- hubo, sin embargo, contribuciones importantes que surgieron de los problemas planteados por científicos sociales y por sociólogos, como son los casos del análisis factorial y el análisis de asociación. Además durante los últimos cuarenta años ha habido una explosión de técnicas nuevas, que aún hoy siguen desarrollándose, especialmente diseñadas para analizar variables nominales, como los modelos loglineales, la regresión logística, las técnicas de clasificación, etcétera.
En el caso de las técnicas cualitativas, prácticamente la totalidad de las mismas ha surgido de las ciencias sociales y antropológicas; algunas de ellas influyeron en particular en el campo de la biología. Suele no tomarse en cuenta que uno de los trabajos claves en el desarrollo de la sociología y de la antropología –nos referimos a la producción de Durkheim y en particular a su investigación sobre el suicidio- combina el uso de las aproximaciones cualitativas y cuantitativas.
El examen realizado muestra que la oposición entre ambas aproximaciones es difícil de sostener. En efecto, si el criterio para distinguirlas se localiza en la  medición entendida en los términos señalados, entonces la diferencia no es de esencia sino de grado.
En la medida en que las diferencias entre las investigaciones cualitativas y estadísticas sean planteadas exclusivamente en términos de medición, la oposición entre ambas desaparece, dado que las diferencias son de grado. Cabe preguntarse qué criterios usa el investigador para decidir entre una y otra opción.
Uno de los criterios tiene que ver con los objetivos de la investigación y no sólo con el problema a investigar. Si un estudio busca asegurar el tipo de acción por desarrollar sobre un amplio sector de la población, es muy posible que proponga la necesidad de trabajar con muestras aleatorias que ofrezcan una seguridad comparativa a las recomendaciones. La generalización podría ser válida fuera de los linchamientos del muestreo estadístico en aquellos casos en que se identifiquen situaciones donde el fenómeno se presenta con claridad, en el caso de fenómenos con escasa variabilidad, o en los casos que presenten variabilidad, pero se construyan instrumentos que permitan captarla y hacer generalizaciones.
Posiblemente, en la teoría sociológica el instrumento más utilizado para establecer generalizaciones ha sido el de “tipo”. El “modo de producción” o la  “sociedad mecánica” fueron reducidos a tipos económicos, tipos familiares, como instrumentos de ordenamiento, comparación y desarrollo de procesos a los cuales se aplicaron, por otra parte, técnicas tanto estadísticas como cualitativas. Pero gran parte de la generalización siguió dándose en términos cualitativos.
Indudablemente, en la discusión que sostienen los que de manera excluyente plantan la hegemonía de las aproximaciones cualitativa o estadística, no sólo intervienen consideraciones de tipo metodológico e institucional sino también toóricas. Desde nuestra perspectiva, la legitimidad de establecer diferencias respecto a la teoría debe analizarse en torno a problemas de investigación específicos. De la discusión precisa de éstos de donde  pueden surgir no sólo las diferentes propuestas teóricas, sino lo que consideramos como más importante para esta discusión: el tipo de información que cada una permite obtener y cómo logran captarla y analizarla.
Entre las corrientes que utilizan preferentemente técnicas cualitativas, el punto de partida más general se refiere a la realidad social como constituida por lo menos en parte, por los significados y sentidos que producen y manejan los diferentes actores sociales. Más que aceptar o negar a priori esta afirmación, la cuestión, a nuestro entender, radica en relación esta concepción de la realidad con los proyectos de investigación, y  verificar, a través de los mismos, su legitimidad.
Si aceptamos esto, la segunda interrogante se refiere a cómo obtener la información sobre dichos significados. De entrada, sostenemos que una parte podrá obtenerse mediante aproximaciones estadísticas pero otra sólo podrá conseguirse a través de técnicas cualitativas. Las discusiones sobre el uso de ambas aproximaciones, sobre su supuesto antagonismo o complementación, sobre sus capacidades diferenciales de medición, deben ser referidas a problemas específicos y a las formas más apropiadas de trabajar con ellos. Discutir en términos exclusivamente teorizantes o metodologizantes resulta con mucha frecuencia estéril, si dichas discusiones no son referidas a los problemas por investigar.

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