Unidad VIII
Bordieu
Algunas Reflexiones sobre el método Un orden de exposición, tan cercano como fuera posible a la propia marcha de investigación y de presentar progresivamente, en el mismo orden en que habían sido efectuadas, las operaciones que habían permitido explicar sistemáticamente los datos directamente recogidos en el curso de diferentes encuestas estadísticas y etnográficas. Se esperaba imponer así de manera más natural un cuerpo de hipótesis teóricas.
Algunas Reflexiones sobre el método Un orden de exposición, tan cercano como fuera posible a la propia marcha de investigación y de presentar progresivamente, en el mismo orden en que habían sido efectuadas, las operaciones que habían permitido explicar sistemáticamente los datos directamente recogidos en el curso de diferentes encuestas estadísticas y etnográficas. Se esperaba imponer así de manera más natural un cuerpo de hipótesis teóricas.
Por ejemplo, la música, el cine, la cocina, el vestido a dos o tres preguntas (a veces a una sola), que a su vez, tenían que sustituir muy a menudo a toda una batería de tesis o de observaciones. La encuesta realizada con cuestionario cerrado no es nunca otra cosa que un recurso, ni malo ni bueno, impuesto por la necesidad de obtener un número importante de informaciones comparables sobre una población lo suficientemente numerosa como para permitir el tratamiento estadístico_: en premier lugar, deja escapar casi por completo todo lo concerniente a la modalidad de las prácticas: ahora bien, en un campo como es el del arte, entendido en el sentid de manera particular d ser y de hacer, como “arte de vivir”, la manera de realizar las prácticas y la manera de hablar de ellas, desengañada o desenvuelta sería apasionada, constituyen a menudo toda la diferencia (al menos siempre que se trata de prácticas comunes, como la televisión o el cine). La encuesta de la SOFRES nos suministra todas las informaciones necesarias para la construcción del sistema de los principios explicativos de los consumos y de las prácticas, no se posee casi ninguna indicación sobre el patrimonio económico (propiedades rurales o urbanas, beneficios industriales y comerciales, etc.) o cultural, objetivado o incorporado ni tampoco sobre el origen social y la carrera anterior de los encuestados. La encuesta realizada por el CESP permite llenar algunas de las lagunas pero de manera muy imperfecta, debido a hecho de que únicamente se dispone, en este caso, de la distribución por periódico o semanario leído. Por lo que se refiere a la encuesta realizada por el Secretario de estado para la cultura. Contiene unas informaciones muy interesantes pero no permite el análisis por fracciones (al no haber sido recogida la información precisa sobre las profesiones). La encuesta del INSEE sobre el tiempo libre, encuentra sus límites en la naturaleza de la clasificación empleada, en el hecho de que haya que entenderse con las prácticas declaradas que, como se sabe, no mantienen una relación perfectamente constante, según las clases con las prácticas efectivas, el hecho, por último, de que la encuesta no suministra información alguna sobre la calidad de los consumos culturales y subestima, pues, la dispersión de las prácticas. Al reducir las diferentes clases de prácticas y consumos a su frecuencia, es decir, a la cantidad, en materia en la que casi todo es cuestión de calidad, se minimizan sistemáticamente las diferencias entre las clases. Los límites de los datos recogidos y de cualquier información obtenida en una relación tan artificial, vagase lo que se haga, como es la interrogación por cuestionario, se han realizado a lo largo de todo el análisis, cada vez que surgía una dificultad o que lo exigía una nueva hipótesis, observaciones e interrogaciones en situación real. Todo se ha tenido que aprender, poco a poco, a transgredir la regla no escrita que quiere que únicamente puedan intervenir en la construcción científica los datos recogidos en las condiciones socialmente definidas como científicas, es decir, mediante la interrogación u observación previamente definida. Únicamente un diario de la investigación podría dar una idea justa de las innumerables elecciones y por consiguiente de las innumerables reflexiones teóricas, que es preciso operar, para terminar en un discurso que será tanto más logrado. Nos hemos, pues, contentado con dar las informaciones indispensables para comprender y controlar los pasos del análisis estadístico, con la preocupación de evitar tanto el énfasis metodológico, que a menudo oculta la ausencia de toda reflexión real sobre las operaciones, como la altura teórica, que priva al lector de todo instrumento de verificación. Queda un último problema que sin duda merecería un amplio desarrollo, el de la escritura: la dificultad principal, sobre todo para un tema como el de esta investigación, reside ene. Hecho de que el lenguaje empleado debe marcar al mismo tiempo una ruptura con la experiencia ordinaria, que no es menos necesaria para apropiarse de manera adecuada el conocimiento producido que para producirlo, y hacer sentir a los que no la conocen, o no quieren conocerla, la experiencia social correspondiente. Los análisis denominados concretos, a pesar de que no tengan nada de concreto en el sentido ordinario del término, puesto que suponen la construcción, están aquí para favorecer el retorno del producto de la descripción científica a la experiencia, y hacer más difícil la distancia y la neutralización que favorece de ordinario el lenguaje semi-culto de la falsa ciencia. Lo mismo ocurre con todos los documentos (facsímiles de libros o artículos, fotografías, extractos de entrevistas, etc.) que se han insertado en el propio texto, a fin de quitar las ganas de unas lecturas distraídas, a las que se suele llamar abstractas porque no tienen ninguna relación con la realidad. El arte es uno de los lugares por excelencia de la negación del mundo social. Pero la misma intención inconsciente de negación se encuentra en la base de muchos de los discursos que tienen como proyecto declarado el hablar sobre el mundo social y que en consecuencia, pueden escribirse y leerse, en el desdoblamiento. No es posible hacer progresar paciencia del mundo social ni difundirla si no es a condición de forzar el retorno de o reprimido, neutralizando, negando la negación bajo todas sus formas. Contra el discurso, no basta con demostrar, es necesario mostrar objetos e incluso personas, hacer tocar con los dedos-lo que no quiere decir señalar con el dedo, poner en el índice- y hacer entrar en una taberna popular, a unas personas que no saben ya pensar lo que hablan. La celebración y la provocación, no es otra que la de la inversión. El discurso científico sobre el arte y sobre los usos sociales de la obra de arte está destinado a parecer vulgar y terrorista al mismo tiempo: vulgar, porque transgredí el límite sagrado que distingue el reino puro del arte y de la cultura, del terreno inferior de lo social de lo político distinción que esta en la base, misma de los efectos de denominación simbólica ejercidos por la cultura o en su nombre: terrorista, porque pretende reducir a unas clases “uniformes” todo lo que es “explosivo” y “liberado”, “múltiple” y “diferente”, como se dice ahora, y encerrar la experiencia por excelencia del “juego” y del “goce” en las proposiciones a ras de tierra de un “saber” positivo, luego “positivista”, “totalizante” luego “totalitario”. La objetivación sólo es completa si objetiva el lugar de la objetivación, ese punto de vista no visto, ese punto ciego de todas las teorías, el chao intelectual y sus conflictos de intereses, donde se engendra a veces, por un accidente necesario, el interés por la verdad, y también las sutiles contribuciones que aporta al mantenimiento del orden simbólico, que con la mayor frecuencia le asigna la división del trabajo de dominación. Los obstáculos epistemológicos que la ciencia social tiene que superar son, en primer lugar, obstáculos sociales, por ejemplo, la representación común de la jerarquía de las tareas constitutivas de oficio de sociólogo, que lleva a tantos investigadores a alejarse de las actividades humildes, fáciles y fecundas par dirigirse hacia unos ejercicio difíciles y estériles al mismo tiempo, o un sistema anónimo disparatado, de las tesis o de la bagatela desalentando la combinación de una gran ambición y de una larga paciencia que se necesita para producir un trabajo científico. En efecto, a diferencia de las instituciones sugestivas a veces, del ensayismo, de la tesis, a veces coherentes, del teoreticismo, o de las observaciones, válidas a veces, del empirismo, los sistemas provisionales de proposiciones científicas que se esfuerzan por asociar la coherencia interna y la compatibilidad con los hechos no pueden ser producidos más que al precio de un trabajo lento, difícil y destinado a permanecer ignorado por todas las lecturas apresuradas que sólo pueden ver unas reafirmaciones repetitivas de tesis, intuiciones o hechos ya conocidos en el resultado provisional de una larga serie de totalizaciones, puesto que ignoran lo esencial, esto es, la estructura de las relaciones entre las proposiciones. 2 Taylor – Bogdan La observación participante en el campo La fase de trabajo de campo de la observación participante. El trabajo de campo incluye tres actividades principales. La primera se relaciona con un interacción social no ofensiva: lograr que los informantes se sienten cómodos y ganar su aceptación. El segundo aspecto trata sobre los modos de obtener datos: estrategias y tácticas de campo. El aspecto final involucra el riesgo de los datos en forma de notas de campo escritas. La entrada en el campo Los observadores permanecen relativamente pasivos a lo largo del curso del trabajo de campo, pero en especial durante los primeros días. Los observadores participantes “palpan la situación”, “avanzan lentamente”, “tocan de oído”, y “aprenden a hacer los nudos”. Durante el período inicial, la recolección de daos es secundaria para llegar a conocer el escenario y las personas. No es un poco común que los observadores se encuentren en medio de una lucha de poderes a propósito de su presencia. Es importante explicar quién es uno a todas las personas del escenario. Durante los primeros días en el campo, los investigadores se sienten invariablemente incómodos. Las observaciones son útiles sólo en la medida e que pueden ser recordadas y registradas. No permanezca en el campo si olvidará muchos de los datos o no tendrá tiempo para tomar notas. La negociación del propio rol A veces el desempeño de un rol familiar en un escenario representa algunas ventajas: se obtiene el acceso con mayor facilidad, el observador tiene algo que hacer, las personas no se inhiben en su presencia, a medida que el estudio progresa el observador perderá control sobre él y sufrirá limitaciones en la recolección de daos si se ve confinado a un estrecho rol organizativo. Un segundo problema que enfrentan los investigadores de campo consiste en que se les diga qué y cuándo observar. Los informantes compartirán aquellos aspectos de su vida y de su trabajo que se prestan a una visión favorable, y ocultarán los otros, o por lo menos los llevarán a un segundo plano. Tienden a proporcionar una perspectiva selectiva del escenario. En muchas organizaciones, las personas tratan de estructurar los tiempos en que se autoriza la vista de los observadores. Es típico que los funcionarios y el personal de dirección de las organizaciones traten de imponer a los observadores los límites de ciertos acontecimientos, como reuniones en días de fiesta o en días de puertas abiertas. Se debe tratar de resistir a los intentos de los informantes tendientes a controlar la investigación. Idealmente, son los propios investigadores los deben elegir los lugares y momentos para observar. Cuando los observadores estableen algún grado de rapport, por lo general logran acceso a más lugares y personas. El establecimiento del Rapport Establecer rapport con los informantes es la meta de todo investigador de campo. Cuando se comienza a lograr el rapport con aquellas personas a las que se está estudiando, se experimenta sensaciones de realización y estímulos. El de rapport no es un concepto que pueda definirse fácilmente. Significa muchas cosas: ü Comunicar la simpatía que se siente por los informantes y lograr que ellos la acepten como sincera. ü Penetrar a través de las “defensas contra el extraño” de la gente. ü Lograr que las personas se “abran” y manifiesten sus sentimientos respecto del escenario y de otras personas. ü Ser visto como una persona inobjetable ü Irrumpir a través de las “fachadas” (Goffman, 1959) que las personas imponen en la vida cotidiana. ü Compartir el mundo simbólico de los informantes, su lenguaje y sus perspectivas. El rapport aparece lentamente en la mayoría de las investigaciones de campo. Y cuando aparece, puede ser tentativo y frágil. Es dudoso que cualquier persona confíe por completo en otra, en todos los momentos y circunstancias. El rapport y la confianza pueden crecer y disminuir en el curso del trabajo de campo. Con ciertos informantes nunca se llega a establecer un verdadero rapport. Reverenciar sus rutinas Los observadores sólo pueden lograr el rapport con los informantes si se acomodan a las rutinas y modos de hacer las cosas de estos últimos. Los observadores no deben intervenir. Un consejo sobre cómo observar delincuentes que se aplica a la observación de cualquier tipo de personas: “Si él quiere sentarse frente a su aparato de televisión y beber cerveza mientras ve un partido durante un par de horas, usted hago lo mismo: si quiere caminar por la calle o ir de bar en bar, acompáñelo si quiere ir al hipódromo, vaya con él, si le dice (por cualquier razón) que ya es hora de que usted se pierda de vista, desaparezca”. Establecer lo que se siente en común con la gente Es natural que la gente quiera conocer los intereses y pasatiempos del observador. Ayudar a la gente Unos de los mejores modos de comenzar a ganarse la confianza de la gente consiste en hacerle favores. Ser humilde Los observadores se convierten en las personas que mejor conocen y entienden lo que piensa cada uno en el escenario de que se trate. Resérvese ese conocimiento para usted mismo. Deben ser cuidadosos en cuando a no revelar ciertas cosas que los informantes han dicho, aunque no la hayan hecho en privado. Desplegar un conocimiento excesivo hace al observador amenazante y potencialmente peligroso. Descubrirá que muchas personas tienen creencias que son imprecisas cuando no patentemente absurdas. No es necesario corregir esas creencias, con lo cual sólo se consigue que la gente se inhiba en nuestra presencia. Interesarse Innecesario es aclarar que hay que interesarse en lo que la gente tiene que decir. Hay modos para canalizar una conversación y evitar sutilmente a ciertas personas. Participación Cuando el compromiso activo en las actividades de las personas es esencial para lograr la aceptación, hay que participar por todos medios, pero sabiendo dónde trazar la línea divisoria. Cuando el compromiso coloca al observador en una situación competitiva con los informantes, lo mejor es retirarse. También se debe evitar actuar y hablar de modos que no se adecuan a la propia personalidad. También existen situaciones en las cuales uno desea apartarse de su estilo para señalar las diferencias que lo distinguen de los informantes. Debe evitarse cualquier participación que obstaculice la capacidad del investigador para recoger datos. Los investigadores de campo tienen también que cuidarse de no ser explotados por los informantes. Existe una diferencia entre establecer rapport y se tratado como un títere. Es fácil se afectado por amistades del campo al punto de renunciar a líneas embarazosas de indagación, de abandonar la perspectiva crítica que el trabajo de campo requiere. El problema del rapport excesivo subraya la importancia de establecer relaciones cooperativas tales como las de la investigación de campo en equipo. Informantes claves Los observadores participantes desarrollan relaciones estrechas y abiertas con todos los informantes. El rapport y la confianza aparecen lentamente en la investigación de campo. Con algunos informantes, el investigador nunca llegará al rapport. Los investigadores de campo tratan de cultivar relaciones estrechas con una o dos personas respetadas y conocedoras en las primeras etapas de la investigación. Los informantes claves son casi figuras heroicas. Los informantes claves apadrinan al investigador en es escenario y son sus fuentes primarias de información: lo muestran, los presentan a otros, responden por ellos, les dicen cómo deben actuar y le hacen saber cómo son vistos por otros. Los observadores participantes también esperan de los informantes claves que ellos les proporcionen una comprensión profunda del escenario, se los denomina “observador del observador”. Aunque los investigadores siempre están en busca de buenos informantes y apadrinadores, en general es sensato abstenerse de desarrollar relaciones estrechas hasta haber adquirido una buena sensibilidad al escenario. Aunque resulta una ayuda contar con un apadrinador e informante en el escenario, ese miembro de la dirección le impedía interactuar con otros directivos y con los entrenados. El observador se retrajo de la relación y sólo la restableció después de haber logrado conocer a otros. Las relaciones estrechas son esenciales en la investigación de campo. El informante clave correcto puede hacer o deshacer un estudio. Pero hay que estar preparado para retroceder en relaciones constituidas al principio de un estudio si y cuando las circunstancias lo exigen. Relaciones de campo difíciles El trabajo de campo está caracterizado por todos los elementos del drama humano que se encuentran en la vida social, conflicto, hostilidad, rivalidad, seducción, tensiones raciales, celos. En el campo, los observadores suelen encontrarse en medio de difíciles y delicadas situaciones. Las investigadoras con frecuencia enfrentan problemas en el campo, que no afectan por lo general a los hombres. Jonson (1975) llama “boicoteador” a un informante no dispuesto a cooperar en la investigación. Continúe siendo amistoso con ellos sin empujarlos a la interacción. Incluso aunque no pueda lograr que lo acepten, tal vez consiga evitar que se conviertan en sus enemigos y vuelvan a otros en contra de usted. Los observadores pueden encontrarse desgarrados por conflictos y luchas por el poder en la organización. Los bandos en lucha pueden disputárselo como aliado, o compensación a cambio de la información que se le brinde. Jonson encontró que, a cambio de información, trataba de manipularlo un supervisor que quería iniciarle un sumario a un asistente social. El mejor modo de conducirse en un conflicto consistía en escuchar con simpatía a ambas partes. El ardid está en hacer que los dos lados crean que el investigador secretamente concuerda con ellos, sin tomar realmente ninguna posición ni suministrar armas a nadie. Tácticas de campo Establecer y mantener el rapport con los informantes es una actividad en desarrollo a lo largo de toda la investigación de campo. Hallar modos de ampliar sus conocimientos sobre el escenario y los informantes. A continuación algunas tácticas para lograrlo. ü Actuar como ingenuo Presentarse como extraños ingenuos pero interesados, al presentarse como “incompetente aceptable”, uno puede formular preguntas sobre “lo que todo el mundo sabe”. Cierto grado de ingenuidad respecto de un escenario. ü Estar en el lugar adecuado en el momento oportuno Ubicarse en situaciones. El investigador puede pegarse a los talones de la gente, disputando invitaciones para ir a lugares o ver cosas, apareciendo inesperadamente o “jugando a dos puntas contra el medio”. Escuchando subrepticiamente con sutileza a veces se obtienen datos importantes que no podrían lograrse de otra manera. ü Los informantes no deben saber exactamente qué es lo que estudiamos En segundo lugar, cuando los informantes saben demasiado sobre la investigación, es probable que oculten cosas al observador. ü Se pueden emplear tácticas de campo agresivas después de haberse a comprender el escenario Cuanto más controlada está una investigación, tanto más se aleja de la interacción natural y mayor es la probabilidad de que uno termine estudiando los efectos de los procedimientos de investigación. Cuando está próximo a dejar el escenario se vuelve mucho más agresivo en sus preguntas, explorando problemas políticos delicados. Formulando preguntas Los investigadores de campo formulan preguntas como para permitir que la gente hable sobre lo que tiene en mente y lo que la preocupa sin forzarla a responder a los intereses, preocupaciones o preconceptos de los observadores. Formulan preguntas no directivas y que no involucran juicios de valor. Las expresiones con las que comúnmente inicia una conversación: “¿cómo anda todo?”, “¿le gusta esto?”, “¿puede hablarme un poco sobre este lugar?”. Este tipo de preguntas permiten que la gente responda a su manera y con su propia perspectiva. Saber qué es lo que debe preguntarse puede ser tan importante como saber qué preguntar. Saber qué es lo que no debe preguntarse puede ser tan importante como saber qué preguntar. Cualquier forma de interrogatorio sostenido implica evaluación. En el estudio institucional, el observador sólo formuló preguntas directas sobre el maltrato a un empleado (y esto después de unas cuantas cervezas), aunque ése era uno de los focos principales de la investigación. El tema era demasiado delicado y explosivo como para explorarlo de manera directa. También es importante saber cómo formular las preguntas. a no formular preguntas que intimidaran al personal al personal o pusieran en cuestión su modo de ver: “¿esto está bien?”, “yo siempre pregunté sobre ese tema”. Pequeños signos de simpatía demuestran apoyo y alientan a las personas a continuar: “comprendo lo que quiere decir”, “eso es fastidioso”. A medida que los observadores adquieren conocimiento y comprensión de un escenario, las preguntas pasan a ser más directivas y centradas en un foco. Llevar un registro de temas por explorar y preguntas por hacer (como lo describiremos más adelante, nosotros utilizamos para esto los “comentarios del observador”). El observador que ha pasado cierto tiempo en un escenario puede utilizar el conocimiento que ya ha obtenido para lograr más información. La idea es actuar como si uno ya supiera acerca de algo para que las personas hablen sobre ello en profundidad. El aprendizaje del lenguaje Un aspecto importante de la observación participante consiste en aprender el modo en que la gente utiliza el lenguaje. Los investigadores de campo deben partir de la premisa de que las palabras y símbolos utilizados en sus propios mundos pueden tener significados diferentes en los mundos de sus informantes. Deben también sintonizar y explorar los significados de palabras con las cuales no están familiarizados. Se encuentran con nuevas palabras y símbolos. Cualquier grupo, desarrolla su propio vocabulario. Notas de campo La observación participante depende del registro de notas de campo completas, precisas y detalladas. Se deben tomar notas después de cada observación y también después de contactos más ocasionales con los informantes, por ejemplo, encuentros casuales y conversaciones telefónicas. Deben tomarse notas durante la etapa previa al trabajo de campo. Las notas proporcionan los datos que son la materia prima de la observación participante, hay que esforzarse por redactar las más completas y amplias notas de campo que sea posible. Exige una enorme disciplina. Quienquiera que haya realizado un estudio con observación participante sabe que la redacción de notas de campo puede ser un trabajo muy penoso. Muchos observadores participantes tratan de cortar por atajo, escribiendo resúmenes bosquejados, omitiendo detalles o posponiendo el registro. “no ocurrió mucho” es una racionalización común. Pero la estructura mental del observador debe ser tal que todo lo que ocurra en el campo constituya una fuente de datos importante. Uno n sabe lo que es importante hasta no haber estado en el escenario durante cierto tiempo, incluso la conversación trivial puede llevar a comprender las perspectivas de la personas, cuando se la ubica en su contexto al cabo de cierto tiempo. Es una experiencia común el volver atrás en busca de las notas iniciales cuando se empiezan a analizar los datos, para hallar algo que se recuerda vagamente que fue dicho o hecho, y se encuentra que nunca se escribió nada al respecto. A medida que uno conoce el escenario y a las personas y enfoca los intereses de su investigación, puede ser más selectivo en lo que registra. Nosotros hemos hallado que en las últimas etapas del trabajo de campo podemos dedicar a la redacción de notas la mitad del tiempo que el mismo trabajo nos tomaba al principio. Hay que tratar de encontrar un mentor o colega que lea nuestras notas de campo. En virtud de su distancia respecto de la dinámica del escenario, los lectores pueden también señalar temas emergentes que escapan al observador. Incluir descripciones de persona, acontecimientos y conversaciones, como las acciones, sentimientos, intuiciones o hipótesis de trabajo del observador. La secuencia y duración de los acontecimientos y conversaciones se registra con la mayor precisión posible. La estructura del escenario se describe detalladamente. En resumen, las notas de campo procuran registrar en el papel todo lo que se puede recordar sobre la observación. Una buena regla establece que sin no está escrito, no sucedió nunca. Sugerencia para recordar palabras y acciones “trampear” empleando dispositivos mecánicos para el registro, pagando un precio en términos de rapport, como veremos más adelante aunque el recuerdo preciso parezca una tarea difícil si no imposible. “encender” la concentración necesaria para observar y recordar. Técnicas útiles para recordar detalles en una amplia gama de escenarios: Prestar atención. Los observadores participantes deben superar años de desatención selectiva. Observar, escuchar, concentrarse, “se puede ver mucho con sólo mirar” Cambiar la lente del objetivo: pasar de una de “visión amplia” a otra de “ángulo pequeño”. Una técnica para recordar especialmente eficaz, que puede perfeccionarse en la práctica, consiste en enfocar a una persona, interacción o actividad específicas, mientras mentalmente se bloquean todas las otras. Eligiendo una actividad específica por vez, posteriormente pudo reconstruir mucho de lo que había ocurrido en ese momento. Busque “palabras claves” en las observaciones de la gente. Retener de memoria palabras o frases claves de cada conversación que le permitirán recordar el significado de las observaciones. Y son significador lo que nos interesa. Concentrarse en las observaciones primeras y últimas de cada conversación. Reproduzca mentalmente las observaciones y escenas. Después de haber visto u oí todo algo, repítalo en su mente. Trate de visualizar la escena u observación. También es una buena idea hacer una pausa, dejar de hablar y observar durante unos instantes en el curso de una sesión, para reproducir mentalmente lo que ya ha sucedido. Abandone el escenario en cuanto haya observado todo lo que esté en condiciones de recordar. En un nuevo escenario es probable que no se pase observando más de una hora, a menos que suceda algo importante. A medida que se conoce un escenario y se aprende a recordar cosas, se pueden pasar más tiempo en el campo. Tome sus notas tan pronto como le resulte posible, después de la observación. Trate de programar sus observaciones de modo que le dejen tiempo y energía para redactar sus notas. dibuje un diagrama del escenario y trace sus movimientos. También puede ser útil un diagrama de los lugares en que cada cual estaba sentado. Después de haber dibujado un diagrama y trazado nuestros movimientos, bosquejos los acontecimientos y conversaciones específicos que tuvieron lugar en cada punto antes de que tomáramos nuestras notas de campo. El bosquejo sólo necesita incluir palabras, escenas y acontecimientos claves que se destaquen en nuestra mente, las observaciones primera y última de las conversaciones, y otros ayuda memorias. La precisión y claridad que de esta manera se añade a las notas justifica el tiempo que se pierda a trazar el bosquejo. 10. Si hay un retraso entre el momento de la observación y el registro de las notas de campo, grabe un resumen o bosquejo de la observación. 11. Después de haber tomado sus notas de campo, recoja los fragmentos de datos perdidos. Grabación y toma de notas en el campo Algunos observadores entienden que los dispositivos de registro intrusito atraen innecesariamente la atención del observador e interrumpen el flujo natural de los acontecimientos y conversaciones en el escenario. Nuestra opinión es que los investigadores deben abstenerse de grabar y tomar notas en e campo por lo menos hasta que hayan desarrollado una idea del escenario y puedan entender los efectos del registro sobre los informantes. Nadie, o por lo menos muy pocas personas, quieren ser racistas registrados. En otras palabras, es ingenuo suponer que un individuo nos revelará inmediatamente sus conductas y pensamientos privados mientras está siendo filmado o grabado. Mediante el entrenamiento y la experiencia, el investigador asimila recuerdos suficientes de acontecimientos y conversaciones necesarios par comprenderlos significados, perspectivas y definiciones de la gente. Es aconsejable tomar notas en el campo. Más que la grabación, la toma de notas recuerda a la gente que está bajo una vigilancia constante y la aleja de áreas en las cuales el observador está interesado. La forma de las notas Guías: Comenzar cada conjunto de notas con una carátula titulada. Fecha, el momento y el lugar de la observación, y el día y el momento en que se realizó el registro por escrito: algunos observadores titulan cada conjunto de notas con una frase que les recuerda el contenido cuando recurren al material para controlar algo. Incluya el diagrama del escenario al principio de las notas. El diagrama les permite proporcionar al lector un punto d referencia útil. Deje márgenes suficientemente amplios para comentarios suyos y de otras personas. Añadir puntos olvidados en un momento posterior al de la investigación. Utilice con frecuencia el punto y aparte. Se han iniciado párrafos nuevos para cada acontecimiento, pensamiento o tema. Emplee comillas para registrar observaciones tanto como le resulte posible. Comillas dobles para diferenciar el recuerdo exacto, comillas simples para indicar una menor precisión en la expresión, y omitir las comillas para indicar un recuerdo razonablemente aproximado. Use seudónimos para los nombres de personas y lugares. Las notas deben conservarse por lo menos triplicados. Comentarios del observador También un registro de los sentimientos, interpretaciones, intuiciones, preconceptos del investigador y áreas futuras de indagación. Estos comentarios subjetivos deben distinguirse claramente de los datos descriptivos mediante el empleo de paréntesis y las iniciativas “C.O” (“comentarios del observador”). Es probable que el investigador comparta muchos sentimientos y perspectivas con las personas de un escenario. Los observadores participantes deben aprender a identificarse con los informantes, a tener vicariamente sus experiencias y a compartir sus sufrimientos y goces. Distanciarse de los sentimientos subjetivos equivale a negarse a asumir el rol de la otra persona y a ver las cosas desde su punto de vista. En los “comentarios del observador2, el observador participante también registro ideas e interpretaciones emergentes. Estos comentarios proporcionan un registro corriente de los intentos del observador por entender el escenario y se convierten en extremadamente valiosos durante la fase de análisis de la investigación. El comentario siguiente está tomado de las notas de campo de la investigación institucional. Descripciones de escenarios y actividades En las notas de campo deben describirse el escenario de la investigación y las actividades de las personas. Detalles suficientes como para dar forma a una imagen mental del lugar y de lo que en él ocurre. Narraciones eventuales de lo que una cámara captaría en una película. Al tomar notas de campo, se debe tener el cuidado de emplear términos descriptivos y no evaluativos. Las sensaciones, evaluaciones e interpretaciones del investigador deben ser incluidas en los “comentarios del observador”. Al hacerlo así, podrá identificar áreas posibles de investigación o análisis sin presuponer que todos verán las cosas exactamente como él. El extracto proviene de las notas del estudio institucional. Esos cambios pueden reflejar modificaciones en el modo en que las personas se ven a sí mismas o a otras. Un cambio en la distribución de los comensales en un comedor para maestros puede reflejar un cambio en las relaciones sociales de la escuela. Descripciones de personas Se utiliza la expresión “manejo de la impresión” para designar el modo en que las personas tratan de influir activamente sobre lo que los otros piensan acerca de ellas, a través de sus aspectos y acciones. Sobre cómo ella se ve a sí misma y quiere ser vista, por los otros, ¿qué tipo de ropa usa? ¿formal o informal? ¿los hombres llevan el pelo largo y tienen barba o están rapados? ¿en qué estado tienen los dientes, y qué podría deducirse de él sobre los individuos? ¿cómo caminan? ¿qué clase de anteojos usan? ¿llevan joyas? ¿usan cartera las mujeres? ¿y los hombres? . estas y otras características deben ser registradas en las notas de campo. Las personas, lo mismo que los escenarios, deben ser descriptas en términos concretos y no evaluativos. Palabras tales como “tímido”, “ostentoso”, “agresivo” son interpretativas y no descriptivas. Registro de detalles accesorios del dialogo El tono de vos y la velocidad del discurso de las personas ayudan a interpretar el significado de sus palabras. Registro de las propias observaciones y acciones Los observadores participantes deben registrar su propia conducta en el campo. Las palabras y acciones de las personas sólo pueden ser comprendidas si se las examina en el contexto en que fueron pronunciadas o realizadas. Formamos parte del contexto. Registro de lo que no se comprende Los observadores participantes con frecuencia oyen frases y conversaciones que no comprenden por completo. Incluyo los comentarios más incomprensibles pueden adquirir su sentido cuando se los considera a la luz de conversaciones o acontecimientos ulteriores. Hay también comentarios que el observador oye casualmente y que parecen inadecuados o fuera de contexto. Tales datos deben ser registrados como son. No hay que tratar de reconstruir lo que se ha oído para que se lea mejor. Los límites de un estudio La selección de escenarios o informantes adicionales dependerá de lo que se haya aprendido y de los intereses de la investigación. El estudio institucional el investigador podría haber seguido un gran número de líneas diferentes de investigación. Es difícil trazar los límites de un estudio. Siempre quedan más personas y lugares por estudiar. Retirada del campo La mayor parte de los investigadores llegan a una etapa en que las muchas horas pasadas en el campo les procuran resultados decrecientes. Saturación teórica, cuando los datos comienzan a ser repetitivos y no se logran aprehensiones nuevas importantes. Ese es el momento de dejar el campo. El observador pasó los dos años siguientes centrado en otras instituciones y por cierto continúa estudiando instituciones hasta el día de hoy. Dejar el campo puede ser un momento personalmente difícil para los observadores participantes. Significa romper apegos y ofender a quienes se ha estudiado, que quedan con la sensación de haber sido usados y traicionados. Muchos observadores terminan quedándose en el campo más de lo que les resulta necesario a los fines de la investigación. Un modo común de abandonar el campo consiste “desembarazarse con buenas maneras”, en ir reduciendo gradualmente la frecuencia de las visitas y haciendo saber a la gente que la investigación está llegando a su fin. En un nivel más humano, Millar y Humphery pudieron evaluar el efecto de la investigación sobre los informantes, enviándoles copias de publicaciones y manteniéndose en contacto con ellos, por teléfono o correspondencia. Triangulación En la bibliografía de la observación participante se llama triangulación a la combinación en un estudio único de distintos métodos o fuentes de datos. En la observación participante, otros métodos y enfoques pueden y deben emplearse en conjunción con el trabajo de campo. La triangulación suele ser concebida como un modo de protegerse de las tendencias del investigador y de confrontar y someter a control recíproco relatos de diferentes informantes. Los documentos escritos deben ser examinados no como datos “objetivos”, sino para que ayuden a comprender los procesos organizacionales y las perspectivas de las personas que los han escrito y que los emplean, y también para alertar al investigador respecto de líneas fructíferas de indagación. Los periódicos, los archivos de la organización y las sociedades históricas locales pueden ser valiosos repositorios de información. Otra forma de triangulación es la investigación en equipo: dos o más trabajadores de campo estudian el mismo escenario o escenarios similares. En la investigación en equipo un observador puede ser agresivo mientras que el otro es pasivo en el seno de un escenario, a los investigadores de distinto sexo se los ve de modo diferente y se reacciona a ellos de modos análogamente dispar, pueden, por lo tanto, abordar diferentes áreas de estudio. La única manera de evitar una mentalidad de mano de obra asalariada, tal como Roth lo sostiene tan persuasivamente, consiste en que cada investigador se vea activamente envuelto en el proceso de formular los interrogantes, tomar decisiones sobre las estrategias de campo y extraer el sentido de los datos. La ética en el campo La observación participante revela lo mejor y lo peor de los otros y con mucha frecuencia nos enfrenta con situaciones problemáticas ética y moralmente irresolubles. El ingreso en un escenario generalmente implica una especie de pacto: la seguridad implícita o explícita de que no se desea violar la privacidad o confidencialidad de los informantes ni exponerlos a perjuicios, ni interferir en sus actividades. Una vez en el campo, tratamos de establecer rapport con ellos, un cierto nivel de confianza y disposición abierta, y de ser aceptados como personas que no abren juicio ni son amenazantes. ¿Qué hacer entonces cuando los informantes cometen actos que nosotros consideramos desagradables, ilegales o inmorales?. La bibliografía sobre la ética de la investigación generalmente sostiene una posición no intervencionista en el trabajo de campo. Hay que evitar cualquier compromiso que interfiera la investigación o viole el pacto con los informantes. Actuar o no actuar es optar ética y políticamente. Es decir que las metas de la investigación y el apego a los informantes preponderan sobre otras consideraciones. Pero podemos usar lo que hemos hallado para tratar de cambiar las circunstancias que conducen al abuso. “La esperanza, desde luego, es que finalmente la verdad, descripta de modo acabado, nos ayude a fondo”
Capítulo 4: LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD
Tipos de entrevistas
La entrevista es la herramienta de excavar. Para adquirir conocimiento sobre la vida social, los científicos sociales reposan en gran medida sobre relatos verbales.
El entrevistador sirve como un cuidadoso recolector de datos, su rol incluye el trabajo de lograr que los sujetos se relajen lo bastante como para responder por completo a la serie predefinida de preguntas.
En completo contraste con la entrevista estructurada, las entrevistas cualitativas son flexibles y dinámicas. Las entrevistas cualitativas han sido descriptas como no directivas, no estructuradas, no estandarizadas y abiertas. Utilizamos la expresión “entrevista en profundidad”. Las entrevistas en profundidad siguen el modelo de una conversación entre iguales, y no de un intercambio formal de preguntas y respuestas. Aprender qué preguntas hacer y cómo hacerlas.
En tanto método de investigación cualitativo, las entrevistas en profundidad tienen mucho en común con la observación participante. Del mismo modo que los observadores, el entrevistador “avanza lentamente”. Formula inicialmente preguntas no directivas y aprende lo que es importante para los informantes antes de enfocar los intereses de la investigación.
Pueden diferenciarse tipos de entrevistas en profundidad:
Historia de vida o autobiografía sociológica. En la historia de vida, el investigador tarta de aprehender las experiencias destacadas de la vida de una persona y las definiciones que esa persona aplica a tales experiencias. Presenta la visión de su vida que tiene la persona, en sus propias palabras, en gran medida como una autobiografía común. Lo que diferencia la historia de vida de las autobiografías populares, es el hecho de que el investigador solicita activamente el relato de las experiencias y los modos de ver de la persona, y construye la historia de vida como producto final.
Dirigidos al aprendizaje sobre acontecimientos y actividades que no se pueden observar directamente.
En todos los casos los investigadores establecen raport con los informantes a través de repetidos contactos a lo largo de cierto tiempo, y desarrollan una comprensión detallada de sus experiencias y perspectivas.
Optando por entrevistar
El observador no puede retroceder en el tiempo par estudiar hechos del pasado, o forzar su entrada en todos los escenarios y situaciones privadas. Nuestras historias de vida de personas rotuladas como retardados mentales constituyen un ejemplo útil. Las entrevistas en profundidad parecen especialmente adecuadas en las situaciones siguientes:
Los intereses de la investigación son relativamente claros y están relativamente bien definidos.
Los escenarios o las personas no son accesibles de otro modo. Se desean estudiar acontecimientos del pasado o no se puede tener acceso a un particular tipo de escenario o de personas.
El investigador tiene limitaciones de tiempo. Con las entrevistas se logra el empleo más eficiente del tiempo limitado del investigador.
La investigación depende de una amplia gama de escenarios o personas. Mediante la inducción analítica.
El investigador quiere esclarecer experiencia humana subjetiva. Historias de vida basadas en entrevistas en profundidad. Conocer íntimamente a las personas, ver el mundo a través de sus ojos, e introducirnos vicariamente en sus experiencias. Fuente de comprensión y en por sí mismas. En nuestra propia investigación con retardos mentales, las historias de vida pusieron a prueba mitos y concepciones erróneas sobre el retardado mental.
Las desventajas de las entrevistas, que provienen del hecho de que los datos que se recogen en ellas consisten solamente en enunciados verbales o discurso.
Toda conversación posee su propio equilibrio de revelación y ocultamiento de pensamientos e intenciones.
En segundo término, las personas dicen y hacen cosas diferentes en distintas situaciones. Irwin Dutscher ha escrito y compilado un libro estupendo que trata directamente sobre la diferencia entre las palabras y los hechos de la gente. Deutscher crítica en especial las investigaciones sobre actitudes y sobre la opinión pública en las cuales se supone que las personas llevan en su cabeza actitudes que determinan lo que haga en cualquier situación determinado.
Selección de informantes
La estrategia del muestreo teórico puede utilizarse como guía para seleccionar las personas a entrevistar. En el muestreo teórico el número de “casos” estudiados carece relativamente de importancia. El potencial de cada “caso” para ayudar al investigador en el desarrollo de comprensiones teóricas sobre el área estudiada de la vida social.
El modo más fácil de constituir un grupo de informantes es la técnica de la “bola de nieve”.
Las historias de vida se redactan sobre la base de entrevistas en profundidad con una persona o con una pequeña cantidad de personas. Otra consideración importante se refiere a la buena voluntad y capacidad del individuo para hablar sobre sus experiencias y expresar sus sentimientos.
Lo que a nosotros nos parece significativo puede no serlo para un informante potencial. Prácticamente todos los jóvenes participan en actividades que alguien podría calificar como delitos juveniles. Tiene poco que ver con el modo en que se ven a sí mismos. Que conozcan tan bien una cultura que ya no piensen acerca de ella.
Los informantes aparecen en la propias actividades cotidianas. El investigador se encuentra con alguien que tiene una historia importante par contar y quiere contarla.
Aproximación a los informantes
Los proyectos de entrevistas por lo general toman en cualquier parte de varias a más de 25 sesiones, y de 50 a 100 horas para las historias de vida.
Después de haber realizado un par de entrevistas, se pueden discutir los planes de modo más directo. Escribir sus autobiografías (la mayor parte de las personas probablemente piensen en lo mismo en algún punto de sus vidad).
El tono que deseamos establecer es de compañerismo antes que el de una relación investigador-sujeto. Los puntos siguientes son los que con mayor facilidad suscitan desinteligencias y por lo tanto lo que es más importante plantear.
Los motivos e intenciones del investigador. Muchas personas, pueden incluso temer que el producto final se use en perjuicio de ellas. Es probable que su motivación tenga que ver con el aporte de conocimiento a su campo y con el progreso profesional. Esto se puede examinar con los informantes. Los intereses precisos de la investigación, comprende las metas educacionales y académicas. Probablemente usted no sepa si los resultados de su estudio serán publicados ni (en caso afirmativo) dónde lo serán. Pero debe explicar que tratará de hacer publicar dicho estudio en un libro o en un periódico, o (en el caso de estudiantes) como disertación o tesis. Pocos casos los estudios de este tipo se publican comercialmente. También esto hay que explicarlo, también se debe advertir a los informantes sobre dificultades potenciales para la publicación del estudio.
Anonimato. Es casi siempre sensato emplear seudónimos par designar a personas y lugares en los estudios escritos. Aunque algunas personas podrían desean ver sus nombres en letras de molde por una variedad de razones, hay que resistirse a conformarlos, explicando las razones a los informantes.
La palabra final. Un modo de ganar la confianza de los informantes consiste en decirles que tendrán la oportunidad de leer y comentar los borradores de cualquier libro o artículos antes de la publicación. Algunos investigadores incluso garantizan a los informantes un poder de veto sobre lo publicado. Permitirles que revisen los originales fortalece la relación entre ellos y el investigador y la calidad del estudio.
Dinero. El dinero puede corromper el vínculo entre el entrevistador y el informante, convirtiendo el deseable compañerismo en una relación de empleador y empleado. También hace surgir el fantasma de que el informante se sienta alentado a fabricar “una buena historia” para ganar algún dinero. Sin embargo, muchos proyectos investigativos en gran escala retribuyen económicamente a los entrevistados. Compartir los derechos de autor de un libro con los informantes no es lo mismo que pagarles por la entrevista. Esto crea un espíritu de compañerismo en el esfuerzo investigativo. Puesto que los informantes por lo general no ven sus nombres impresos ni se acreditan ningún mérito profesional, tal vez merezcan una parte de los réditos de un libro, aunque la mayoría de las obras académicas no devengan derechos considerables.
Logística. Finalmente, hay que establecer un horario general y un lugar para los encuentros. La frecuencia y extensión de las entrevistas dependerá de las respectivas agendas. Una entrevista requiere por lo general unas dos horas. Los encuentros deben ser aproximadamente semanales. La extensión del proyecto general dependerá de la libertad con que hable la persona y de lo que el investigador espere cubrir. Completar una historia de vida lleva por lo menos unos cuantos meses. Se debe tratar de hallar un sitio con privacidad donde se puede hablar sin interrupciones y el informante se sienta relajado. Muchas personas se sienten más cómodas en sus propias casas y oficinas. Sin embargo, en los lugares de muchos resulta difícil conversar en privado.
El comienzo de las entrevistas
Lo que es importante en la mente de los informantes: sus significados, perspectivas y definiciones, el modo en que ellos ven, clasifican y experimentan el mundo.
Pero deben ser cuidadosos para no forzar su programa demasiado tempranamente. Al plantear de entrada preguntas directivas, el investigador crea una tendencia mental en los informantes acerca de aquellos sobre lo que es importante hablar, esa predisposición inducida puede hacer difícil, si no imposible, llegar a conocer el modo en que realmente ellos ven las cosas.
Durante las primeras entrevistas el investigador establece el tono de la relación con los informantes. En esas entrevistas iniciales, el entrevistador debe aparecer como alguien que no está totalmente seguro de las preguntas que quiere hacer y que está dispuesto a aprender de los informantes.
El entrevistador cualitativo debe hallar modos de conseguir que la gente comience a hablar sobre sus perspectivas y experiencias sin estructurar la conversación ni definir lo que aquella debe decir. Hay diversos modos de guiar las entrevistas iniciales en este tipo de investigación: las preguntas descriptivas, los relatos solicitados, la entrevista con cuaderno de bitácora y los documentos personales.
Las preguntas descriptivas
En pedirles que describan, enumeren o bosquejen acontecimientos, experiencias, lugares o personas de sus vidas.
Hablar sobre lo que ellos consideran importante, sin estructurales las respuestas.
Cuando los informantes mencionan experiencias específicas, se pueden indagar mayores detalles. También es una buena idea tomar notas de temas para volver a ellos ulteriormente.
Relatos solicitados
Muchas de las historias de vida clásicas de las ciencias sociales se han basado en una combinación de entrevistas en profundidad y relatos escritos pro los propios informantes. Shaww, McKay y Mc Donald (1938) y Suterland (1937) hacen un amplio uso de este enfoque en sus historias de vida de delincuentes y criminales.
No todas las personas pueden o están dispuestas a escribir sobre sus experiencias. Los bosquejos y cronologías pueden también emplearse como guías en entrevistas abiertas en profundidad.
La entrevista con cuaderno de bitácora
Los informantes llevan un registro corriente de sus actividades durante un período específico, como “método de la entrevista con diario”, han descripto procedimientos específicos asociados con ella.
En un estudio sobre los “estilos de vida de la contracultura”, los entrevistadores, pidieron a los informantes que llevaran un “cuadernote bitácora” en el que debían anotar cronológicamente sus actividades tan detalladamente como pudieran hacerlo, realizaran anotaciones por lo menos diarias, y se remitieran a un conjunto normalizado de preguntas al considerar cada actividad. ¿quién? ¿qué? ¿cuándo? ¿dónde? ¿cómo?.
Zimmerman y Wieder contaban con dos investigadores que revisaban cada diario y preparaban un conjunto de preguntas y exploraciones que se formularían a los informantes sobre la base de sus relatos. Por cada 5 a 10 páginas de diario, los investigadores generaban 100 preguntas que suponían 5 horas de entrevista.
Las conversaciones telefónicas diarias y el grabador puede emplearse como métodos sustitutivos.
Documentos personales
Los documentos personales (los diarios, cartas, dibujos, registros, agendas y listas de cosas importantes de las propias personas) pueden utilizarse para guiar las entrevistas sin imponer una estructura a los informantes. El investigador puede pedir a los informantes que le muestren documentos relacionados con esas experiencias antes de empezar a entrevistar.
Jane Fry guardaba antiguas cartas y otros documentos y había escrito relatos autobiográficos en momentos críticos de su vida.
La guías de la entrevista
En los proyectos de entrevistas en gran escala algunos investigadores utilizan una guía de la entrevista para asegurarse de que los temas claves sean explorados con un cierto número de informantes. La guía de la entrevista no es un protocolo estructurado. Se trata de una lista de áreas generales que deben cubrirse con cada informante. La guía de la entrevista sirve para recordar que se deben hacer preguntas sobre ciertos temas.
El empleo de guías presupone un cierto grado de conocimiento sobre las personas que uno intenta estudiar. Es útil cuando el investigador ya ha aprendido algo sobre los informantes a través del trabajo de campo, entrevistas preliminares u otra experiencia directa.
Proporciona un modo de asegurar que todos los investigadores exploren con los informantes las mismas áreas generales.
La guía de la entrevista puede emplearse para proporcionar a los patrocinadores una idea de lo que el investigador abarca realmente con los informantes.
La situación de entrevista
Crear un clima en el cual las personas se sientan cómodas para hablar libremente sobre sí mismas. Al entrevistador para que actúe como una figura desinteresada, el diseño de la situación de entrevista intenta remedar las condiciones de laboratorio. Pocas veces las personas expresan sus verdaderos sentimientos y opiniones en esas circunstancias: “las expresiones reales de la actitud o la conducta abierta pocas veces se producen en las condiciones de esterilidad que se estructuran deliberadamente para la situación de entrevista”.
En la entrevista cualitativa, una situación que se asemeje a aquellas en las que las personas hablan naturalmente entre sí sobras cosas importantes. Es relajada y su tono es el de una conversación, pues así es como las personas interactúan normalmente. El entrevistador se relaciona con los informantes en un nivel personal. Las relaciones que se desarrollan a medida que transcurre el tiempo entre el entrevistador y los informantes son la clave de la recolección de datos.
Los entrevistadores a veces deben contenerse y no expresar sus opiniones, se entiende que la conversación es privada y confidencial, el flujo de la información es unilateral, los entrevistadores comunican un interés genuino en las opiniones y experiencias de la gente y están dispuestos a escucharla durante horas hasta el final. El entrevistador tiene muchas figuras, confidente.
Lo mismo que la observación participante, las entrevistas en profundidad requieren capacidad para relacionarse con otros en sus propios términos. No hay ninguna fórmula simple para entrevistar con éxito, pero los puntos siguientes dan el tono de la atmósfera que el investigador debe tratar de crear.
No abrir juicio
Una parte importante de la técnica de entrevistar consiste en no abrir juicio. Si queremos que la gente se abra y manifieste sus sentimientos y opiniones, debemos abstenernos de emitir juicios negativos sobre ella y de “humillarla” o “acallarla”.
El mejor modo de evitar la apariencia de que se está juzgando a las personas consiste en tratar de aceptarlas por quienes son y por lo que son, sin abrir juicio tampoco mentalmente. Cuando no podemos adoptar esa actitud, es posible enunciar nuestra posición, pero amablemente y sin condenar a las personas como un todo.
Hay que tomar la iniciativa de tranquilizar al interlocutor en cuanto a que en él todo está bien a nuestros ojos, después de que nos haya revelado algo perturbador, personal o desacreditantes. Comunicar nuestra comprensión y simpatía: “se lo que quiere decir”, “lo mismo me pasó a mí una vez” “yo he pensado en hacerlo”, “tengo un amigo que también hizo esto”.
Permitir que la gente hable
La entrevista en profundidad a veces requiere una gran cantidad de paciencia. Los informantes pueden extenderse sobre cosas en las que no estamos interesados. Es necesario no interrumpir al informante aunque no estemos interesados en el tema que toca.
Se puede conseguir que una persona vuelva atrás mediante gestos sutiles, como dejando de asentir con la cabeza y de tomar notas: “me gustaría volver a algo que usted dijo el otro día”.
Cuando el entrevistado comienza a hablar sobre algo importante, deje que la conversación fluya. Los gestos de simpatía y las preguntas pertinentes sirven para mantenerlo en el tema.
Prestar atención
Prestar atención significa comunicar un interés sincero en lo que los informantes están diciendo, y saber cuándo y cómo indagar formulando la pregunta correcta.
Ser sensible
Los entrevistadores siempre deben percibir el modo en que sus palabras y gestos afectan a los informantes.
El sondeo
Una de las claves de la entrevista fructuosa es el conocimiento de cuándo y cómo sondear, explorar, escudriñar. El investigador realiza el seguimiento de temas que emergieron como consecuencia de preguntas específicas, alienta al informante a describir las experiencias en detalle, y presiona constantemente para clarificar sus palabras.
Sondear los detalles de las experiencias de las personas y los significados que éstas les atribuyen. El entrevistador está interesado en acontecimientos triviales, en las luchas y experiencias diarias, tanto como en los puntos brillantes de la vida. Los entrevistadores no pueden dar por supuesto que entienden lo que la gente quiere decir. El entrevistador no puede dar por sentados supuestos y comprensiones del sentido común que otras personas comparten.
Los entrevistadores cualitativos deben pedir constantemente a los informantes que clarifiquen y elaboren lo que han dicho, incluso a riesgo de parecer ingenuos. Alentándolo continuamente a proporcionar descripciones detalladas de sus experiencias.
Pedir al entrevistado que proporcione ejemplo: lo que no está claro para nosotros. Se deben seguir sus comentarios, hasta lograr un cuadro mental claro de las personas, lugares, experiencias y sentimientos de su vida. Formule una cantidad de preguntas específicas:
« ¿me puede decir a qué se parecía ese lugar?
« ¿cómo se sintió entonces?
« ¿se acuerda de lo que dijo en ese momento?
« ¿qué estaba haciendo usted?
« ¿quién más estaba allí?
« ¿qué ocurrió después de eso?
El entrevistador hábil presenta preguntas que estimulan la memoria.
La indagación del entrevistador puede hacerse más directiva a medida que aprende cosas sobre los informantes y sus perspectivas.
Tendencia de evitar ciertos asuntos. Tratamos de inculcarle la idea de la importancia de que hablará sobre esas experiencias.
Táctica de la aserción en etapas y otras técnicas de indagación agresivas. Actuar como si uno ya estuviera enterado, con el fin de obtener más información.
Controles cruzados
Los entrevistadores cualitativos, deben estar alerta ante eventuales exageraciones y distorsiones en las historias. En la vida diaria la gente oculta hechos importantes acerca de sí misma. Cada uno puede mentir un poco, engañar un poco, para decirlo con las palabras de todas las personas son propensas a exagerar sus éxitos y negar o escamotear sus fracasos.
En la investigación cualitativa el problema de la “verdad” es difícil. El investigador cualitativo no está interesado sino en perspectivas. Trata de extraer una traducción más o menos honesta del modo en que los informantes se ven realmente a sí mismos y a sus experiencias.
Al entrevistador le falta el conocimiento directo del modo en que actúan las personas que estudia en sus vidas cotidianas. Esto puede hacer que resulte difícil diferenciar las distorsiones deliberadas y las exageraciones groseras, por una parte, y las perspectivas auténticas (que son necesariamente subjetivas y tendenciosas), por la otra.
Si usted conoce suficientemente bien a una persona, por lo general puede decir cuándo ella elude un tema o simula. Leer entre líneas sus observaciones y sondear detalles suficientes para saber si están fabricando una historia.
El investigador tiene también la responsabilidad de establecer controles cruzados sobre las historias de los informantes.
Ara controlar las afirmaciones de los informantes se deben apelar a tantas fuentes de datos diferentes como resulte posible.
Probablemente el mejor modo de tratar las contradicciones e incoherencias internas consista en plantear el problema directamente. Enfrente a la persona con las pruebas, en términos amables.
Quizás usted pueda explicarme algo. En una oportunidad usted me dijo esto, pero lo que me dijo en otro momento no concuerda con eso. No lo comprendo.
Lo que se sospecha que son mentiras o engaños con frecuencia se convierten en desinteligencias o cambios sinceros en las perspectivas del informante. A veces una persona sostiene modos de ver que son contradictorios desde un enfoque lógico.
Las relaciones con los informantes
Qué es lo que obtienen los informantes, salvo la satisfacción de que alguien piense que sus vidas y modos de ver tienen importancia. Se les pide que dediquen considerable tiempo y energía al esfuerzo.
Al causa de la naturaleza unilateral de la relación, con frecuencia lo entrevistadores deben trabajar intensamente para mantener la motivación de los informantes. el mejor modo de lograr éxito en esta tarea consiste en relacionarse con estos últimos como personas y no como si fueran meras fuentes de datos.
Probablemente no sea prudente que los entrevistadores no exterioricen en absoluto sus sentimientos. El mejor consejo es ser discreto en las entrevistas, pero hablar sobre uno mismo en otras situaciones.
Hay que estar dispuesto a vincularse con los informantes en términos que no sean los de la relación entrevistador-informante. Si usted es un entrevistador eficaz, está obligado a suscitar recuerdos y sentimientos penosos y debe estar preparado para tratar con ellos. En nuestras entrevistas destinadas a recoger historias de vida, ocasionalmente almorzamos o cenamos con nuestros informantes. Este contacto fortaleció la relación, además de permitirnos conversar informalmente con ellos y aprender algo más sobre sus vidas cotidianas. Aprendimos muchísimo con la simple observación del modo en que la gente reaccionaba a ellos y en que ellos reaccionaban a su vez.
En muchos proyectos de entrevistas, los informantes son “perros sometidos” de la sociedad, carentes de poder por su status social o económico.
Como ocurre con cualquier relación, en el curso de las entrevistas pueden emerger tensiones entre el entrevistador y su informante. No es poco común que el rapport decline durante proyectos prolongados. El informante puede cansarse de contestar preguntas, o comenzar a ver las entrevistas como una imposición en su vida. Incluso uno de los dos puede haberse aburrido.
Se debe tratar de ser sensible a los sentimientos y puntos débiles del informante cuando usted piensa que algo está mal, trate de ventilar la atmósfera expresando sus preocupaciones. A veces es una buena idea hacer una pausa en las entrevistas.
Un problema común las citas canceladas o malogradas. El equipo de investigación introdujo una serie de tácticas el día anterior a cada entrevista, tarjetas recordando las citas, compra de agendas para algunas familias, legada con una hora de anticipación y notas expresando perplejidad cuando las familias no se encontraban en la casa. Cuando los progenitores incumplieron citas repetidamente, se les preguntó de modo directo si querían o no continuar en el estudio. Aunque estas tácticas redujeron el número de cancelaciones.
Entrevistas grabadas
El entrevistador cuenta con un lapso considerable para lograr que los informantes se relajen y acostumbren al aparato.
Un grabador permite al entrevistador captar mucho más que si reposara únicamente sobre su memoria. Los datos del entrevistador son casi exclusivamente palabras.
Antes de proponer la idea de grabar, hay que relacionarse suficientemente con la persona. Incluso trate de reducir a un mínimo la presencia del grabador. Use un aparato pequeño y colóquelo fuera de la visión. El micrófono no debe ser intrusivo, tendrá una sensibilidad suficiente como para recoger las voces sin que sea necesario hablar frente a él. Utilice cassettes de larga duración para que no sea necesario interrumpir la conversación con frecuencia.
Rotule cada cassette claramente y antes de comenzar cada entrevista asegúrese de que su equipo está funcionando de modo adecuado.
El diario del entrevistador
Es una buena idea llevar u diario detallado durante el período de entrevistas. El diario del entrevistador puede servir a varios propósitos. Debe contener un bosquejo de los temas examinados en cada entrevista.
El diario cumple la función de los “comentarios del observador” registrados en las notas de campo de la observación participante. Lo mismo que el observador, el entrevistador debe tomar nota de los temas, interpretaciones, intuiciones y conjeturas emergentes, gestos notable y expresiones no verbales esenciales para comprender el significado de lo que se dice.
Notas de este tipo ayudarán a orientar futuras entrevistas y a interpretar los datos ulteriormente.
Finalmente, el diario es un buen lugar para llevar un registro de conversaciones con los informantes, y además siempre que se crea tener algo importante para registrar. De tanto en tanto repase su diario para redondear una idea de lo que ha cubierto y de lo que ha aprendido.
Técnicas de investigación en Ciencias Sociales
Blanchet
R. Ghiglione
J. Massonnat
A. Trognon
Límites del dispositivo y de su empleo
Hymes denomina “speech events”, acontecimientos de la palabra a través de sus siete elementos (remitente, destinatario, mensaje, canal, código, contenido y situación). El término, se aplica a unas situaciones muy diversas: “conferencias”, “conversación en un bar.”, “tratamiento psicoanalítico”, etc.
Una entrevista es un speech event en el que una persona A extrae una información de una persona B, información que se hallaba contenida en la biografía de B.
El término biografía, significa aquí el conjunto de las representaciones asociadas a los acontecimientos vividos por B.
Si B es testigo de una acontecimiento y comunica al mismo tiempo a A unas informaciones que desea poseer A sobre este acontecimiento, el speech event así definido no pertenece al subconjunto de las entrevistas. La información obtenida de ese modo no está contenida en la biografía de B, es simplemente transmitida sin haber sido “digerida”.
La subjetividad del producto informativo generado es una propiedad de las entrevistas.
La información extraída por A no es idéntica a la información dada por B. la operación de extracción supone una actividad de análisis y de interpretación por parte de A.
Pero todas las entrevistas se diferencian según que sean A y B los indicadores y beneficiarios de la situación:
Si A tiene la iniciativa del encuentro con B y es el que más se beneficia de ello: se trata de entrevistas efectuadas por entrevistadores cuyo oficio consiste en extraer una información de sus interlocutores para explotarla con fines externos a la situación, estas son “intervius”, entrevistas periodísticas, interrogatorios de la policía, cuestionarios que siguen un modelo, entrevistas de investigación, etc.
Si B tiene la iniciativa del encuentro con A y es quien se beneficia principalmente (por esto B remunera directa o indirectamente a A), se trata de “consultas”: entrevistas médicas, legales, denuncias a la policía, entrevistas, confesiones, etc.
La entrevista de investigación pertenece, al conjunto de las intervius, con fines de investigación, inscritas como elementos metodológicos en una trayectoria científica.
La entrevista de investigación se diferencia del cuestionario.
El cuestionario consiste en una serie de preguntas redactadas de antemano y estrictamente formuladas por A, produce una serie de respuestas que forman un discurso fragmentado no lineal.
La entrevista de investigación se orienta hacia la producción por parte de B de un discurso continuo acerca de una tema determinado. Pero esta fundón de producción de un discurso lineal caracteriza a la entrevista terapéutica que se emparenta con el conjunto de las llamadas situaciones de consultas.
Este parentesco próximo (entrevista terapéutica- investigación) suscita unas tentaciones de deslizamiento práctico y conceptual que tienen como efecto ocultar la solución real de continuidad que distingue a las dos situaciones.
El objetivo consiste entonces e hacer emerger, gracias a la coloración “terapéutica” de la actitud del entrevistador, unos contenidos temáticos que afectan a la intimidad, a pensamientos privados, fantasías preconscientes, etc., que son utilizados después cmo datos para sostener una perspectiva de investigación. Distinguen a las dos prácticas unos objetivos radicalmente diferentes uno del otro y excluyentes.
ü La entrevista de investigación pretende llegar al conocimiento objetivamente de un problema, a través de la construcción del discurso, se trata de una de las operaciones de elaboración de un saber socialmente comunicable y discutible.
ü La entrevista terapéutica tiene un propósito casi opuesto, favores, a través de la construcción de un discurso, la constitución de un saber privado, poco comunicable, gracias a la disposición y al juego de relaciones imaginarias respecto del terapeuta.
Definimos empíricamente la entrevista de investigación como una entrevista entre dos personas, un entrevistador y un entrevistado, dirigida y registrada por el entrevistador, este último tiene como objetivo favorecer la producción de un discurso lineal del entrevistado sobe un tema definido en el marco de una investigación.
La entrevista de investigación, es pues, utilizada para estudiar los hechos de los que la palabra es el vector:
ü Estudios de acciones pasadas (enfoque biográfico, constitución de archivos orales, análisis retrospectivos de la acción, etc.)
ü Estudio de las representaciones sociales (sistemas de normas y de valores, saberes sociales, representación de objeto, etc.)
ü Estudio de funcionamiento y de la organización psíquicos (diagnóstico, investigación clínica, etc.)
La entrevista de investigación puede ser también empleada para estudiar el propio hecho de la palabra (mecanismos de persuasión, argumentación, de modalización, etc.).
Utilización y concepción problemática
Cuando se considera la riqueza heurística de las producciones discursivas obtenidas por la entrevista, que supera ampliamente a la del arcaico cuestionario.
El empleo de la entrevista presupone que el objeto temático de la investigación, sea cual fuere, serán analizado a través de la experiencia que de él poseen un cierto número de individuos, perspectiva subjetivista.
El empleo de la entrevista de investigación traduce a menudo otras realidad más pragmática, la del interés que los encargados de las investigaciones hallan en le empleo del dispositivo.
La entrevista, excluida de un verdadero procedimiento de investigación, produce unos resultados que cobran las más de las veces el porte, más o menos complejo (con clasificación y tipología)de una organización temática de los pensamientos (comunes) de un grupo de sujetos sobre un tema determinado y ello por lo que se refiere a los estudios encargados.
El subjetivismo unido al sentido común y la sumisión sin reservas a una demanda social constituye las dos principales sesgos a los que puede conducir la entrevista cuando no se la considera como una técnica al servicio de una metodología científica.
Los discursos recogidos gracias a la entrevista de investigación son considerados como existentes en sí mismos.
Los discursos constituyen un constructo de la situación de la entrevista, respuesta a una interrogación difundida en una situación dual, por su presencia, cada uno co-construye en cada instante el discurso. La construcción discursiva es siempre singular, jamás reproducible.
El discurso de tal individuo permitirá caracterizar un perfil psicológico estable a través de su sistema de mecanismos de defensa, o bien será portador de un conjunto de representaciones sociales que se detectará como “sistema ideológico”.
Los fundadores de la entrevista de investigación, mostraron la indiscutible superioridad de la entrevista sobre el cuestionario para captar los pensamientos propios de las personas interrogadas acerca de un determinado objeto temático.
La entrevista de investigación consistía en reemplazar el contexto conocido de las preguntas del interrogador por el contexto desconocido de las preguntas del interrogado. El discurso emitido se insertaba entonces “de un modo completamente natural” en sus determinantes contextuales psicológicos y sociales que son objeto del análisis de contenido.
Todo se desarrollaba, como si el discurso producido por el entrevistado no tuviese destinatario, como si estuviera solamente construido con referencia a su contexto socio psicológico, como si ele entrevistado hablase a los demás y así mismo a través de un entrevistador neutro y ausente. A la pareja (Pregunta – Respuesta) del cuestionario reemplazaba la pareja (Discurso – Contexto) de la entrevista, que s convertía en el único referente del sentido.
Concepción interactiva de los niveles de la comunicación
Los proyectos de sentido del entrevistado y del entrevistador co-construyen un discurso principalmente enunciado E por el entrevistado pero que comprende también intervenciones del entrevistador I. Este conjunto dinámico se establece en relación con un contrato de comunicación C. este último sistema constituido se halla situado en un contexto social o situación S.
El esquema global de la problemática discursiva en la entrevista de investigación:
(((E en relación con I) en relación con C) en relación con S)
Esta secuencia sólo cobra sentido si se inscribe en un contrato de comunicación inicial (aquí entrevista libre, centrada en la segunda residencia), pero también si el conjunto (interacción-contrato) es entendido como la realización de una inscripción en un sistema más vasto denominado situación social.
La relación del conjunto – Enunciado, Intervención- con el Contrato de comunicación, que se establece, interpreta a su vez una situación social más general: que tradúcela convivencia de buena ley establecida entre dos interlocutores que comparten un cierto número de valores (tal como muestra el conjunto de la entrevista).
El modelo global representa una serie de relaciones interactivas jerarquizadas, que comprenden tres niveles (relaciones que determinan el sentido del discurso).
Distinguimos el nivel de la interacción verbal (E I) que representa el conjunto de las acciones realizadas por los interlocutores a través de sus enunciados e intervenciones (puestas en tela de juicio, confirmaciones, presentaciones de sí mismo, etc.) y el contrato de comunicación inicial (C) definido por las puestas en juego, los objetivos, el lugar, el tiempo y el modo de la entrevista, inscribiéndose todo en un situación social global (S) definida entre otras por las posiciones hocícales de los contratantes, su relación con el lenguaje y el lugar simbólico que ocupa este tipo de contrato.
Esos tres niveles de inscripción del discurso.
La situación social
La situación social (o condiciones sociales) de la entrevista de investigación se halla constituida por el conjunto de las características de los interlocutores.
Los principales obstáculos hallados se encuentran esencialmente ligados a las posiciones de poder que implica la propia acción de investigación. Dificultades son del mismo orden que las que se advierten en ele interior de una misma sociedad cuando el entrevistador y el entrevistado representan uno respecto de otro capas sociales de intereses divergentes.
Al enfrentarse con entrevistados pertenecientes a culturas diferentes, los investigadores encuentran personas inclinadas a hablar y que se complacen en expresarse.
Es de señalar que las condiciones sociales óptimas para el buen funcionamientote la entrevistase encuentren en el origen mismo de la denominación de este género de práctica.
“Entrevue”, que designaba en la época del Renacimiento un encuentro y un diálogo entre dos personajes de igual rango (dos monarcas, por ejemplo).
La entrevista, para lograr su objetivo de producción discursiva lineal ha de excluir la polémica: excluye, pues, que entren en el discurso las relaciones de fuerza, de poder, de rechazo, etc., susceptibles de establecerse entre los interlocutores, el dispositivo resulta, por tanto, inaplicable en el caso en que se hubiese declarado un conflicto entre los participantes. Partiendo de la idea de que tienen posiciones comunes y de que pertenecen a capas sociales semejantes, entrevistador y entrevistado co-construirán más fácilmente el discurso.
Cuando en la entrevista se establecen unas posiciones conflictivas, ésta se desarrolla entonces sobre la base falseada de una simulación de igualdad o a veces acaba bruscamente.
Este elemento fundamental del contrato inicial de comunicación es entonces rechazado por el entrevistado que trata de imponer un nuevo contrato conforme a sus expectativas.
El contrato de comunicación
Se halla constituido inicialmente por unos parámetros que representan los saberes mínimos compartidos de los interlocutores sobre lo que hay en juego y los objetivos del diálogo, pero el cumplimiento de este contrato supone que algunos de estos parámetros sean renegociados en el curso de la entrevista. Es la manifestación de un principio de influencias que caracteriza toda situación de interlocución, principio destacado por el análisis de las interacciones verbales.
El contrato social de comunicación puede ser definido en la entrevista de investigación como el conjunto de los saberes compartidos de los interlocutores sobre los retos y los objetivos del diálogo. Estos saberes son de dos órdenes: implícitos y explícitos.
El conjunto de los saberes implícitos está constituido por lo que se puede llamar una situación potencialmente comunicativa: es necesario, como paso previo a todo contrato explícito, que los interlocutores compartan un cierto número de códigos culturales, reglas sociales y modelos de intercambio oral o interlocución.
El conjunto de los saberes explícitos se constituye en el tiempo que separa la toma de contacto entre entrevistador y entrevistado y el comienzo de la entrevista propiamente dicha, marcado por el enunciado de una consigna por parte del entrevistador y la puesta en marcha de su aparato de registro.
Esta fase de toma de contacto elabora el contrato inicial de comunicación al que cada interlocutor se co-referirá para evaluar la pertinencia del diálogo. Toda ambigüedad a nivel de definición del contrato inicial tiene consecuencias muy importantes sobre el modo de cumplimiento de este contrato, es decir, sobre la interacción verbal entrevistador- entrevistado.
Para que exista una definición mínima del contrato inicial, el entrevistador se ve obligado a revelar al entrevistado los motivos y el objeto de su petición. El motivo responde a las dos preguntas:
ü ¿Por qué esta investigación?
ü ¿Por qué haber elegido a este entrevistado?
El entrevistador debe definir el contrato inicial de la siguiente manera:
Una investigación realizada ene. Marco de tal organismo y por tales razones, y a través de tal intermediario, yo tomo contacto con usted para pedirle una entrevista registrada en tal sitio y de tal duración durantes la cual no le haré preguntas concretas a fin de conocer su experiencia y su punto de vista sobre tal terreno.
Así queda definido un primer nivel de pertinencia del discurso. Los parámetros que definen los motivos y el objeto de la petición, es posible distinguir un cierto número de contratos iniciales:
ü La formulación y el status del discurso serán diferentes si el entrevistador es percibido como el investigador (saber supuesto) o como el encuestador (sabiendo hacer),
ü El intermediario para la toma de contacto desempeña un papel importante en el tipo de relación imaginaria que el entrevistado mantendrá con el entrevistador: de ahí dependerá el status del discurso.
La relación del entrevistado con el tema explorado resulta también fundamental: ¿se trata de un objeto concreto o de una noción abstracta? ¿preciso o impreciso? ¿dominado? (profesional, por ejemplo) ¿o simplemente vivido?
Estos parámetros que definen el contrato inicial deben ser perfectamente descriptos por el investigador, pues constituyen la base común del sentido de los primeros intercambios entrevistador – entrevistado. Toda estandarización de esta definición del contrato inicial constituye una condición previa indispensable cuando se emplea la entrevista como una herramienta de investigación.
De hecho, la experiencia muestra que este género de entrevista de contrato impreciso y de consigna indeterminada suscita frecuentemente la evocación de la temática del trabajo: el entrevistado escoge uno de los referentes que mejor domina para suplir la manifestación ausencia del “objeto de la demanda” del entrevistador, al tiempo que se sitúa socialmente como su identidad profesional. Una gran parte del discurso subsiguiente dependerá de este comienzo de la entrevista en el que la definición de un contrato inicialmente impreciso tendrá que elaborarse enteramente en la propia interlocución.
La entrevista es una forma de diálogo social que, como tal, se ve sometido a la regla de pertinencia. Cuando las partes desconocen los retos y los objetivos de su diálogo, el discurso que producen carecen de sentido o llega a un sinsentido. Por eso, la renegociación permanente de las reglas iniciales del contrato en e. curso mismo del diálogo conduce a la producción de un discurso compuesto de status variable e indeterminado y por consiguiente, poco utilizable como dato en el marco de una investigación.
Le sistema de las intervenciones del entrevistador constituye la tercera instancia en la que se inscribe la producción discursiva del entrevistado.
El sistema de las intervenciones
Las intervenciones del entrevistador son sobre todo consignas y comentarios.
Las consignas son instrumentos que determinan el tema del discurso del entrevistado.
Los comentarios son explicaciones, observaciones, preguntas e indicaciones que subrayan las palabras del entrevistado.
Podemos caracterizar el sistema de las intervenciones del entrevistador como poseedor del objeto de:
Definir un tema sobre el que el entrevistado construye un comentario
Tomar ese comentario del entrevistado como tema de intervenciones-comentarios
El encaje de las intervenciones del entrevistador y del discurso del entrevistado reproducen de algún modo con una escena de dos personajes la mecánica propia de la construcción discursiva.
Las intervenciones –consignas
Toda entrevista de investigación comienza, pues, con una consigna inaugural del entrevistador, ésta debe ser clara yo contradictoria con el contrato inicial y más precisa que éste por lo que se refiere al objeto de la demanda.
Si el elemento temático del contrato inicial es definido como constituyente del modo de vida de las personas, es posible enunciar la consigna sin riesgo de contradicción.
Debe ser enunciada literalmente a todos los entrevistados de un mismo corques de entrevista.
La formulación de la consigna es determinante para el sentido que hay que atribuir al discurso.
El papel de las consignas es importantes, estas instrucciones añaden unos elemento de información al contrato de comunicación cuyo respeto es condición para que quede asegurada la pertinencia del discurso.
Cada consigna, como toda intervención, modifica el contrato de comunicación, es decir, el conjunto de los saberes compartidos sobre los motivos y el objeto del intercambio que se han constituido en la interlocución que precedió a esta intervención.
El encaje temporal del discurso del entrevistado y de las intervenciones del entrevistador instruye a cada interlocutor cerca de nuevos temas del contrato en curso, el contrato inicial es de algún modo renegociado por los participantes a cada serie de expresiones.
Las intervenciones – comentarios
Las intervenciones del entrevistador son comentarios que tienen como objeto el discurso del entrevistado.
El objetivo estriba en favorecer la producción de un discurso continuo.
Las intervenciones comentario pueden distinguirse según dos criterios:
ü El acto de lenguaje llevado a cabo por el entrevistador
ü La instancia discursiva buscada
El acto de lenguaje llevado a cabo por el entrevistador puede ser:
Una declaración: hacer conocer al interlocutor su punto de vista. En la entrevista se trata desde luego de un punto de vista referido al discurso del entrevistado. El enunciado del punto de vista del entrevistador sobre el tema mismo de su investigación sería contradictorio con el contrato inicial.
Una interrogación: un acto por el cual el que habla obliga al interlocutor a responder a una pregunta.
Una reiteración: un acto por el cual el que habla asume, repitiéndolo, un punto de vista enunciado por el interlocutor.
La instancia discursiva buscada remite a dos registros discursivos en acción en todo discurso, estos registros hallan su fundamento en la construcción misma de la proposición (que representa la unidad de sentido del discurso). Toda comunicación de un pensamiento implica, por un lado, una representación de la referencia (nivel referencial) y por otro, una operación psíquica que el que habla realiza sobre esta representación (nivel modal).
Esta representación se llama el “dictum” y a la operación psíquica el “modus”
El concepto de “acto de lenguaje” explota y teoriza este aspecto dicotómic de todo enunciado. Distinguimos, dos discursos (distinción cuyas implicaciones psicológicas resultan importantes):
El registro referencial definido como la instancia discursiva de identificación y de definición del objeto del que se habla.
El registro modal, definido como la instancia discursiva que traduce la actitud del locutor respecto de la referencia.
Se podrán tenerse en cuenta 6 tipos de intervenciones-comentarios:
Tipo de registro
Interpretación
Pregunta sobre la actitud
Reflejo
modal
Complementación
Pregunta sobre el contenido
Eco
referencial
Tipo de Acto
Declaración
Interrogación
Reiteración
ü Complementación: toda intervención que viene a añadir un elemento de identificación de la referencia al enunciado precedente del entrevistado. O bien síntesis parciales: o bien anticipaciones inseguras, o bien inferencias
ü Interpretación: toda intervención que pretende expresar una actitud del entrevistado no explicitada
ü Pregunta sobre el contenido: toda intervención de modo interrogativo que solicita una identificación suplementaria de la referencia
ü Pregunta sobre la actitud: toda intervención de modo interrogativo que solicita una identificación de la actitud proposicional del entrevistado
ü Eco: toda intervención que repite o reformula uno o varios enunciados referenciales del discurso del entrevistado
ü Reflejo: toda intervención que repite o reformula con un prefijo modal uno o varios enunciados del discurso del entrevistado.
El discurso enunciado por el entrevistado está construido en interacción con el entrevistador que solicita su producción lineal con la ayuda de sus intervenciones – comentarios.
Cada entrevistador tiene la tendencia personal, dependiente sobre todo de su formación a utilizar un tipo de intervención más que otro.
Intervenciones y discursos
Los discursos producidos por entrevistas están esencialmente compuestos de enunciados asertivos, aquellos cuyo propósito estriba en hacer conocer al auditor un estado de cosas o una concepción estimada como verdadera.
Entre estos “asertivos” hemos de distinguir tres categorías de enunciados:
Los narrativos, cuyo objetivo consiste en dar cuenta de acontecimientos pasados (a los que cabe asociar las descripciones de objetos)
Los informativos, cuyo objetivo es aportar un comentario nuevo sobre un determinado tema
Los demostrativos, cuyo objetivo es establecer el proceso lógico de la determinación de los hechos.
Estas categorías discursivas son detectables semántica y gramaticalmente en el nivel de los marcadores lingüísticos utilizados preferencialmente (ejemplo, tiempo verbal pasado para los narrativos).
Es más frecuente que el discurso asocie unos corpus de enunciados que representen estas diferentes categorías.
Se constata que las intervenciones declarativas y reiterativas del entrevistador se adapta mejor a ciertos de tipos de discurso, al mismo tiempo que tienden a constituirlos.
Las declaraciones
Las declaraciones del entrevistador constituyen una tentativa de ayudar al entrevistado a producir un discurso más completo y más coherente. Las complementaciones apuntan hacia la exhaustividad, mientras que las interpretaciones se dedican a señalar la existencia de cadenas causales.
Las complementaciones
Al hacer una complementación (síntesis parcial, anticipación insegura, inferencia sobre el contenido), el entrevistador no proporciona su punto de vista personal aunque deje suponerlo, no opera ninguna interpretación aunque indique que escucha lo que se le dice.
El empleo repetido de esta declaración “referencial” suscita una relación intersubjetiva basada en una especie de cooperación común para producir el mejor discurso posible, el más coherente, el más completo. El entrevistador parece emplear toda su energía en comprender y ayudar a la construcción de la historia que se le cuenta. Para ello opera, de tres maneras:
Propone una especie de reformulación concluyente y generalizadora que muestra que ha comprendido y que confirma perfectamente al entrevistado respecto del interés de lo que dice
bien adelanta una deducción insegura y apresurada, en cuyo caso “se hace el tonto para engañar mejor” y el entrevistado tiene que efectuar un desarrollo suplementario para colmar la aparente laguna (en la expresión y en la comprensión)
hace una inferencia lógica o pragmática cierta que revela una atención sensible al razonamiento en la exposición de los pensamientos y de los hechos
Las Interpretaciones
La interpretación es una intervención centrada en la causa de lo dicho por el entrevistado, es decir, sobre su sentido tal como se halla constituido por la intención del sujeto parlante. Es casi siempre percibida por el entrevistado como un poder sobre su discurso, en efecto, todo el que habla pretende ser poseedor del sentido de lo que dice y aparente no cede esta prerrogativa al interlocutor más que en situaciones especiales.
La interpretación provoca unos efectos de consentimiento o de resistencia, según que se suponga que revela unas intenciones congruentes con el contenido proposicional de los dicho (interpretación confirmativa) o unas intenciones incongruentes (interpretación informativa).
Este discurso demostrativo se halla a menudo acompañado de un proceso de marginación del sujeto y de generalización. Es frecuente, por ejemplo, que en esta ocasión el entrevistado adopte una jerga de especialista.
Las reiteraciones
Las reiteraciones son extracciones de contenido. Estas manifiestan, en el contrato específico de la entrevista de investigación, a la vez una confirmación de atención y una demanda de aclaración del enunciado reiterado. Las reiteraciones no poseen el mismo sentido cuando se hallan integradas en un enunciado narrativo que cuando lo están en un enunciado informativo.
La intervención reimpulsa vigorosamente el discurso informativo, mientras que, dedicándose a una narración o a una descripción, constituye una puntualización a veces superflua y que en ocasiones incluso cae en el vacío.
Distinguimos entre las reiteraciones eco y las reiteraciones reflejo, las primeras reiteran el dictum del enunciado y las segundas el modus y el dictum.
El eco
Su efecto es insistente y problematizante mientras que la complementación tiene un efecto más bien trivializante, el eco provoca una resistencia o unas sumisiones:
ü Se resiste a la captación por parte del otro de elemento del propio discurso, éste constituye un conjunto y representa la unidad de una persona, su totalidad
ü Se cede al otro una cierta responsabilidad en el acto de enunciación cuando se supone que ese otro posee o puede conseguir una parte de verdad para sí mismo
El eco presenta una tendencia a hacer que el entrevistado produzca un discurso “que no asume”, es decir, no explícitamente moralizado por unos prefijos de actitud proporcional como “pienso que”, “tengo la impresión de que”, etc. en efecto, al repetir solamente el dictum de una proposición enunciada, el entrevistador solicita una explicación de la aserción, es decir, de un enunciado considerado como verdadero por el entrevistado, esta solicitud de explicitación equivale a poner en tela de juicio el valor de verdad de la proposición reiterada. En el discurso subsiguiente, el entrevistado emplea su energía en la disposición y el establecimiento de este valor de verdad.
La posición de los protagonistas de la entrevista es diferente cuando el entrevistador efectúa unas reiteraciones modales o “reflejos”.
El reflejo
Las reiteraciones que reflejan la actitud del que habla no ponen en tela de juicio el valor de verdad en sí misma de la proposición reiterada, pero le atribuyen un origen enunciativo y reemplaza la problemática de la veracidad por la de la sinceridad del que esta hablando.
El “reflejo” o “reanudación especular” o también “reformulación de los sentimientos” es una intervención característica de las terapias rogerianas.
En la entrevista de investigación, su empleo sistemático suscita un tipo de discurso sobremodelizado, encaminado, según los casos, a la expresión de titubeos y de incertidumbres referentes al objeto temático explorado o a la enunciación firme de las convicciones y de las creencias del entrevistado.
Las interrogaciones
El papel de estas preguntas, preciso y estandarizado (superficialidad y desmenuzamiento de las respuestas), se esfuma prácticamente del todo en un contexto de intercambio oral en donde domina la mecánica discursiva. Las preguntas distribuidas en dosis homeopáticas tienen como función el recurso directo a un registro discursivo dado a propósito de objetos integrados en la temática tratada por el entrevistado.
Por el contrario, una dosis masiva de interrogaciones perturba el desarrollo de la entrevista de investigación.
Ordenado por una situación social, un contrato inicial y unas intervenciones del entrevistador, el discurso revela ser el producto de una serie de interacciones permanentes.
Interacciones verbales
Nos vemos confrontados en la entrevista con lo que se denomina habitualmente la “polisemia” del discurso, todo discurso nos remite a unas significaciones múltiples. Por el sentid del producto discursivo acabado.
El análisis interpretativo del discurso acabado equivale de hecho a reemplazar por un contexto interlocutivo imaginario (el que construye el analista, incluyendo su encasillado de análisis) el contexto interlocutivo real (definido como interactivo, contractual y situacional), única referencia susceptible de hacer emerger el verdadero sentido del discurso.
Definamos y aclaremos la lógica de las interacciones verbales y precisemos la noción del sentido del discurso.
La lógica de las interacciones verbales en la entrevista
Llamamos interacciones verbales en una situación de intercambio oral al conjunto de las acciones efectuadas por los interlocutores a través de los enunciados emitidos. Estas acciones que representan el conjunto de lo que se hace por medio de lo que se dice.
Las que denomina “funciones de la palabra” son las siguientes:
ü Peticiones de bienes, servicio, información
ü Peticiones de repuestas sociales (reconocimiento, dominación, afiliación, desafió, etc.)
ü Ofertas de información o de interpretación
ü Expresiones fonológicas (el que habla reacciona ante un estímulo externo o ante un sentimiento, un problema, etc.)
ü Rutinas (agradecimientos, cortesías)
ü Evitaciones (conversación iniciada porque otra actividad resulta desagradable)
Así un discurso asertivo desarrollado por un entrevistado será mantenido por el entrevistador a condición de que este último no responda directamente a la demanda social de reconocimiento implicada por la aserción.
Cada gesto significativo alcanza al que emite con el mismo título que al que lo recibe.
Antes de ser interlocutores, los sujetos empíricos que participan en el diálogo son “interlocutores”. Formula que satisface la problemática clásica de la dualidad del sujeto.
A partir de estas nociones de interlocución y de intralocución podemos proponer un modelo que dé cuenta de la especificidad del diálogo en dispositivos interlocutivos favorecedores de la producción de un discurso lineal por un participantes. Caracterizados por una carencia de la respuesta del entrevistador para satisfacer el proyecto de sentido del entrevistado, carencia hábilmente regulada para no suscitar la ruptura del contrato.
Este desplazamiento observado desde lo interlocutivo, hacia lo intralocutivo constituye el origen del proceso de influencia indirecta que ejerce el entrevistador sobre el entrevistado.
Cada intervención es así interpretada por el entrevistado como reveladora de la exigencia que debe tener consigo mismo en la producción de su discurso.
De este modo se observa que unas formas diferentes de reiteración, intervención a menudo considerada “neutra”, influyen de manera significativa en la estructura formal del discurso del entrevistado de acuerdo con la forma de la reiteración.
Estudios experimentales
Tal proceso de identificación con el entrevistador resulta correlativo con una manipulación, éste tiende a conservar el dominio del contrato, otorgando al entrevistado un cierto dominio del discurso.
El entrevistado se ve desde luego enfrentado con unos problemas de pertinencia discursiva que le conducen a modificar su proyecto de sentido de conformidad con el supuesto proyecto de sentido del entrevistador. Cada intervención del entrevistador entendida según esta hipótesis como indicadora del marco con relación al cual el entrevistado acomodará su discurso para que quede a propósito.
En las diferentes experiencias realizadas, tanto por escrito (para neutralizar los fenómenos de entonación) como oralmente (en la situación exacta de la entrevista de investigación), conseguimos poner de relieve una variación significativa de la tasa de modalización de los discursos en el sentido de un aumento con reiteraciones modales y de una disminución con reiteraciones referenciales.
El entrevistado comprende que debe responder de la verdad de lo que dice. Desarrolla entonces un discurso referencial.
La construcción del sentido
El sentido, elemento primordial de todo diálogo, como la causa de los dicho, o buscar la causa de que lo haya dicho
Distinguen lo que denominan el sentido a la izquierda y el sentido a la derecha, según la topografía de la escritura (lo que está a la izquierda precede en el tiempo a lo que ésta a la derecha.
La referencia real o imaginaria a un sentido previo (SI), es un dato fundamental del contrato de comunicación. SI representa, de hecho, el conjunto de los saberes compartidos (o supuestamente compartidos) sobre la base de los cuales es posible un diálogo. En cambio, SD, y SD, representan unas acciones de interpretación llevadas a cabo por los interlocutores en el proceso de validación de lo dicho por el otro, proceso que rige la continuidad del intercambio en un diálogo.
Esta diferencia fundamental entre dos sentidos es establecida igualmente por Widlocher (1986) que distingue entre causalidad mecánica y causalidad teleológica en la descripción y la explicación de los comportamientos humanos.
La causalidad mecánica se halla constituida por el conjunto situacional de los factores antecedentes que dominan el fenómeno observado, situación determinante de la acción.
La causalidad teleológica está constituida por el conjunto de las acciones implicadas en el fenómeno observado, acciones que interpretan y descifran la situación.
Los enunciados de cada participante en un diálogo sólo se producen con “fines prácticos”. Toda investigación que pretendiese lograr a través de estos discursos singulares la descripción de hechos más generales, la determinación de leyes y la construcción de modelos se vería afectada de invalidez.
La condena etnometodológica de la entrevista como técnica de investigación es la traducción de una reflexión insuficiente sobre los procesos de co-construcción del discurso en la entrevista.
Si la entrevista de investigación sigue siendo ese “encuentro privilegiado” entre un entrevistador y un entrevistado “abandonados a ellos mismo”, no existe posibilidad alguna de que progresemos en la elaboración de los datos en ciencias humanas y sociales.
EL SALVAJE METROPOLITANO
Guber, R
La entrevista antropológica 2: Preguntas para abrir los sentidos
La dinámica general de la investigación, en la que la entrevista se va reformulando conforme a los objetivos parciales de cada etapa, la dinámica particular de cada encuentro.
Dinámica general: la entrevista en la investigación
Proceso gradual por el cual el investigador va incorporando información, en sucesivas etapas de su TC. Dentro de este proceso pueden identificarse dos grandes mementos: uno de apertura y otro de focalización y profundización.
Descubrir las preguntas: primera apertura
La entrevista formal puede ser adecuada si se ha contactado a un informante a través de un tercero, explicándole que quisiéramos conversar con él sobre algún tema en particular.
En la primera etapa de TC, la EA sirve para descubrir las preguntas, esto es, para construir los marcos de referencia de los actores, a partir de la verbalización asociada libremente.
Desde estos marcos se extraerán en un segundo momento, y tras una categorización diferida, las preguntas y temas significativos para la focalización y profundización.
Esto no sucedió por casualidad sino gracias la atención flotante del entrevistador.
El arte de no ir a al grano
En esta primera etapa del TC, se trata de comenzar a efectivizar el proceso de especificación al que nos referimos en la construcción del objeto de conocimiento. Esta especificación no consiste tanto en encontrar respuestas inmediatas a preguntas derivadas de la teoría sino, fundamentalmente, en descubrir los modos de organización sociocultural por los que se experimentan y conciben cuestiones vinculadas, más y menos directamente, con su centro de interés.
Al comenzar la entrevista, preferimos dar una serie de rodeos para que las categorías de “villero”, “villa miseria”, “discriminación”, “prejuicio”, etc., surgieron de los entrevistados y no de las preguntas que se les formulaba. El “problema villero” debía ser introducido por ellos.
El investigador inicia sus preguntas introduciendo el tema y las categorías, corriendo el riesgo de cerrar la emergencia de nuevos sentidos.
Por consiguiente, en la formulación de la pregunta se estaba prefigurando la respuesta.
El segundo problema residía en el término “prejuicio”. Como veremos en el ejemplo trabajado en el esquema para la construcción del objeto, una cosa es el “prejuicio” como categoría teórica del investigador y otra la categoría del sentido común, según la cual “prejuicios” tienen los demás, uno tiene juicios, los prejuicios están formulados previamente y sin suficiente conocimiento, es lógico suponer que nadie va a hacer y a defender una afirmación si la caracteriza como de escaso fundamento. La confusión entre términos teóricos y empíricos es frecuente en las ciencias sociales y surge de la similitud terminológica del lenguaje académico y el uso corriente. No es necesario que el informante admita, - “si yo tengo prejuicios”, para que el investigador, ya tranquilo, afirme que sus informantes efectivamente los tienen y sustentan. En nuestra investigación, no intercalamos jamás ese término, salvo cuando era introducido por el informante. Nuestra conclusión era, pues independiente de que los informantes reconocieran sus prejuicios, como se ha dicho, no se trata de demandar a los legos que se comporten como “sociólogos sin título”. Los contenidos de las entrevistas no resuelven el análisis teórico ni sustituyen las conclusiones de la investigación, conclusiones que resultan de una constante retroalimentación entre análisis teórico y análisis empírico. Volviendo a la construcción del objeto, no fuimos al campo a preguntarle a los informantes si tenían o no prejuicios, sino que abrimos el canal para que expresaran sus concepciones, nosotros procedimos a analizar los datos y fuimos quienes decidimos, según ciertas definiciones, si se trataba o no de prejuicios. Fuimos al campo a preguntarle a los informantes si tenían o no prejuicios, sino que abrimos el canal para que expresaran sus concepciones, nosotros procedimos a analizar los datos y fuimos quienes decidimos, según ciertas definiciones, si se trataba o no de prejuicios. Fuimos al campo para visualizar cómo se especificaban los prejuicios y prácticas discriminatorias, en determinados actores sociales.
Preguntas autorrespondisdas (o el paradigma de yo la compra, yo la vendo)
Hay cierto tipo de preguntas que, aun cuando parecen abiertas, llevan implícita su respuesta, esta prefiguración puede obedecer a varias razones:
el contexto de la entrevista, (con terceros) con testigos presenciales de la entrevista, comprometidos en la respuesta que solicita el investigador (aún sin saberlo)
la carga ética y moral de los términos de las preguntas
el sentido social negativo a que conducen las respuestas
la asignación de roles al investigador y la experiencia con este tipo de entrevista
el peso valorativo implícito en la pregunta, cuando el investigador da al informantes escaso margen para disentir
Después de este breve repaso de algunos modelos de preguntas cargadas, convendría detenernos en las vías para concretar, ahora sí, el cometido de la primera etapa del TC: la apertura.
Preguntas para descubrir preguntas
El descubrimiento de las preguntas significativas según el universo cultural de los informantes es, ya, una parte de la investigación y puede hacerse a través de diversos procedimientos: escuchar diálogos entre los mismos pobladores, intentando comprender de qué hablan y a qué pregunta implícita están respondiendo, solicitarle a alguien que formule una pregunta interesante acerca de tal o cual temática.
Estos procedimientos presentan algunos inconvenientes, pues los informantes quizás no comprendan aún qué se propone el investigador y respondan con lo que se suponen que desea oír. Spradley recomienda, usar preguntas descriptivas por las que se solicita al informantes que hable de cierto tema, cuestión, ámbito, pasaje de su vida, experiencia, conflicto, etc.- ¿puede usted contarme cómo es el barrio? ¿puede contarme sus primeros años en el barrio? Estas preguntas sirven para ir construyendo contextos discursivos (selltings) o, según lo habíamos llamado más arriba, marcos interpretativos de referencia en términos del informantes, a partir de estos marcos, el investigador podrá avanzar hacia la formulación de preguntas culturalmente relevantes, al mismo tiempo, lo familiarizarán con modos de pensar y asociar términos y frases referidos a hechos, a nociones y a valoraciones. Por eso es clave que en esta primera etapa, el investigador aliente al informante a extender sus respuestas, a ser más profuso en sus descripciones, explicitando incluso aquello que considere trivial o secundario, para el investigador – al menos, nada “a priori”- lo es.
Esto puede lograrse por dos vías:
Introduciendo la menor cantidad posible de interrupciones y dejando que fluya el discurso del informante por la libre asociación.
Abriendo el discurso a través de distintos tipos de preguntas abiertas.
Estar en silencio puede significar dar vía libre para que el informante se explaye, el mutismo puede derivar más bien en ansiedad, malestar y hasta en la finalización del encuentro y de la relación. Es un silencio puede significar dar vía libre para que el informante se explaye, el mutismo puede derivar más bien en ansiedad, malestar y hasta en la finalización del encuentro y de la relación. Es un silencio forzado, el silencio calmo, propio del interés de quien escucha a otro, autoriza algunas intervenciones y corrige la imagen de ser prescindente que denota una actitud evaluativo, distante o apática. Si las interrupciones son, necesarias y a veces obligatorias para hacer fluidos el encuentro, parece aconsejable que sean lo más controladas posible, preguntándose el investigador qué pretende con ellas y cuáles podrían ser sus derivaciones. Se subordina a la dinámica de la entrevista y a la personalidad de las partes, pudiendo adoptar un carácter ágil o convertirse en un intento forzado para extraer, al menos, unos cuantos monosílabos.
A lo largo de una entrevista, el investigador puede adoptar diversas tácticas o comportamientos para promover la locuacidad del informante, con variables grados de directividad. Dohrenwend y Richardson distinguen grados de “restricción” o directividad sobre las respuestas:
ü Un simple movimiento con la cabeza, asintiendo, negando o expresando interés y aprobación
ü Repetir los últimos términos con que se ha expresado el informante
ü Emplear estas últimas frases para construir una pregunta en los mismos términos
ü Formular una pregunta en términos del investigador sobre lso últimos enunciados del informante
ü En base a alguna idea expresada por el informante es su exposición, pedir una ampliación de la misma
ü Introducir un nuevo tema de conversación
Conviene que las interrupciones del investigador en el discurso del informante sean cuidadas y, dentro de lo posible, no accidentales para evitar los efectos involuntarios de la directividad e interrumpir la libre asociación de ideas. Pero también es necesario intercalar preguntas aclaratorias o de “respiro” en el curso de la entrevista, de lo contrario, se corre el riesgo, por una parte, de ya no saber quién es quién en el relato, ni entender qué sucedió, o bien, por otra parte, puede suceder que el informante se moleste o agote al sentirse unilateral y ostensiblemente interrogado.
las preguntas de apertura del discurso del informante son de varios tipo, se pueden distinguir grandtour que interrogan acerca de grandes ámbitos, situaciones, períodos. Se identifican, aquí, cuatro subtipos de preguntas grandtour:
ü las típicas, que interrogan acera de lo frecuente, lo recurrente, lo típico
ü las especificas, referidas al día más reciente del informante o a un sitio más conocido por él
ü las guiadas, que se efectúan simultáneamente a una visita por el lugar, y en que el informante añade explicaciones conforme avanza la visita.
ü Las relaciones con una tarea o propósito, paralelas a la realización de alguna actividad, como cuando el informante hace un gráfico o diseña un mapa del sitio de interés.
Las preguntas mini-tour son semejantes a las grand-tour, pero se refieren a unidades más pequeñas de tiempo, espacio y experiencia. Las preguntas mini-tour reproducen, en menor escala, los subtipos de las grand-tour (típicas, específicas, guiadas, relativas a una tarea). Tanto en uno como en otro grupo – grand y mini- pueden intercalarse preguntas de ejemplificación, en las que se solicita al informante que ejemplifique con un caso concreto vivido o atestiguado por él, que considere pertinente al punto que ese está desarrollando.
A lo largo de la descripción, el informante suministra información acerad de quienes están allí, cuántos son, qué ocurre, cuáles son las actividades preponderantes, qué situaciones son frecuentes, cuánto tiempo están o han estado viviendo resistiendo, trabajando allí, cómo es el lugar, su extensión, los bienes materiales en su interior, sus subdivisiones. A cada frase podría seguir, seguramente, alguna pregunta acerca de qué, cómo, quién, dónde, cuándo, porqué y para qué.
En el curso de la conversación, el investigador puede recurrir a un interrogante estratégicamente directivos. Las preguntas anzuelo suelen dar pie al pronunciamiento del informante. Las preguntas de abogado del diablo (sugeridas por Strauss, 1973), son aquellas en las cuales el investigador ayuda a la locuacidad del informante, suministrando un punto de vista premeditadamente erróneo o adverso, para que el informante efectúe las correcciones y precisiones que considere pertinentes.
Las preguntas hipotéticas son aquellas en las que se trata de ubicar al informante frente a un interlocutor o situación imaginarios. Este tipo de pregunta es adecuado para introducir variables a la situación de entrevistas que circunscriben necesariamente lo que el informante verbaliza a lo pautado por su entrevistador. La presentación de situaciones hipotéticas puede permitir imaginar otras respuestas y puntos de enunciación que atañen a la valoración de la situación real. (¿cómo debería ser una institución de investigación?, ¿un profesor?, ¿una esposa?, ¿un trabajador?).
Si la investigadora se hubiera limitado a la primera respuesta, habría obtenido una información parcial y superficial acerca de la imagen del informante sobre el servicio.
Durante la primera etapa, el investigador se propone armar un marco de términos y referencias significativo para encarar sus futuras entrevistas, aprende a distinguir lo relevante de lo secundario, lo que pertenece al informante de cuanto proviene de sus inferencias y preconceptos, contribuye, así, a modificar y relativizar su propia perspectiva sobre el universo cultural de los entrevistados. El control sobre lo que dice y hace el informante se modifica al acceder a información significativa, que hasta entonces quizás se habría considerado irrelevante. Como señala Agar, en la entrevista etnográfica todo es negociable. Los informantes reformulan, niegan o aceptan –aun implícitamente- los términos y el orden de las preguntas y los temas, sus supuestos y las jerarquizaciones conceptuales y explicativas del investigador. Y aunque la próxima etapa siga básicamente los mismos criterios, en los momentos iniciales, la EA es sumamente adecuada para abrir la mirada y los sentidos del entrevistador y profundizar el proceso de diferenciación entre lo que procede del informante y lo que procede de las inferencias del investigador. Ambas son tareas, más que paralelas, estrictamente complementarias, en la medida en que permiten vislumbrar a otro a través del reconocimiento de sí mismo. La reflexividad tiene lugar también en la EA como un recorrido especular de conocimiento y autoconocimiento.
Focalizar y profundizar: segunda apertura
La obtención de un material “denso”, profuso en descripciones, valoraciones, reseñas y explicaciones nativas, corre a la par de su análisis en campo. Análisis puede tener lugar, además, como una etapa determinada entre dos fases de campo o cuando se considera que el campo ha sido concluido.
Si en la primera etapa se trata de abrir la mirada, en la etapa siguiente se intenta seguir abriéndola pero con determinada dirección, mayor circunscripción y habiendo operado una selección de los sitios, términos y situaciones privilegiadas por los que se expresa dicha especificación. En esta segunda etapa, el investigador puede dedicarse entre otras tareas, a ampliar, profundizar y sistematizar el material obtenido, estableciendo los alcances de las categorías significativas identificadas en la primera etapa, para ello se vale de nuevas formas de entrevista que le permitan descubrir las dimensiones de una categoría o noción.
En las investigaciones en sociedades exóticas, el descubrimiento o la identificación de categorías es quizá más sencillo que en la propia sociedad del investigador, porque los términos le resultan poco familiares y es más sensible a sus manifestaciones.
Quizá sea conveniente reformular la perspectiva de la interrogación. Una vez individualizado, el investigador suele caer en la tentación de preguntarle al informante su definición. Esto es lo que me pasó cuando entrevistaba a una funcionaria política e indagaba acerca de los residentes en villa, me comentaba entonces que lo más evidente de estos sectores era su promiscuidad.
El pensamiento corriente no es crítico sino práctico y se presenta como inmediato, adherido a lo real.
No es extraño que el informante se moleste o se sienta en falta, lo cual, en vez de ayudar a ahondar en la explicación, redundará en el intento de auto corrección y/o autodefensa, ninguno de los dos es el propósito de la entrevista. El investigador ganará en acceso si opta por indagar no la definición, sino el uso de la categoría (la definición quizá, deba construirla por su cuenta).
Para esta etapa, Spradley (1979) sugiere formular preguntas estructurales y contrastivas. Las preguntas estructurales son aquéllas que interrogan por otros elementos de la misma o de otras categorías, que puedan a su vez ser englobadas en categorías mayores. Por ejemplo, cuando hube detectado que el “villero” es uno de los posibles habitantes de las villas, pregunté: ¿quién otros viven en la villa?. Las preguntas contrastivas son aquéllas en las que se intenta establecer la distinción entre categorías. De una pregunta contrastiva no sólo se extraen datos acerca de los elementos distinguidos, sino también de su comparatividad, que es una relación lógica.
Las relaciones semánticas entre elementos del discurso apuntan a señalar en las estructuras del léxico y la sintaxis, cómo se articulan distintos conceptos, identifica como principales la relación de inclusión, de ubicación, causa, razón, localización de la acción, función, secuencia, atributos.
Una vez identificadas, conviene ensayar el conocimiento y uso de categorías con informantes que no las hayan expresado aún o que lo hayan hecho con otros sentidos. Aquí, probablemente se encuentre gran apoyo en las encuestas y cuestionarios, pues estas técnicas permitirán extender el uso de ciertas categorías a un universo mayor y homogeneizar la información proporcionada de manera heterogénea por los entrevistados.
El trabajo con relaciones entre términos y categorías permite detectar y establecer el sentido del uso de conceptos nativos, descubriendo sutiles distinciones que pueden ser indicativas de cuestiones de mayor alcance. Empezamos a pensar que si un partido político aspira a convertirse en la “vanguardia” de estos habitantes y los interpreta como “villanos”, seguramente tendrá menos éxito que si los interpreta como “vecinos de Villa Tenderos”,siendo que en ese contexto la categoría “villero” es rechazada por su carga estigmatizadora y vergonzantes. Pero para llegar a esta distinción fue necesario advertir claramente que una cosa son las categorías del investigador (o categorías analíticas) y otra, las de los informantes (o Fol., nativas, emie). Es precisamente esta distinción la que no reconocería el cuestionario que analizamos en el capítulo anterior.
Otro sentido de la profundización
Además de la referencia a los sentidos, profundizar puede consistir en avanzar hacia temas que, por considerarse tabú, conflictivos, comprometedores o vergonzantes, no se han tratado en los primeros enentrentos o en la primera etapa de entrevista. Estas facetas, pueden darse a conocer en el curso de la relación de campo, cuando el informante sabe algo más acerca de los propósitos del investigador y, sobre todo, de su conducta en terreno. Puede confiar siquiera mínimamente en que sus actividades o reflexiones no habrá de trascender y en que la imprescindible asegura la discreción, garantizando de palabra y de hecho que el material obtenido no trascenderá de unos a otros, al menos sin consentimiento previo.
Hechos conflictos de los cuales hay más de una versión y sus instancias son conocidas por solo algunas personas. En estos casos, el problema es cómo no poner de manifiesto la fuente de información y al mismo tiempo, contrastar visiones contendientes. Lo quiera o no, el investigador se transforma en el portador de ambas, y probablemente, también en el blanco de reclamos de legitimación para sustentar cada uno su razón. Forma de evitar suspicacias y de no herir susceptibilidades sea ampliar la problemática sea ampliar la problemática, a través de preguntas lo suficientemente generales como para incluir aspectos relativos a las versiones enfrentadas y que, de otro modo, conducirán fácilmente a identificar su fuente. Al saltar el cerco fue averiguar algunas cosas acerca de la dinámica de la sociedad vecinal. Pero otro propósito era indagar cómo se operaba y qué significaba el conflicto entre dos familias enfrentadas políticamente pero ligadas por parentesco, vecindad y contigüidad territorial.
Los temas tabú no son universales sino específicos de cada sociedad, cada cultura y de cada sector o grupo social. Suelen depender del sistema normativo valorativo dominante, de las posibilidades de esos grupos de hacer efectivo dicho sistema y de la variabilidad de “ajustes secundarios” a pautas de funcionamiento sociales, institucionales, etc. es probable que el investigador descubra en sus primeras indagaciones algunos de estos temas y que reciba de parte de sus informantes ciertos indicios de que no pueden ser tratados, estos indicadores son en sí mismos materiales que pueden convertirse en datos a profundizar en una etapa ulterior. Es claro que no existe una conducta lineal con respecto a estas cuestiones. Su manejo es el resultado, más bien de una constante negociación del investigador, antes que del transcurso temporal, independiente de los sujetos de la relación. El tiempo y el TC ayudan, pero son el investigador y los informantes quienes deciden, en última instancias, si ya es hora de abrir algunas cajas fuertes. Que el tiempo es condición necesaria pero no suficiente lo demuestra el hecho de que sólo con algunos informantes se pueden tratar ciertas temáticas, mientras que con otros la relación se mantiene en un nivel general hasta decir a dios.
En el período de profundización y focalización, los principios de la no directividad siguen vigentes porque la apertura de sentidos no concluye sino con la investigación misma, la búsqueda prosigue reproduciéndose al interior de los nuevos límites, fijados tras la primera etapa. Sin embargo, también es cierto que puede advertirse una mayor directividad de parte del investigador, al intentar homogeneizar la información de su muestra total. Como ya dijimos, en esta segunda etapa se puede recurrir a preguntas estructurales y cuestionarios, para cubrir aspectos desigualmente relevados, para contrastar los alcances interpretativos del investigador y verificar si las categorías detectadas por él pertinentes y significativas para todos, alguno o ninguno de los informantes.
Dinámica particular: la entrevista en el encuentro
Con la expresión “dinámica particular” nos referimos a la evolución de la relación entre el investigador y el informante, en una unidad de entrevista. La entrevista es un proceso donde se pone en juego una relación social que, como vimos, es concebida de diversas maneras por sus protagonistas. La dinámica particular sintetiza las diversas determinaciones y condicionamientos que operan no sólo en situaciones de entrevistas, sino genéricamente en las de la interacción social y, como subespecie, en el encuentro entre investigador e informante. En la dinámica particular de la entrevista, pueden negociarse: el contexto, los temas, los términos de la conversación (unilateral, dialógica, informativa intimista, etc.), el lugar y la duración.
El contexto de entrevista
El contexto desempeña un papel crucial. Usaremos el concepto en relación con las preocupaciones de este libro. A tal fin, distinguimos entre un contexto ampliado y otro restringido.
El contexto ampliado refiere al conjunto de relaciones que engloban tanto al investigador como al informante y que puede ser visto en su dimensión política, económica, cultural, etc. (por ejemplo, investigador e informantes están involucrados en una relación colonial si uno y otro pertenecen a metrópoli y colonia, respectivamente o en una relación de clase, si se encuentran en la misma sociedad pero pertenecen a distintas clases sociales.
El contexto restringido refiere a la situación social del encuestado, esto es, a la articulación concreta entre lugar-personas-actividades-tiempo. Las instancias de este nivel del contexto varían en relación más directa con el desarrollo del TC en determinada unidad social. El medio clásico de la entrevista, tal como la suelen aplicar algunos científicos sociales y otros profesionales (como trabajadores sociales, médicos y psicólogos), es el encuentro “uno a uno”, en un sitio apartado, dotado de cierta privacidad, frecuentemente en la oficina del entrevistador, sin interrupciones que puedan provenir del ámbito del entrevistado y que, en el caso de existir, no suelen tomarse en cuenta sistemáticamente como información significativa y relevante.
La EA sufre una relocalización del ámbito del investigador al del informante, pues tienen como supuesto que sólo a partir de sus situaciones cotidianas y reales es posible descubrir el sentido de sus prácticas y verbalizaciones. Como “extranjero”, el investigador no conoce de antemano su articulación significativa con el contexto, ni los matices en los cambios de significación. Acostumbrados a verlos desplazarse por el vecindario y a que se los interrogue acerca de sus carencias y necesidades, los residentes suelen concebir al investigador como un agente del Estado y responderle en consecuencia, destacando problemas y dificultades del asentamiento. El investigador puede concluir que todo el mundo social del informante es así de cadenciado, deplorable y misérrimo, propendiendo a una imagen sesgada de esa población. En cambio, si interpretara que ese conjunto de respuestas obedece al implícito hábito de un actor al que se le ha venido comunicando: “usted es un cadenciado, el Estado ayuda a las cadenciados, cuéntenos en qué podemos hacerlo”,entonces el investigador advertiría que accede solo a las nociones que el informante pone en acto (en forma de respuesta) con referencia a una situación de tales características (en este caso, de asistencia pública). La situación de entrevista es categorizada como entrevista de agente oficial a pobre asistido, el rol de aquél es preguntar y dar, el de éste, pedir y demostrar su carencia. Hay sin embargo otros aspectos que el informante no considera pertinentes.
En el análisis del contexto restringido puede ser relevante el hecho de ser local o visitante, que la entrevista se lleve a cabo en un medio familiar al informante o al investigador (su oficina, su vivienda, etc.)
Por consiguiente, si ser “local” o “visitante” es asimilado a recibir en el medio habitual, también puede ocurrir que el informante no quiera ser del todo “local” debido a ciertas restricciones que integran su cotidianeidad y que, sin embargo, se sienta muy cómodo en este otro sitio. Es pertinente entonces indagar en las formas en que el entrevistado categoriza al sitio de entrevista, sea cual fuere, y reflexionar acerca del modo en que incide en el vínculo y la información. Quizá, como medida práctica, sea aconsejable dejar que en una primera instancia sea el informante quien decida adonde e ir explorando, gradualmente, una posible relocalización. El sabrá por qué eligió ese ámbito, quedando por cuenta del investigador averiguar la razón.
El contexto restringido incluye también a las personas presentes en el encuentro y que operan como testigos de la entrevista.
Los ritmos del encuentro
Criterios generales para tener en cuenta.
Como parte de las actividades desarrolladas en campo y de la OP, la EA puede dar comienzo en cualquier lugar, sin concertación previa, con cualquier persona y tener una duración variable. Puede consistir en un breve intercambio de palabras en la calle o a la entrada de un edificio, transformándose en una charla de café o en una seria y meticulosa conversación sobre algún tema de interés del investigador –que es como solemos concebir a la entrevista-. Todas estas posibilidades son difíciles de prever, sobre todo cuando se adopta un TC y técnicas explica: “en un trabajo de prospección de un barrio, donde se intentó obtener una imagen lo más global posible de la vida barrial, el investigador opta por entrevistas ocasionales, de calle”. La gente, es obvio, no sale de su casa preparada para que la paren y le planteen una entrevista. Esto es parte de las condiciones propias del potencial informante. Pero también el investigador se encuentra condicionado por esa situación. Las alternativas podrían ser desde no recibir el más mínimo apunte de parte del vecino, como terminar haciendo una entrevista de hora y medio, sin ningún problema. Pero este el entrevistador no lo sabe”.
Aunque compartimos el criterio más generalizado, según el cual una entrevista requiere un lapso mínimo para que las parte intercambien impresiones de su presentación –voluntaria e involuntaria- y se vayan conociendo, no quisiéramos perder de vista las instancias informales- aún dentro de la entrevista formal (valga la redundancia)- como los encuentros fugaces y los comentarios fuera de la situación que concebimos como típica. Ello obedece a que, al estar integrada a otras actividades de campo, cualquier ocasión y cualquier informante pueden en principio ofrecer material relevante, asimismo, cualquier comentario puede revestir una significación que, aunque inadvertida en el momento, se descubra relevante tiempo después, al releer las notas o al internarse en el universo de los actores. El propósito de esta reflexión es señalar queso les reconocemos a estos encuentros casuales una importancia potencial similar a la de una entrevista programada, se les podrá sacar provecho, el campo en su totalidad puede ser significativo, todo es cuestión de acceder a esa significatividad sin predeterminar sociocéntricamente qué vale y qué no. El TC en el medio habitual del investigador ha tendido a descuidar esas pequeñas instancias de relación y producción de datos, ya que el investigador no suele ser testigo inmediato de la vida social de sus informantes y su información proviene casi exclusivamente de la situación formalizada de entrevista. Los desafíos a la relocalización del TC antropológico en las llamadas sociedades complejas. Estos encuentros fugaces son germen potencial de relaciones más profundas. De ahí que el valor de cada encuentro sea variable, no sólo por la cantidad y calidad de material a obtener sino, además, por el ángulo desde el cual el investigador concibe la entrevista, otras técnicas y el mismo TC.
En las primeras entrevistas, quizá sea conveniente abordar temas generales, poco comprometidos y no imitativos, al comenzar el encuentro puede ser oportuno referirse a los llamado “temas triviales”. Cada encuentro, sin embargo, es una caja de sorpresas y puede revelar cuestiones que se suponían confidencialísimas y que probablemente no se vuelvan a repetir.
La duración de la entrevista, una de las premisas es no cansar al informante, ni abusar de su tiempo y disposición. Para evitar esto, se pueden intercalar preguntas de distinto tipo –descriptivas, experienciales, ejemplificadotas, etc., cuando el informante percibe que es interrogado sin tregua, enana relación verbal asimétrica, intercalara alguna experiencia o comentario acerca de alguna vivencia del investigador puede simetrizar los términos verbales de la relación. Quizá se contribuya a crear un espacio para que el informante exprese sus dudas, formule sus preguntas. el tiempo del investigador no es el tiempo de los informantes, éstos no son máquinas que pueden vomitar material según los plazos que debe cumplir el investigador. Quizá convenga ponderarlas en función de lo que se desea obtener, de lo que se pierde, y fundamentalmente, de quienes serán los destinatarios finales de la investigación.
El tiempo y los tiempos se negocian y construyen recíprocamente, en la reflexividad de la relación de campo. Las esperas, las urgencias, las pausas y los retrasos son también significados que el investigador debe aprender en “carne propia”. Sin embargo, el tiempo no es sólo una demanda exterior sino, fundamentalmente, un ritmo interno. La impaciencia puede forzar al investigador a que éste fuerce, a su vez, a sus informantes.
El cierre o desenlace del encuentro presenta también sus peculiaridades. Pueden sucederse intrusiones ajenas a la voluntad de ambos, que den por terminada la entrevista o cambien profundamente su tono. Por lo que atañe al investigador, no es conveniente concluir el encuentro de manera abrupta, en momentos de gran emotividad y expresividad del informante, o durante el tratamiento de puntos conflictivos y/o tabúes. Estas y otras recomendaciones pertenecen a la esfera del trato interpersonal y seguramente habrán de ser manejados de modo adecuado por cada investigador, según sus propias características. Como verdad de Perogrullo, puede ser adecuado concluir la entrevista dejando abierta la posibilidad de futuros encuentros.
De controles y mentiras
La OP no tendría este inconveniente, al garantizar la verdad desde la presencia directa del investigador. Por el contrario, las verbalizaciones son, una fuente siempre latente de distorsión y subjetividad que introducen los actores, la cortina de humo de la verdad.
La presencia directa del investigador no garantiza una mejor mirada, ni una decodificación mayor del universo de los actores. En segundo lugar, esta postura supone una relación isomórfica entre dos dominios cuando éstos operan, en rigor, con lineamientos propios. El dominio de las prácticas es diferente al de las nociones y representaciones, es legítimo exigir una congruencia absoluta entre lo que la gente dice y lo que la gente hace.
Si se advierte que ambos dominios son diferentes, y por lo tanto operan según lógicas distintas, que la relación entre uno y otro es parte del cometido que se propone el TC, tanto la correspondencia como la divergencia serán objeto de indagación, es decir, serán problemáticas. El tema que nos ocupa, ello concierne directamente a la conceptualización del trabajo empírico, de las técnicas no directivas, y sobre todo, de la necesaria pero problemática relación entre observación del investigador y verbalizaciones de los informantes y la complementación entre la OP y la EA.
Más que preguntarnos si lo que se nos ha dicho es cierto o no lo es, conviene averiguar qué significa y cuáles son las implicancias posibles de lo que se dice. Esto no pretende invalidar la búsqueda de criterios de verificación y de ajuste de los discursos a los hechos. Pero cabe aquí distinguir dos cuestiones. La primera es que, como vimos, hay preguntas fácticas y preguntas de opinión o valoración. La segunda es que las verbalizaciones trasuntan siempre valorizaciones, aun cuando se refiera a datos fácticos, de manera que es conveniente distinguir ambas dimensiones para establecer qué se quiere verificar. Lo que se verifica es la dimensión fáctica, pero la opinión es verdadera por su sola emergencia, su mera aparición. En todo caso, habría que preguntarse si el informante sustenta realmente esta opinión o, de no sustentarla, ¿por qué la brinda?.
Cuando esto se trata, es conveniente proceder a una especie de crítica de fuentes, al modo de los historiadores. Los sucesos contemporáneos se pueden cotejar con otros testigos, esto vale también para hechos del pasado. Una de las críticas recomendables es la de cuales circunstancias, apoyándose el investigador en lo que conoce de su área en estudio, la crítica del informante es semejante, a la crítica de las fuentes históricas, cuando se evalúa quién la ha escrito, sino apoyarse en comentarios de terceros (esto es, ser un “informante de segunda mano”), así como la selectividad que toda observación y registro implican, en función de los intereses, preocupaciones y posición en el evento. El control cruzado de la información entre individuos con diversos grados de involucramiento en los sucesos es el modo más usual para verificar datos fácticos. La divergencia entre versiones no implica necesariamente distinto grado de veracidad. Consideramos que hay información que posiblemente no se alcance jamás, pero en ese caso es tan importante tratar de acceder a ella como darse cuenta de que no se ha accedido y buscar una explicación de esto. Por eso preferimos no distinguir las verbalizaciones de los informantes entre verdaderas y falsas, sino entre verbalizaciones que se corresponden con los hechos fácticos y verbalizaciones que no.
Quisiéramos señalar un punto modal de la investigación social, Bourdieu llama “la ilusión de transparencia”, suponer que la respuesta de los informantes deriva, casi inmediatamente, en elaboración del investigador en términos teóricos. El investigador solicita a los informantes que verbalicen la explicación de un hecho social, cuando éstos sólo están en condiciones de aportar materiales parciales y a un nivel empírico. Conveniente reparar en la implicancias epistemológicas y teóricas de las explicaciones “por propósitos y motivos” como “la explicación” última de las ciencias sociales.
¿Una buena o mala entrevista?
Algunos lineamientos generales, estos no corresponden sólo a la dinámica particular, sino también a la dinámica general de la entrevista en la investigación. Los objetivos se plasman en la obtención de una profusa información que será de “buena calidad” si resulta de verbalizaciones de los informantes y exhibe su propia lógica de asociación y exposición, con breves pero diferenciadas intervenciones del investigador. Es decisiva la elaboración del registro. La entrevista puede haber sido excelente, pero si en las notas sólo se citan las inferencias y conclusiones del investigador, ése no tendrá la posibilidad de consultarla para ratificar sus supuestos iniciales o la especificación con que los actores han construido su propia lógica de la vida social.
Es imprescindible cuidar la verdadera fuente de información: la relación personal con los informantes, sólo en el seno de una relación continuada y vivida en buenos términos es posible profundizar y sistematizar información, abrir el campo a una amplia red de informante no se siente cómodo en relación aun cuando el TC se encuentre avanzado, quizá esto esté revelando alguna incomprensión del investigador acerca de un punto importante de dicha relación, lo cual seguramente estará incidiendo en la calidad de la información obtenida y en los datos producidos.
La entrevista es, pues, una herramienta de recolección de información, pero, como otras técnicas antropológicas y el TC, también una instancia de producción de datos.
El rapport: ¿una utopía necesaria?
Una obsesión recorre el TC: ganar acceso a los informantes. El comienzo ha sido catalogado como la etapa más compleja y difícil, desde entonces, el investigador se desvive por alcanzar el desideratum de la relación: lograr el rapport, algo así como una relación armónica, cordial y empática. Si embargo, a pesar de las múltiples definiciones de este leit motiv antropológico, parece casi imposible establecer un sentido uniforme del término.
Spradley (1979) propone cuatro estadios. La aprensión es una sensación de incertidumbre y vacío, una interrogación motivadas en la desconfianza mutua y las suspicacias. Tiene lugar, con el/los primero/s encuentro/s, cuando todavía el informante no sabe qué se espera de él, ni cómo suministrar información, cuáles son los datos relevantes y cuáles no los son. En el segundo momento, la exploración, ambas partes buscan indicios que le s permitan develar su incógnitas recíprocas, desde cotejar las respuestas dadas, hasta cotejar lo que el investigador dice que hará con lo que realmente hace. El tercer momento es la activa cooperación, cuando ambos han alcanzado un mayor conocimiento recíproco y, al compartir una mínima definición del encuentro, actúan en función de ella. Un último momento atañe a la participación del informante en el rol que le asigna el investigador. Por ejemplo, cuando aquél pasa a oficiar de etnógrafo de sus coterráneos y compañeros, lo que significa que ha comprendido qué es lo relevante para recordar y comunicar al antropólogo.
El rapport sería, pues, un estado ideal de relación entre el investigador y los informantes, basado en un contexto de relación favorable, fundado en la confianza y la cooperación mutua que viabiliza un flujo, también ideal, de información (esto es, una material genuino, veraz, detallado, de primera mano)
El rapport ha servido de utopía movilizadota, especialmente en aquellos momentos en que el investigador se percibe en un punto muerto y crítico de su comunicación con los informantes. La razón podría residir en la tensión y las ansiedades del TC, pues el investigador se propone descubrir las contradicciones y las contrastes con sus propios modelos y desde aquí dar con la lógica de modelos alternativos. El rapport es un estado universal, si bien puede aceptarse que hay contextos más y menos favorables para establecer un vínculo. Interviene, en primer lugar, la ecuación personal del antropólogo y de los actores que, si bien modeladas por la cultura, aumenta una serie de variantes que inciden en el vínculo entre ambos polos de la relación investigativa. Esta relación, se inscribe en un proceso social y es significa por él, de manera que el rapport asume características particulares según los patrones socioculturales que rigen los tipos de relaciones en cada sociedad, en cada sector social y para cada situación.
El investigador puede caer en algunas trampas, la más común es conformarse con que lo ha alcanzado y abandonar el proceso crítico de evaluación de la información y de las razones que guían al informante a decir lo que dice y a hacer lo que hace cuando está en su presencia. Cerrando la posibilidad de analizar y comprender una relación coproducida socialmente. Es decir, el rapport subsume bajo la ecuación personal –que obviamente existe y es relevante- aspectos que tienen que ver directamente con el proceso de aprendizaje que el investigador está levando a cabo sobre el mundo social de los actores y puede conducir a psicologizarlo e individualizarlo todo. Ante un estado que el investigador imagina como la relación ideal, el vínculo se cristaliza y no hay lugar ya para el proceso de contraste y reflexividad en el TC. Es cierto que las transacciones no son idénticas al comenzar que el promediar el trabajo, pero se suceden, con distintos modalidades, a lo largo de toda la investigación. Creer que se ha arribado, por fin, al rapport.
Ya hemos señalado que son precisamente los momentos desencuentro, de crisis comunicativa y de contradicción los que suscitan el cuestionamiento cuando se trabaja con las herramientas tradicionales del investigador. Con el rapport todo ocurre como si, una vez conseguido, aquellos problemas desaparecieran, desde nuestra perspectiva, esta desaparecieran, desde nuestra perspectiva, esta desaparición transforma al investigador en un recolector de naderías de información sin sentido ni articulación.
La trampa del rapport es creer que existe una happy end lleno de certezas y adoptar actitudes concesivas ante la información y los datos obtenidos. Pero si se lo concibe como una instancia de la relación entre investigador e informantes, en la cual ambos han construido un sentido compartido de la investigación y en que el investigador va realizando el pasaje de un modelo formulado en sus términos, a otro modelo en términos del informante, entonces, la figura del rapport adquiere la imagen del proceso de conocimiento sobre la población estudiada y su logro es el logro de la investigación misma. Desde esta óptica, lograr el rapport significa que aquella dimensión descriptivo/explicativa del mundo social de los informantes y la perspectiva teórica adoptada se plasman y traducen en la relación misma entre el investigador y los sujetos de estudio.
La entrevista en la investigación social: Interacción comunicativa”
Susana Frutos
El propósito de estas reflexiones es plantear una convergencia o cruce entre el lenguaje y la entrevista en profundidad en el campo de la investigación social y aportar ideas acerca de la relevancia del conocimiento de los lenguajes para dar cuenta de los supuestos presentes en la investigación.
La idea de un registro o lectura de la vida social misma por parte de las personas resulta de interés como punto de partida para pensar la entrevista como práctica de relevancia en la investigación social.
La entrevista es, un diálogo que se desarrolla según algunos parámetros, cierto acuerdo o convención entre ambos participantes (encuadre): cierta previsión por parte del investigador acerca de las condiciones que deben cumplirse para que la entrevista sea válida metodológicamente, cierto diseño previo que incluye marco, objetivos y límites de la utilización de este instrumento metodológico.
ü La competencia de los participantes para producir los discursos
ü El compartir un lenguaje
ü La producción de una secuencia discursiva pautada (explícita o implícitamente)
ü Una meta a alcanzar
La situación está pautada y acordada previamente la mayor parte de las veces y el tema es anticipado, así como los motivos que persigue el investigador.
Esta cooperación tendrá que ser aceptada verbalmente con anterioridad al desarrollo de la entrevista y este compromiso representa la aceptación del encuadre con cuya iniciativa comienza la relación entre ambos sujetos. En la entrevista existe claridad previa, se explicita que sucederá con la información que surja del trabajo conjunto y las “reglas” estarán dadas por ese encuadre o convenio inicial.
La realización de este tipo de entrevista supone la consideración de ciertos criterios acerca del acceso a los sujetos, el lugar que se le asignará a sus discursos en relación con sus acciones y representaciones y también sobre el modo en que se abordarán estos discursos. En la entrevista predominan estrategias de tipo narrativo. Es un hacer instalado en el eje del saber, que se desplaza entre destinador y destinatarios y donde el discurso del entrevistado está fuertemente marcado por tener muy en cuenta al entrevistador. El encuadre de una entrevista estará directamente relacionado con las teorías que se ponen en juego en la investigación concreta. El acuerdo entre ambos sujetos se plasma en un discurso que rastrea imágenes llevando a cada uno hacia una situación de imbricación con el otro.
La entrevista emerge como un lugar de mediación a través de la palabra oral. Igual que la observación es “registrada” o “traducida”.
La palabra oral, tradicional instrumento de transmisión cultura, se vincula en esta línea también con el relato. El sujeto bajo estudio es colocado rete a la necesidad de organizar discursivamente su experiencia a partir de sus identificaciones, sus proyecciones, sus disposiciones, en una situación donde la reflexión fue el registro previo pero no el diálogo mismo, donde el entrevistador se muestra sin reflexionar pegado a su propio ser.
En el diálogo de la entrevista están presentes los esquemas interpretativos de ambos sujetos. Schutz habla de la relación “cara a cara” y hace hincapié en el incremento del conocimiento del otro que se va dando paso a paso en este tipo de relación. La entrevista es una instancia para la revisión de las ideas e imágenes de uno y otro en el fluir de su desarrollo. El carácter procesual de la misma posibilita el incremento del conocimiento del otro. Schutz, se trata del nivel más elevado de la experiencia por las posibilidades que abre a la ampliación y el enriquecimiento de la comprensión del otro. El proceso de la entrevista pone en juego una dimensión experiencial donde se abre una amplia gama de posibilidades de interacción entre las cuales puede aparecer el compartir aspectos del mundo externo (material o sociocultural). El investigador enterpela para “hacer actuar” al otro, que de ese modo muestra procesos y produce significaciones. Saber y querer-saber se convierten en objeto de la práctica discursiva.
La entrevista no constituye un procedimiento aislado, forma parte de procesos más abarcativos, de contextos de significado. Estos contextos (investigativo y de la realidad en la que se inscriben los procesos investigados) tienen un valor específico por cuanto forman parte de ordenes que los comprenden y sobre los cuales el investigador debe consignar información en sus registros.
En cuanto al contexto de la entrevista propiamente dicha, ella se inscribe en un conjunto de hechos, comportamientos y relaciones entre sujetos. Ese material debe ser estructurado desde lo conceptual para lograr coherencia entre la producción de la entrevista y el conjunto de la investigación.
Los diferentes contextos emergen según la perspectiva desde la que se piensa la entrevista.
Metodológicamente, es relevante la interpretación de esos contextos desde los cuales se genera la entrevista, lo que hace que la misma no permanezca abstracta a los fines de la investigación de la investigación.
El informante trae consigo conocimientos, posibilidades de responder a consignas, mayor o menor posibilidad de sintetizar y también una particular modalidad expresiva.
El investigador lleva un universo de conocimientos previamente constituidos en torno al problema y también en torno a la persona a entrevistar.
Es de importancia para la confiabilidad del material que surja de la entrevista el control que el investigador posee sobre esos conocimientos y disposiciones. Estar frente afrente con otra persona pone en juego una situación en la que se dan por sentados significados y la riqueza de una entrevista radica, en gran medida, en aquello que se sobreentiende, en lo que está “dado”, en lo que parece más “natural”.
La dimensión narrativa de la entrevista constituye una red de significaciones que “muestra” una visión del mundo. Se articula con la actividad interpretativa del investigador y el entrevistado. No es el supuesto de que la información ya existe y que hay que buscarla el que predomina en este tipo de entrevista sino una concepción de la misma como hacer interpretativo que implica una producción de sentido en su desarrollo. En cuanto a la verdad de lo que el informante enuncia, su importancia tendrá que ver con los objetivos de la investigación y el diseño de la entrevista misma pero hay que señalar que no siempre es relevante que la información que produzca un informante se ajuste a los hechos narrados.
En el primer caso se trata de una práctica unilateral y en el segundo se pone en juego una secuencia donde importa cómo el entrevistado. Estas actividades eminente relacionales y su control metodológico radica en tres cuestiones básicas:
ü El trabajo conceptual
ü La organización de la interacción de la entrevista según el encuadre y
ü El conocimiento de los contextos de la misma
Para planificar esta actividad, el investigador social deberá tener en cuenta el ámbito físico en que se realizará: el entrono socio-cultural, la imagen que tienen de la acción-entrevistar ambos sujetos participantes, los diálogos previos. Toda información considerada previamente debe ser registrada en detalle ya que aporta no sólo al diseño sino que resulta de gran utilidad para el procesamiento posterior del material obtenido, e incluso para trabajar el nivel de presuposición implicado en una frase.
Por se la entrevista un tipo de interaccion comunicativa se pondrán en juego en ella esquemas de organización de la experiencia y como ya dijimos, es el conocimiento de esos esquemas lo que aportará mayores beneficios a la investigación. El diseño deberá, entonces, incluir una serie de decisiones que implican una intervención importante como planificación y una anticiparse al momento del análisis del material.
El diseño de este tipo de entrevista, desde el punto de vista de la interacción comunicativa. ¿cómo se piensa la comunicación en el marco de la entrevista? ¿de acuerdo a qué criterios se seleccionaran los informantes? ¿cómo se abordará la cuestión de la competencia comunicativa del entrevistado? ¿cómo se registrará el material? ¿qué supuestos maneja el investigador sobre el “entendimiento” en el marco de la entrevista? ¿qué lugar se le asignará a las secuencias temáticas?
La entrevista es pensada como una experiencia y se la inscribe en una dimensión interpretativa del hacer, en tanto que se plantea ir más allá de la descripción y busca relaciones a partir de las cuales conocer algo más de la estructura social o los colectivos en que se inscriben los procesos estudiados.
El énfasis de este procedimiento está puesto en la escucha por parte del investigador que conduzca a reconstruir la complejidad de los proceso sociales en que se hallan inmersos los sujetos.
En tanto que se plantea la producción de información del modo señalado, permite reconstruir la competencia comunicativa que se halla en la base de la interacción del grupo bajo estudio (por ejemplo, modalidades diferentes de proposición o de interrogación).
Se dan procesos de producción de significaciones, procesos de reproducción con respecto al orden social, procesos de intersubjetividad en los que se ponen en juego las estrategias específicas de cada interlocutor, etc.
La actividad del investigador en este tipo de entrevista es una actividad de selección que remite a la categorización teórica con que se propone investigar.
Determinar qué palabras o acciones de la entrevista son relevantes no depende de un esquema pre-establecido sino de la competencia del investigador para establecer los nexos posibles entre esos hechos y la conceptualización planteada.
LA HISTORIA DE VIDA
Guillermo E. Magrassi
Manuel M. Roca
Y otros
La historia de vida se inscribe, con su metodología y técnica, entre las que se aplican con características propias dada su particular perspectiva de aproximación al objeto de estudio (el hombre en dimensión amplia y por lo tanto social y cultural).
El menester antropológico-social, obtienen sus datos casi exclusivamente del trabajo de campo: mirando, preguntando, escuchando, a veces haciendo y siempre registrando.
La investigación en ciencias sociales
Al referirnos a cualquiera de las ciencias sociales, nos encontramos con que el objeto de su estudio, no es una realidad estática, inmutable o repetible, sino hechos únicos, situaciones concretas que obedecen a múltiples factores, irrepetibles, y en los que el principal protagonista es un ser humano, o mejor dicho u grupo de seres humanos, que actúan, sienten y piensan en tanto que participan y pertenecen (en aceptación o rechazo) de su propia cultura a un determinado tipo de sociedad. Con un bagaje de códigos simbólicos que reflejan valores, que se expresan en normas y que se manifiestan en pautas o formas de comportamiento en la satisfacción de sus necesidades (individuales y por tanto, y a la vez, siempre sociales) en un determinado entorno ecológico que es al mismo tiempo, como todo diacrónico o histórico y dinámico.
Antes de elegir la técnica a emplear, es necesario clarificar el objeto, el propósito, disponer de un adecuado y amplio marco teórico de referencia, efectuar definiciones operacionales, hacer un diseño de la investigación y delimitar los alcances del mismo y de la metodología a emplear.
Lo cualitativo y lo cuantitativo en la investigación
Por lo general, son los métodos cuantitativos los que son objeto de estudio preferencial en lo que se conoce como “técnicas de investigación social”. Se mencionan comúnmente: técnicas de muestreo, sistemas de medición y tabulación, construcción de modelos y matrices, obtención de modos y medianas, variaciones, correlaciones, etc. en muchos casos es imposible utilizar un criterio de selección al azar, y es necesario seleccionar cuidadosamente al o a los informantes mediante un criterio razonado o intencional, en el que el investigador preestablecerá los casos típico o representativos.
Muchas veces, dentro de las metodologías cualitativas, y sobre todo en el trabajo antropológico, se hace hincapié, en los criterios para la selección de un informante y en los sistemas para el control de la información.
El dato empírico recogido es lo que se denomina la “materia prima” de la investigación y que en general puede o debería llevar a ulteriores procesos, igualmente científicos que conduzcan a hallar significado a los hechos a través de análisis, interpretación, correlación, comparación, etc.
En el trabajo diario de la investigación de campo, podemos y solemos valernos también de informantes secundarios u ocasionales, que son aquellos que en interacciones casuales o entrevistas informales pueden darnos sin embargo buenas bases orientadoras o numéricas con referencia a determinados datos. Y hasta es posible y frecuente, que en este tato cotidiano con los miembros de una comunidad o grupo, un informante secundario u ocasional nos lleve a, o se convierta él mismo, en un informante calificado o incluso en un verdadero informante clave. Podemos definir al informante clave, como aquella persona que – dentro de una comunidad o grupo determinado- demuestra tener muchos, conocimientos sobre la misma, con información veraz y coherente sobre los temas abordados por el investigador. Son interrogantes intensivamente alo largo de un extenso período de tiempo con el fin de que proporcionen una relativamente completa descripción etnográfica de las modalidades sociales y culturales de su grupo.
El trabajo con informantes clave, que no suelen (ni generalmente pueden) ser más de tres o cuatro, implica realizar una selección previa del o los mismos, y aplicar ciertas técnicas de control de la veracidad de la información. Los criterios para su selección son los siguientes:
ü Rol en la comunidad: su rol debería mantenerlo en permanente contacto con la clase de información buscada.
ü Conocimientos: además de tener acceso directo a la información requerida, el informante debería haberla asimilado en forma significativa.
ü Buena disposición: el informante debería estar dispuesto a comunicar su conocimiento al investigador y a prestarle la máxima colaboración.
ü Comunicabilidad: tendría que ser capaz de comunicar su conocimiento en forma que resultara inteligible para el investigador social.
ü Imparciabilidad: lo ideal sería que el informante tuviera la menor cantidad de prejuicios posible, o que, de existir, tales prejuicios o preferencias fueran conocidas por el investigador.
Estos criterios fueron enunciados en forma ideal, solamente el primero podría determinarse de antemano, y los restantes deberán ser evaluados durante la propia investigación.
Es necesario disponer de criterios igualmente buenos para controlar la veracidad de la información para evitar las posibles distorsiones tanto por parte del informante cmo por parte del investigador. Estas son:
ü Consistencia interna: condición necesaria, aunque no suficiente, para obtener información segura y exacta. La misma puede ser verificada en el curso de la recolección de datos y del análisis de cada informante.
ü Productividad: esta cualidad implica aptitud para aportar abundante información acerca del problema.
ü Confiabilidad: en una técnica de este tipo es perfectamente factible la comparación cruzada, que debe emplearse tanto como sea posible durante la recopilación de datos. Ello dará una cierta orientación con respecto ala confiabilidad de los informantes y revelerá ciertas áreas de discrepancia que pueden requerir ulteriormente entrevistas intensivas.
La posibilidad de distorsión por parte del informante es un problema que se presenta reiteradamente – tanto en metodologías cuantitativas como cualitativas – y que es preciso enfrentar en cualquier tipo de informe.
En definitiva el protagonista de una historia de vida debe ser y constituirse en un informante clave al menos en el sentido de que debe responder adecuadamente al primer criterio preconizado por JOhn Dollard en sus “Criterios para una historia de vida”., el sujeto deberá ser considerado como un prototipo ( o una muestra) dentro de una seria cultural.
Los documentos y las ciencias sociales
Dentro del empleo y estudio de los documentos en general, sólo nos interesa aquí el d los llamados documentos personales ya que es entre ellos donde ubicamos alas historias de vida. Nos ocuparemos exclusivamente de las fuentes documentales primarias o testimonios de los testigos de los sucesos, y por lo tanto no de las fuentes documentales secundarias que se construyen a partir de datos indirectos, tales como los registros y las llamadas biografías.
Documentos personales e historias de vida
En su sentido limitado, el documento personal es una descripción espontánea y en primera persona que un individuo hace de sus propias acciones, experiencias y creencias.
Los documentos personales, incluyen, o pueden clasificarse por su forma en: autobiografías, ya sean amplias (como lo es en este aspecto también una historia de vida), temáticas o sobre un temas específicos y aspectos parciales, o limitadas a un tema en especial, tal como las “confesiones”, y ya sean escritas por la propia persona, dictadas y/o registradas por terceros (un autor, investigador o transcriptor) y controladas y corregidas por el protagonista: historias de vida propiamente dichas, biogramas o esquemas biográficos, informes verbalmente textualmente registrados y controlados, la descripción, el relato y registro controlado de sueños, memorias, diarios íntimos, agendas, etc. pero en ningún caso los resultados de un cuestionario o una entrevista estructurada.
Pero aparte las motivaciones o intenciones conscientes o inconscientes o compulsivas, no debemos olvidar que todo protagonista pertenece a una cultura y a una sociedad y a las ciencias antropológicas-sociales les interesa precisamente eso, la sociedad, la cultura, el pueblo, que esta en el hombre mismo, detrás de su pensar y obrar, aún mas que el hombre particular que es manifestador exponente, representante, producto o prisionero de ella. Entre las actitudes reveladas por las historias de vida, la más importante para el sociólogo son aquellas de las cuales el individuo es, o era hasta que se llamó la atención sobre ellas.
Características y técnicas de la historia de vida
La historia de vida se inscribe, con su técnica específica, como metodología cualitativa típica dentro del vasto campo de los estudios de documentos personales en las ciencias antropológico-sociales.
Según Blumer: el documento humano es un relato de experiencia individual que revela las acciones de un individuo como actor humano y participantes en la vida social.
Según Leo Simmons: una historia de vida, es el detallado relato del comportamiento de un individuo en su entorno. Puede también ser un relato dinámico que funda a un individuo en atrevido relieve y explique como ha ocurrido que él actúe de determinada manera en un momento dado.
Para Langness: historia de vida, hace referencia a un extenso registro de la vida de una persona como es presentada tanto por la persona misma, por otra o por ambas, y ya sea escrita u obtenida por entrevistas, o por ambos medios.
Según Kluckhoho: Una historia de vida, surge a partir del pedido de un investigador para que una persona narre su vida. Los antropólogos culturales son quienes más asiduamente han empleado esta suerte de “autobiografía hablada”
Una historia de vida debe:
Ser realizada por un profesional capacitado y entrenado del campo de las ciencias antropológico-sociales, quien será su autor.
El protagonista a requerimiento del autor podrá escribirse propia autobiografía, dictarla o contarla para que éste le emplee como material de su trabajo
El material autobiográfico, deberá ser registrado y empleado en su integridad textual. También deben registrarse circunstancias situaciones, risas, llantos, gestos, etc. que incidan sobre lo dicho en un dictado o grabado del material autobiográfico.
el material autobiográfico deberá ser amplio y extenso procurando abarcar la totalidad de
Capítulo 4: LA ENTREVISTA EN PROFUNDIDAD
Tipos de entrevistas
La entrevista es la herramienta de excavar. Para adquirir conocimiento sobre la vida social, los científicos sociales reposan en gran medida sobre relatos verbales.
El entrevistador sirve como un cuidadoso recolector de datos, su rol incluye el trabajo de lograr que los sujetos se relajen lo bastante como para responder por completo a la serie predefinida de preguntas.
En completo contraste con la entrevista estructurada, las entrevistas cualitativas son flexibles y dinámicas. Las entrevistas cualitativas han sido descriptas como no directivas, no estructuradas, no estandarizadas y abiertas. Utilizamos la expresión “entrevista en profundidad”. Las entrevistas en profundidad siguen el modelo de una conversación entre iguales, y no de un intercambio formal de preguntas y respuestas. Aprender qué preguntas hacer y cómo hacerlas.
En tanto método de investigación cualitativo, las entrevistas en profundidad tienen mucho en común con la observación participante. Del mismo modo que los observadores, el entrevistador “avanza lentamente”. Formula inicialmente preguntas no directivas y aprende lo que es importante para los informantes antes de enfocar los intereses de la investigación.
Pueden diferenciarse tipos de entrevistas en profundidad:
Historia de vida o autobiografía sociológica. En la historia de vida, el investigador tarta de aprehender las experiencias destacadas de la vida de una persona y las definiciones que esa persona aplica a tales experiencias. Presenta la visión de su vida que tiene la persona, en sus propias palabras, en gran medida como una autobiografía común. Lo que diferencia la historia de vida de las autobiografías populares, es el hecho de que el investigador solicita activamente el relato de las experiencias y los modos de ver de la persona, y construye la historia de vida como producto final.
Dirigidos al aprendizaje sobre acontecimientos y actividades que no se pueden observar directamente.
En todos los casos los investigadores establecen raport con los informantes a través de repetidos contactos a lo largo de cierto tiempo, y desarrollan una comprensión detallada de sus experiencias y perspectivas.
Optando por entrevistar
El observador no puede retroceder en el tiempo par estudiar hechos del pasado, o forzar su entrada en todos los escenarios y situaciones privadas. Nuestras historias de vida de personas rotuladas como retardados mentales constituyen un ejemplo útil. Las entrevistas en profundidad parecen especialmente adecuadas en las situaciones siguientes:
Los intereses de la investigación son relativamente claros y están relativamente bien definidos.
Los escenarios o las personas no son accesibles de otro modo. Se desean estudiar acontecimientos del pasado o no se puede tener acceso a un particular tipo de escenario o de personas.
El investigador tiene limitaciones de tiempo. Con las entrevistas se logra el empleo más eficiente del tiempo limitado del investigador.
La investigación depende de una amplia gama de escenarios o personas. Mediante la inducción analítica.
El investigador quiere esclarecer experiencia humana subjetiva. Historias de vida basadas en entrevistas en profundidad. Conocer íntimamente a las personas, ver el mundo a través de sus ojos, e introducirnos vicariamente en sus experiencias. Fuente de comprensión y en por sí mismas. En nuestra propia investigación con retardos mentales, las historias de vida pusieron a prueba mitos y concepciones erróneas sobre el retardado mental.
Las desventajas de las entrevistas, que provienen del hecho de que los datos que se recogen en ellas consisten solamente en enunciados verbales o discurso.
Toda conversación posee su propio equilibrio de revelación y ocultamiento de pensamientos e intenciones.
En segundo término, las personas dicen y hacen cosas diferentes en distintas situaciones. Irwin Dutscher ha escrito y compilado un libro estupendo que trata directamente sobre la diferencia entre las palabras y los hechos de la gente. Deutscher crítica en especial las investigaciones sobre actitudes y sobre la opinión pública en las cuales se supone que las personas llevan en su cabeza actitudes que determinan lo que haga en cualquier situación determinado.
Selección de informantes
La estrategia del muestreo teórico puede utilizarse como guía para seleccionar las personas a entrevistar. En el muestreo teórico el número de “casos” estudiados carece relativamente de importancia. El potencial de cada “caso” para ayudar al investigador en el desarrollo de comprensiones teóricas sobre el área estudiada de la vida social.
El modo más fácil de constituir un grupo de informantes es la técnica de la “bola de nieve”.
Las historias de vida se redactan sobre la base de entrevistas en profundidad con una persona o con una pequeña cantidad de personas. Otra consideración importante se refiere a la buena voluntad y capacidad del individuo para hablar sobre sus experiencias y expresar sus sentimientos.
Lo que a nosotros nos parece significativo puede no serlo para un informante potencial. Prácticamente todos los jóvenes participan en actividades que alguien podría calificar como delitos juveniles. Tiene poco que ver con el modo en que se ven a sí mismos. Que conozcan tan bien una cultura que ya no piensen acerca de ella.
Los informantes aparecen en la propias actividades cotidianas. El investigador se encuentra con alguien que tiene una historia importante par contar y quiere contarla.
Aproximación a los informantes
Los proyectos de entrevistas por lo general toman en cualquier parte de varias a más de 25 sesiones, y de 50 a 100 horas para las historias de vida.
Después de haber realizado un par de entrevistas, se pueden discutir los planes de modo más directo. Escribir sus autobiografías (la mayor parte de las personas probablemente piensen en lo mismo en algún punto de sus vidad).
El tono que deseamos establecer es de compañerismo antes que el de una relación investigador-sujeto. Los puntos siguientes son los que con mayor facilidad suscitan desinteligencias y por lo tanto lo que es más importante plantear.
Los motivos e intenciones del investigador. Muchas personas, pueden incluso temer que el producto final se use en perjuicio de ellas. Es probable que su motivación tenga que ver con el aporte de conocimiento a su campo y con el progreso profesional. Esto se puede examinar con los informantes. Los intereses precisos de la investigación, comprende las metas educacionales y académicas. Probablemente usted no sepa si los resultados de su estudio serán publicados ni (en caso afirmativo) dónde lo serán. Pero debe explicar que tratará de hacer publicar dicho estudio en un libro o en un periódico, o (en el caso de estudiantes) como disertación o tesis. Pocos casos los estudios de este tipo se publican comercialmente. También esto hay que explicarlo, también se debe advertir a los informantes sobre dificultades potenciales para la publicación del estudio.
Anonimato. Es casi siempre sensato emplear seudónimos par designar a personas y lugares en los estudios escritos. Aunque algunas personas podrían desean ver sus nombres en letras de molde por una variedad de razones, hay que resistirse a conformarlos, explicando las razones a los informantes.
La palabra final. Un modo de ganar la confianza de los informantes consiste en decirles que tendrán la oportunidad de leer y comentar los borradores de cualquier libro o artículos antes de la publicación. Algunos investigadores incluso garantizan a los informantes un poder de veto sobre lo publicado. Permitirles que revisen los originales fortalece la relación entre ellos y el investigador y la calidad del estudio.
Dinero. El dinero puede corromper el vínculo entre el entrevistador y el informante, convirtiendo el deseable compañerismo en una relación de empleador y empleado. También hace surgir el fantasma de que el informante se sienta alentado a fabricar “una buena historia” para ganar algún dinero. Sin embargo, muchos proyectos investigativos en gran escala retribuyen económicamente a los entrevistados. Compartir los derechos de autor de un libro con los informantes no es lo mismo que pagarles por la entrevista. Esto crea un espíritu de compañerismo en el esfuerzo investigativo. Puesto que los informantes por lo general no ven sus nombres impresos ni se acreditan ningún mérito profesional, tal vez merezcan una parte de los réditos de un libro, aunque la mayoría de las obras académicas no devengan derechos considerables.
Logística. Finalmente, hay que establecer un horario general y un lugar para los encuentros. La frecuencia y extensión de las entrevistas dependerá de las respectivas agendas. Una entrevista requiere por lo general unas dos horas. Los encuentros deben ser aproximadamente semanales. La extensión del proyecto general dependerá de la libertad con que hable la persona y de lo que el investigador espere cubrir. Completar una historia de vida lleva por lo menos unos cuantos meses. Se debe tratar de hallar un sitio con privacidad donde se puede hablar sin interrupciones y el informante se sienta relajado. Muchas personas se sienten más cómodas en sus propias casas y oficinas. Sin embargo, en los lugares de muchos resulta difícil conversar en privado.
El comienzo de las entrevistas
Lo que es importante en la mente de los informantes: sus significados, perspectivas y definiciones, el modo en que ellos ven, clasifican y experimentan el mundo.
Pero deben ser cuidadosos para no forzar su programa demasiado tempranamente. Al plantear de entrada preguntas directivas, el investigador crea una tendencia mental en los informantes acerca de aquellos sobre lo que es importante hablar, esa predisposición inducida puede hacer difícil, si no imposible, llegar a conocer el modo en que realmente ellos ven las cosas.
Durante las primeras entrevistas el investigador establece el tono de la relación con los informantes. En esas entrevistas iniciales, el entrevistador debe aparecer como alguien que no está totalmente seguro de las preguntas que quiere hacer y que está dispuesto a aprender de los informantes.
El entrevistador cualitativo debe hallar modos de conseguir que la gente comience a hablar sobre sus perspectivas y experiencias sin estructurar la conversación ni definir lo que aquella debe decir. Hay diversos modos de guiar las entrevistas iniciales en este tipo de investigación: las preguntas descriptivas, los relatos solicitados, la entrevista con cuaderno de bitácora y los documentos personales.
Las preguntas descriptivas
En pedirles que describan, enumeren o bosquejen acontecimientos, experiencias, lugares o personas de sus vidas.
Hablar sobre lo que ellos consideran importante, sin estructurales las respuestas.
Cuando los informantes mencionan experiencias específicas, se pueden indagar mayores detalles. También es una buena idea tomar notas de temas para volver a ellos ulteriormente.
Relatos solicitados
Muchas de las historias de vida clásicas de las ciencias sociales se han basado en una combinación de entrevistas en profundidad y relatos escritos pro los propios informantes. Shaww, McKay y Mc Donald (1938) y Suterland (1937) hacen un amplio uso de este enfoque en sus historias de vida de delincuentes y criminales.
No todas las personas pueden o están dispuestas a escribir sobre sus experiencias. Los bosquejos y cronologías pueden también emplearse como guías en entrevistas abiertas en profundidad.
La entrevista con cuaderno de bitácora
Los informantes llevan un registro corriente de sus actividades durante un período específico, como “método de la entrevista con diario”, han descripto procedimientos específicos asociados con ella.
En un estudio sobre los “estilos de vida de la contracultura”, los entrevistadores, pidieron a los informantes que llevaran un “cuadernote bitácora” en el que debían anotar cronológicamente sus actividades tan detalladamente como pudieran hacerlo, realizaran anotaciones por lo menos diarias, y se remitieran a un conjunto normalizado de preguntas al considerar cada actividad. ¿quién? ¿qué? ¿cuándo? ¿dónde? ¿cómo?.
Zimmerman y Wieder contaban con dos investigadores que revisaban cada diario y preparaban un conjunto de preguntas y exploraciones que se formularían a los informantes sobre la base de sus relatos. Por cada 5 a 10 páginas de diario, los investigadores generaban 100 preguntas que suponían 5 horas de entrevista.
Las conversaciones telefónicas diarias y el grabador puede emplearse como métodos sustitutivos.
Documentos personales
Los documentos personales (los diarios, cartas, dibujos, registros, agendas y listas de cosas importantes de las propias personas) pueden utilizarse para guiar las entrevistas sin imponer una estructura a los informantes. El investigador puede pedir a los informantes que le muestren documentos relacionados con esas experiencias antes de empezar a entrevistar.
Jane Fry guardaba antiguas cartas y otros documentos y había escrito relatos autobiográficos en momentos críticos de su vida.
La guías de la entrevista
En los proyectos de entrevistas en gran escala algunos investigadores utilizan una guía de la entrevista para asegurarse de que los temas claves sean explorados con un cierto número de informantes. La guía de la entrevista no es un protocolo estructurado. Se trata de una lista de áreas generales que deben cubrirse con cada informante. La guía de la entrevista sirve para recordar que se deben hacer preguntas sobre ciertos temas.
El empleo de guías presupone un cierto grado de conocimiento sobre las personas que uno intenta estudiar. Es útil cuando el investigador ya ha aprendido algo sobre los informantes a través del trabajo de campo, entrevistas preliminares u otra experiencia directa.
Proporciona un modo de asegurar que todos los investigadores exploren con los informantes las mismas áreas generales.
La guía de la entrevista puede emplearse para proporcionar a los patrocinadores una idea de lo que el investigador abarca realmente con los informantes.
La situación de entrevista
Crear un clima en el cual las personas se sientan cómodas para hablar libremente sobre sí mismas. Al entrevistador para que actúe como una figura desinteresada, el diseño de la situación de entrevista intenta remedar las condiciones de laboratorio. Pocas veces las personas expresan sus verdaderos sentimientos y opiniones en esas circunstancias: “las expresiones reales de la actitud o la conducta abierta pocas veces se producen en las condiciones de esterilidad que se estructuran deliberadamente para la situación de entrevista”.
En la entrevista cualitativa, una situación que se asemeje a aquellas en las que las personas hablan naturalmente entre sí sobras cosas importantes. Es relajada y su tono es el de una conversación, pues así es como las personas interactúan normalmente. El entrevistador se relaciona con los informantes en un nivel personal. Las relaciones que se desarrollan a medida que transcurre el tiempo entre el entrevistador y los informantes son la clave de la recolección de datos.
Los entrevistadores a veces deben contenerse y no expresar sus opiniones, se entiende que la conversación es privada y confidencial, el flujo de la información es unilateral, los entrevistadores comunican un interés genuino en las opiniones y experiencias de la gente y están dispuestos a escucharla durante horas hasta el final. El entrevistador tiene muchas figuras, confidente.
Lo mismo que la observación participante, las entrevistas en profundidad requieren capacidad para relacionarse con otros en sus propios términos. No hay ninguna fórmula simple para entrevistar con éxito, pero los puntos siguientes dan el tono de la atmósfera que el investigador debe tratar de crear.
No abrir juicio
Una parte importante de la técnica de entrevistar consiste en no abrir juicio. Si queremos que la gente se abra y manifieste sus sentimientos y opiniones, debemos abstenernos de emitir juicios negativos sobre ella y de “humillarla” o “acallarla”.
El mejor modo de evitar la apariencia de que se está juzgando a las personas consiste en tratar de aceptarlas por quienes son y por lo que son, sin abrir juicio tampoco mentalmente. Cuando no podemos adoptar esa actitud, es posible enunciar nuestra posición, pero amablemente y sin condenar a las personas como un todo.
Hay que tomar la iniciativa de tranquilizar al interlocutor en cuanto a que en él todo está bien a nuestros ojos, después de que nos haya revelado algo perturbador, personal o desacreditantes. Comunicar nuestra comprensión y simpatía: “se lo que quiere decir”, “lo mismo me pasó a mí una vez” “yo he pensado en hacerlo”, “tengo un amigo que también hizo esto”.
Permitir que la gente hable
La entrevista en profundidad a veces requiere una gran cantidad de paciencia. Los informantes pueden extenderse sobre cosas en las que no estamos interesados. Es necesario no interrumpir al informante aunque no estemos interesados en el tema que toca.
Se puede conseguir que una persona vuelva atrás mediante gestos sutiles, como dejando de asentir con la cabeza y de tomar notas: “me gustaría volver a algo que usted dijo el otro día”.
Cuando el entrevistado comienza a hablar sobre algo importante, deje que la conversación fluya. Los gestos de simpatía y las preguntas pertinentes sirven para mantenerlo en el tema.
Prestar atención
Prestar atención significa comunicar un interés sincero en lo que los informantes están diciendo, y saber cuándo y cómo indagar formulando la pregunta correcta.
Ser sensible
Los entrevistadores siempre deben percibir el modo en que sus palabras y gestos afectan a los informantes.
El sondeo
Una de las claves de la entrevista fructuosa es el conocimiento de cuándo y cómo sondear, explorar, escudriñar. El investigador realiza el seguimiento de temas que emergieron como consecuencia de preguntas específicas, alienta al informante a describir las experiencias en detalle, y presiona constantemente para clarificar sus palabras.
Sondear los detalles de las experiencias de las personas y los significados que éstas les atribuyen. El entrevistador está interesado en acontecimientos triviales, en las luchas y experiencias diarias, tanto como en los puntos brillantes de la vida. Los entrevistadores no pueden dar por supuesto que entienden lo que la gente quiere decir. El entrevistador no puede dar por sentados supuestos y comprensiones del sentido común que otras personas comparten.
Los entrevistadores cualitativos deben pedir constantemente a los informantes que clarifiquen y elaboren lo que han dicho, incluso a riesgo de parecer ingenuos. Alentándolo continuamente a proporcionar descripciones detalladas de sus experiencias.
Pedir al entrevistado que proporcione ejemplo: lo que no está claro para nosotros. Se deben seguir sus comentarios, hasta lograr un cuadro mental claro de las personas, lugares, experiencias y sentimientos de su vida. Formule una cantidad de preguntas específicas:
« ¿me puede decir a qué se parecía ese lugar?
« ¿cómo se sintió entonces?
« ¿se acuerda de lo que dijo en ese momento?
« ¿qué estaba haciendo usted?
« ¿quién más estaba allí?
« ¿qué ocurrió después de eso?
El entrevistador hábil presenta preguntas que estimulan la memoria.
La indagación del entrevistador puede hacerse más directiva a medida que aprende cosas sobre los informantes y sus perspectivas.
Tendencia de evitar ciertos asuntos. Tratamos de inculcarle la idea de la importancia de que hablará sobre esas experiencias.
Táctica de la aserción en etapas y otras técnicas de indagación agresivas. Actuar como si uno ya estuviera enterado, con el fin de obtener más información.
Controles cruzados
Los entrevistadores cualitativos, deben estar alerta ante eventuales exageraciones y distorsiones en las historias. En la vida diaria la gente oculta hechos importantes acerca de sí misma. Cada uno puede mentir un poco, engañar un poco, para decirlo con las palabras de todas las personas son propensas a exagerar sus éxitos y negar o escamotear sus fracasos.
En la investigación cualitativa el problema de la “verdad” es difícil. El investigador cualitativo no está interesado sino en perspectivas. Trata de extraer una traducción más o menos honesta del modo en que los informantes se ven realmente a sí mismos y a sus experiencias.
Al entrevistador le falta el conocimiento directo del modo en que actúan las personas que estudia en sus vidas cotidianas. Esto puede hacer que resulte difícil diferenciar las distorsiones deliberadas y las exageraciones groseras, por una parte, y las perspectivas auténticas (que son necesariamente subjetivas y tendenciosas), por la otra.
Si usted conoce suficientemente bien a una persona, por lo general puede decir cuándo ella elude un tema o simula. Leer entre líneas sus observaciones y sondear detalles suficientes para saber si están fabricando una historia.
El investigador tiene también la responsabilidad de establecer controles cruzados sobre las historias de los informantes.
Ara controlar las afirmaciones de los informantes se deben apelar a tantas fuentes de datos diferentes como resulte posible.
Probablemente el mejor modo de tratar las contradicciones e incoherencias internas consista en plantear el problema directamente. Enfrente a la persona con las pruebas, en términos amables.
Quizás usted pueda explicarme algo. En una oportunidad usted me dijo esto, pero lo que me dijo en otro momento no concuerda con eso. No lo comprendo.
Lo que se sospecha que son mentiras o engaños con frecuencia se convierten en desinteligencias o cambios sinceros en las perspectivas del informante. A veces una persona sostiene modos de ver que son contradictorios desde un enfoque lógico.
Las relaciones con los informantes
Qué es lo que obtienen los informantes, salvo la satisfacción de que alguien piense que sus vidas y modos de ver tienen importancia. Se les pide que dediquen considerable tiempo y energía al esfuerzo.
Al causa de la naturaleza unilateral de la relación, con frecuencia lo entrevistadores deben trabajar intensamente para mantener la motivación de los informantes. el mejor modo de lograr éxito en esta tarea consiste en relacionarse con estos últimos como personas y no como si fueran meras fuentes de datos.
Probablemente no sea prudente que los entrevistadores no exterioricen en absoluto sus sentimientos. El mejor consejo es ser discreto en las entrevistas, pero hablar sobre uno mismo en otras situaciones.
Hay que estar dispuesto a vincularse con los informantes en términos que no sean los de la relación entrevistador-informante. Si usted es un entrevistador eficaz, está obligado a suscitar recuerdos y sentimientos penosos y debe estar preparado para tratar con ellos. En nuestras entrevistas destinadas a recoger historias de vida, ocasionalmente almorzamos o cenamos con nuestros informantes. Este contacto fortaleció la relación, además de permitirnos conversar informalmente con ellos y aprender algo más sobre sus vidas cotidianas. Aprendimos muchísimo con la simple observación del modo en que la gente reaccionaba a ellos y en que ellos reaccionaban a su vez.
En muchos proyectos de entrevistas, los informantes son “perros sometidos” de la sociedad, carentes de poder por su status social o económico.
Como ocurre con cualquier relación, en el curso de las entrevistas pueden emerger tensiones entre el entrevistador y su informante. No es poco común que el rapport decline durante proyectos prolongados. El informante puede cansarse de contestar preguntas, o comenzar a ver las entrevistas como una imposición en su vida. Incluso uno de los dos puede haberse aburrido.
Se debe tratar de ser sensible a los sentimientos y puntos débiles del informante cuando usted piensa que algo está mal, trate de ventilar la atmósfera expresando sus preocupaciones. A veces es una buena idea hacer una pausa en las entrevistas.
Un problema común las citas canceladas o malogradas. El equipo de investigación introdujo una serie de tácticas el día anterior a cada entrevista, tarjetas recordando las citas, compra de agendas para algunas familias, legada con una hora de anticipación y notas expresando perplejidad cuando las familias no se encontraban en la casa. Cuando los progenitores incumplieron citas repetidamente, se les preguntó de modo directo si querían o no continuar en el estudio. Aunque estas tácticas redujeron el número de cancelaciones.
Entrevistas grabadas
El entrevistador cuenta con un lapso considerable para lograr que los informantes se relajen y acostumbren al aparato.
Un grabador permite al entrevistador captar mucho más que si reposara únicamente sobre su memoria. Los datos del entrevistador son casi exclusivamente palabras.
Antes de proponer la idea de grabar, hay que relacionarse suficientemente con la persona. Incluso trate de reducir a un mínimo la presencia del grabador. Use un aparato pequeño y colóquelo fuera de la visión. El micrófono no debe ser intrusivo, tendrá una sensibilidad suficiente como para recoger las voces sin que sea necesario hablar frente a él. Utilice cassettes de larga duración para que no sea necesario interrumpir la conversación con frecuencia.
Rotule cada cassette claramente y antes de comenzar cada entrevista asegúrese de que su equipo está funcionando de modo adecuado.
El diario del entrevistador
Es una buena idea llevar u diario detallado durante el período de entrevistas. El diario del entrevistador puede servir a varios propósitos. Debe contener un bosquejo de los temas examinados en cada entrevista.
El diario cumple la función de los “comentarios del observador” registrados en las notas de campo de la observación participante. Lo mismo que el observador, el entrevistador debe tomar nota de los temas, interpretaciones, intuiciones y conjeturas emergentes, gestos notable y expresiones no verbales esenciales para comprender el significado de lo que se dice.
Notas de este tipo ayudarán a orientar futuras entrevistas y a interpretar los datos ulteriormente.
Finalmente, el diario es un buen lugar para llevar un registro de conversaciones con los informantes, y además siempre que se crea tener algo importante para registrar. De tanto en tanto repase su diario para redondear una idea de lo que ha cubierto y de lo que ha aprendido.
Técnicas de investigación en Ciencias Sociales
Blanchet
R. Ghiglione
J. Massonnat
A. Trognon
Límites del dispositivo y de su empleo
Hymes denomina “speech events”, acontecimientos de la palabra a través de sus siete elementos (remitente, destinatario, mensaje, canal, código, contenido y situación). El término, se aplica a unas situaciones muy diversas: “conferencias”, “conversación en un bar.”, “tratamiento psicoanalítico”, etc.
Una entrevista es un speech event en el que una persona A extrae una información de una persona B, información que se hallaba contenida en la biografía de B.
El término biografía, significa aquí el conjunto de las representaciones asociadas a los acontecimientos vividos por B.
Si B es testigo de una acontecimiento y comunica al mismo tiempo a A unas informaciones que desea poseer A sobre este acontecimiento, el speech event así definido no pertenece al subconjunto de las entrevistas. La información obtenida de ese modo no está contenida en la biografía de B, es simplemente transmitida sin haber sido “digerida”.
La subjetividad del producto informativo generado es una propiedad de las entrevistas.
La información extraída por A no es idéntica a la información dada por B. la operación de extracción supone una actividad de análisis y de interpretación por parte de A.
Pero todas las entrevistas se diferencian según que sean A y B los indicadores y beneficiarios de la situación:
Si A tiene la iniciativa del encuentro con B y es el que más se beneficia de ello: se trata de entrevistas efectuadas por entrevistadores cuyo oficio consiste en extraer una información de sus interlocutores para explotarla con fines externos a la situación, estas son “intervius”, entrevistas periodísticas, interrogatorios de la policía, cuestionarios que siguen un modelo, entrevistas de investigación, etc.
Si B tiene la iniciativa del encuentro con A y es quien se beneficia principalmente (por esto B remunera directa o indirectamente a A), se trata de “consultas”: entrevistas médicas, legales, denuncias a la policía, entrevistas, confesiones, etc.
La entrevista de investigación pertenece, al conjunto de las intervius, con fines de investigación, inscritas como elementos metodológicos en una trayectoria científica.
La entrevista de investigación se diferencia del cuestionario.
El cuestionario consiste en una serie de preguntas redactadas de antemano y estrictamente formuladas por A, produce una serie de respuestas que forman un discurso fragmentado no lineal.
La entrevista de investigación se orienta hacia la producción por parte de B de un discurso continuo acerca de una tema determinado. Pero esta fundón de producción de un discurso lineal caracteriza a la entrevista terapéutica que se emparenta con el conjunto de las llamadas situaciones de consultas.
Este parentesco próximo (entrevista terapéutica- investigación) suscita unas tentaciones de deslizamiento práctico y conceptual que tienen como efecto ocultar la solución real de continuidad que distingue a las dos situaciones.
El objetivo consiste entonces e hacer emerger, gracias a la coloración “terapéutica” de la actitud del entrevistador, unos contenidos temáticos que afectan a la intimidad, a pensamientos privados, fantasías preconscientes, etc., que son utilizados después cmo datos para sostener una perspectiva de investigación. Distinguen a las dos prácticas unos objetivos radicalmente diferentes uno del otro y excluyentes.
ü La entrevista de investigación pretende llegar al conocimiento objetivamente de un problema, a través de la construcción del discurso, se trata de una de las operaciones de elaboración de un saber socialmente comunicable y discutible.
ü La entrevista terapéutica tiene un propósito casi opuesto, favores, a través de la construcción de un discurso, la constitución de un saber privado, poco comunicable, gracias a la disposición y al juego de relaciones imaginarias respecto del terapeuta.
Definimos empíricamente la entrevista de investigación como una entrevista entre dos personas, un entrevistador y un entrevistado, dirigida y registrada por el entrevistador, este último tiene como objetivo favorecer la producción de un discurso lineal del entrevistado sobe un tema definido en el marco de una investigación.
La entrevista de investigación, es pues, utilizada para estudiar los hechos de los que la palabra es el vector:
ü Estudios de acciones pasadas (enfoque biográfico, constitución de archivos orales, análisis retrospectivos de la acción, etc.)
ü Estudio de las representaciones sociales (sistemas de normas y de valores, saberes sociales, representación de objeto, etc.)
ü Estudio de funcionamiento y de la organización psíquicos (diagnóstico, investigación clínica, etc.)
La entrevista de investigación puede ser también empleada para estudiar el propio hecho de la palabra (mecanismos de persuasión, argumentación, de modalización, etc.).
Utilización y concepción problemática
Cuando se considera la riqueza heurística de las producciones discursivas obtenidas por la entrevista, que supera ampliamente a la del arcaico cuestionario.
El empleo de la entrevista presupone que el objeto temático de la investigación, sea cual fuere, serán analizado a través de la experiencia que de él poseen un cierto número de individuos, perspectiva subjetivista.
El empleo de la entrevista de investigación traduce a menudo otras realidad más pragmática, la del interés que los encargados de las investigaciones hallan en le empleo del dispositivo.
La entrevista, excluida de un verdadero procedimiento de investigación, produce unos resultados que cobran las más de las veces el porte, más o menos complejo (con clasificación y tipología)de una organización temática de los pensamientos (comunes) de un grupo de sujetos sobre un tema determinado y ello por lo que se refiere a los estudios encargados.
El subjetivismo unido al sentido común y la sumisión sin reservas a una demanda social constituye las dos principales sesgos a los que puede conducir la entrevista cuando no se la considera como una técnica al servicio de una metodología científica.
Los discursos recogidos gracias a la entrevista de investigación son considerados como existentes en sí mismos.
Los discursos constituyen un constructo de la situación de la entrevista, respuesta a una interrogación difundida en una situación dual, por su presencia, cada uno co-construye en cada instante el discurso. La construcción discursiva es siempre singular, jamás reproducible.
El discurso de tal individuo permitirá caracterizar un perfil psicológico estable a través de su sistema de mecanismos de defensa, o bien será portador de un conjunto de representaciones sociales que se detectará como “sistema ideológico”.
Los fundadores de la entrevista de investigación, mostraron la indiscutible superioridad de la entrevista sobre el cuestionario para captar los pensamientos propios de las personas interrogadas acerca de un determinado objeto temático.
La entrevista de investigación consistía en reemplazar el contexto conocido de las preguntas del interrogador por el contexto desconocido de las preguntas del interrogado. El discurso emitido se insertaba entonces “de un modo completamente natural” en sus determinantes contextuales psicológicos y sociales que son objeto del análisis de contenido.
Todo se desarrollaba, como si el discurso producido por el entrevistado no tuviese destinatario, como si estuviera solamente construido con referencia a su contexto socio psicológico, como si ele entrevistado hablase a los demás y así mismo a través de un entrevistador neutro y ausente. A la pareja (Pregunta – Respuesta) del cuestionario reemplazaba la pareja (Discurso – Contexto) de la entrevista, que s convertía en el único referente del sentido.
Concepción interactiva de los niveles de la comunicación
Los proyectos de sentido del entrevistado y del entrevistador co-construyen un discurso principalmente enunciado E por el entrevistado pero que comprende también intervenciones del entrevistador I. Este conjunto dinámico se establece en relación con un contrato de comunicación C. este último sistema constituido se halla situado en un contexto social o situación S.
El esquema global de la problemática discursiva en la entrevista de investigación:
(((E en relación con I) en relación con C) en relación con S)
Esta secuencia sólo cobra sentido si se inscribe en un contrato de comunicación inicial (aquí entrevista libre, centrada en la segunda residencia), pero también si el conjunto (interacción-contrato) es entendido como la realización de una inscripción en un sistema más vasto denominado situación social.
La relación del conjunto – Enunciado, Intervención- con el Contrato de comunicación, que se establece, interpreta a su vez una situación social más general: que tradúcela convivencia de buena ley establecida entre dos interlocutores que comparten un cierto número de valores (tal como muestra el conjunto de la entrevista).
El modelo global representa una serie de relaciones interactivas jerarquizadas, que comprenden tres niveles (relaciones que determinan el sentido del discurso).
Distinguimos el nivel de la interacción verbal (E I) que representa el conjunto de las acciones realizadas por los interlocutores a través de sus enunciados e intervenciones (puestas en tela de juicio, confirmaciones, presentaciones de sí mismo, etc.) y el contrato de comunicación inicial (C) definido por las puestas en juego, los objetivos, el lugar, el tiempo y el modo de la entrevista, inscribiéndose todo en un situación social global (S) definida entre otras por las posiciones hocícales de los contratantes, su relación con el lenguaje y el lugar simbólico que ocupa este tipo de contrato.
Esos tres niveles de inscripción del discurso.
La situación social
La situación social (o condiciones sociales) de la entrevista de investigación se halla constituida por el conjunto de las características de los interlocutores.
Los principales obstáculos hallados se encuentran esencialmente ligados a las posiciones de poder que implica la propia acción de investigación. Dificultades son del mismo orden que las que se advierten en ele interior de una misma sociedad cuando el entrevistador y el entrevistado representan uno respecto de otro capas sociales de intereses divergentes.
Al enfrentarse con entrevistados pertenecientes a culturas diferentes, los investigadores encuentran personas inclinadas a hablar y que se complacen en expresarse.
Es de señalar que las condiciones sociales óptimas para el buen funcionamientote la entrevistase encuentren en el origen mismo de la denominación de este género de práctica.
“Entrevue”, que designaba en la época del Renacimiento un encuentro y un diálogo entre dos personajes de igual rango (dos monarcas, por ejemplo).
La entrevista, para lograr su objetivo de producción discursiva lineal ha de excluir la polémica: excluye, pues, que entren en el discurso las relaciones de fuerza, de poder, de rechazo, etc., susceptibles de establecerse entre los interlocutores, el dispositivo resulta, por tanto, inaplicable en el caso en que se hubiese declarado un conflicto entre los participantes. Partiendo de la idea de que tienen posiciones comunes y de que pertenecen a capas sociales semejantes, entrevistador y entrevistado co-construirán más fácilmente el discurso.
Cuando en la entrevista se establecen unas posiciones conflictivas, ésta se desarrolla entonces sobre la base falseada de una simulación de igualdad o a veces acaba bruscamente.
Este elemento fundamental del contrato inicial de comunicación es entonces rechazado por el entrevistado que trata de imponer un nuevo contrato conforme a sus expectativas.
El contrato de comunicación
Se halla constituido inicialmente por unos parámetros que representan los saberes mínimos compartidos de los interlocutores sobre lo que hay en juego y los objetivos del diálogo, pero el cumplimiento de este contrato supone que algunos de estos parámetros sean renegociados en el curso de la entrevista. Es la manifestación de un principio de influencias que caracteriza toda situación de interlocución, principio destacado por el análisis de las interacciones verbales.
El contrato social de comunicación puede ser definido en la entrevista de investigación como el conjunto de los saberes compartidos de los interlocutores sobre los retos y los objetivos del diálogo. Estos saberes son de dos órdenes: implícitos y explícitos.
El conjunto de los saberes implícitos está constituido por lo que se puede llamar una situación potencialmente comunicativa: es necesario, como paso previo a todo contrato explícito, que los interlocutores compartan un cierto número de códigos culturales, reglas sociales y modelos de intercambio oral o interlocución.
El conjunto de los saberes explícitos se constituye en el tiempo que separa la toma de contacto entre entrevistador y entrevistado y el comienzo de la entrevista propiamente dicha, marcado por el enunciado de una consigna por parte del entrevistador y la puesta en marcha de su aparato de registro.
Esta fase de toma de contacto elabora el contrato inicial de comunicación al que cada interlocutor se co-referirá para evaluar la pertinencia del diálogo. Toda ambigüedad a nivel de definición del contrato inicial tiene consecuencias muy importantes sobre el modo de cumplimiento de este contrato, es decir, sobre la interacción verbal entrevistador- entrevistado.
Para que exista una definición mínima del contrato inicial, el entrevistador se ve obligado a revelar al entrevistado los motivos y el objeto de su petición. El motivo responde a las dos preguntas:
ü ¿Por qué esta investigación?
ü ¿Por qué haber elegido a este entrevistado?
El entrevistador debe definir el contrato inicial de la siguiente manera:
Una investigación realizada ene. Marco de tal organismo y por tales razones, y a través de tal intermediario, yo tomo contacto con usted para pedirle una entrevista registrada en tal sitio y de tal duración durantes la cual no le haré preguntas concretas a fin de conocer su experiencia y su punto de vista sobre tal terreno.
Así queda definido un primer nivel de pertinencia del discurso. Los parámetros que definen los motivos y el objeto de la petición, es posible distinguir un cierto número de contratos iniciales:
ü La formulación y el status del discurso serán diferentes si el entrevistador es percibido como el investigador (saber supuesto) o como el encuestador (sabiendo hacer),
ü El intermediario para la toma de contacto desempeña un papel importante en el tipo de relación imaginaria que el entrevistado mantendrá con el entrevistador: de ahí dependerá el status del discurso.
La relación del entrevistado con el tema explorado resulta también fundamental: ¿se trata de un objeto concreto o de una noción abstracta? ¿preciso o impreciso? ¿dominado? (profesional, por ejemplo) ¿o simplemente vivido?
Estos parámetros que definen el contrato inicial deben ser perfectamente descriptos por el investigador, pues constituyen la base común del sentido de los primeros intercambios entrevistador – entrevistado. Toda estandarización de esta definición del contrato inicial constituye una condición previa indispensable cuando se emplea la entrevista como una herramienta de investigación.
De hecho, la experiencia muestra que este género de entrevista de contrato impreciso y de consigna indeterminada suscita frecuentemente la evocación de la temática del trabajo: el entrevistado escoge uno de los referentes que mejor domina para suplir la manifestación ausencia del “objeto de la demanda” del entrevistador, al tiempo que se sitúa socialmente como su identidad profesional. Una gran parte del discurso subsiguiente dependerá de este comienzo de la entrevista en el que la definición de un contrato inicialmente impreciso tendrá que elaborarse enteramente en la propia interlocución.
La entrevista es una forma de diálogo social que, como tal, se ve sometido a la regla de pertinencia. Cuando las partes desconocen los retos y los objetivos de su diálogo, el discurso que producen carecen de sentido o llega a un sinsentido. Por eso, la renegociación permanente de las reglas iniciales del contrato en e. curso mismo del diálogo conduce a la producción de un discurso compuesto de status variable e indeterminado y por consiguiente, poco utilizable como dato en el marco de una investigación.
Le sistema de las intervenciones del entrevistador constituye la tercera instancia en la que se inscribe la producción discursiva del entrevistado.
El sistema de las intervenciones
Las intervenciones del entrevistador son sobre todo consignas y comentarios.
Las consignas son instrumentos que determinan el tema del discurso del entrevistado.
Los comentarios son explicaciones, observaciones, preguntas e indicaciones que subrayan las palabras del entrevistado.
Podemos caracterizar el sistema de las intervenciones del entrevistador como poseedor del objeto de:
Definir un tema sobre el que el entrevistado construye un comentario
Tomar ese comentario del entrevistado como tema de intervenciones-comentarios
El encaje de las intervenciones del entrevistador y del discurso del entrevistado reproducen de algún modo con una escena de dos personajes la mecánica propia de la construcción discursiva.
Las intervenciones –consignas
Toda entrevista de investigación comienza, pues, con una consigna inaugural del entrevistador, ésta debe ser clara yo contradictoria con el contrato inicial y más precisa que éste por lo que se refiere al objeto de la demanda.
Si el elemento temático del contrato inicial es definido como constituyente del modo de vida de las personas, es posible enunciar la consigna sin riesgo de contradicción.
Debe ser enunciada literalmente a todos los entrevistados de un mismo corques de entrevista.
La formulación de la consigna es determinante para el sentido que hay que atribuir al discurso.
El papel de las consignas es importantes, estas instrucciones añaden unos elemento de información al contrato de comunicación cuyo respeto es condición para que quede asegurada la pertinencia del discurso.
Cada consigna, como toda intervención, modifica el contrato de comunicación, es decir, el conjunto de los saberes compartidos sobre los motivos y el objeto del intercambio que se han constituido en la interlocución que precedió a esta intervención.
El encaje temporal del discurso del entrevistado y de las intervenciones del entrevistador instruye a cada interlocutor cerca de nuevos temas del contrato en curso, el contrato inicial es de algún modo renegociado por los participantes a cada serie de expresiones.
Las intervenciones – comentarios
Las intervenciones del entrevistador son comentarios que tienen como objeto el discurso del entrevistado.
El objetivo estriba en favorecer la producción de un discurso continuo.
Las intervenciones comentario pueden distinguirse según dos criterios:
ü El acto de lenguaje llevado a cabo por el entrevistador
ü La instancia discursiva buscada
El acto de lenguaje llevado a cabo por el entrevistador puede ser:
Una declaración: hacer conocer al interlocutor su punto de vista. En la entrevista se trata desde luego de un punto de vista referido al discurso del entrevistado. El enunciado del punto de vista del entrevistador sobre el tema mismo de su investigación sería contradictorio con el contrato inicial.
Una interrogación: un acto por el cual el que habla obliga al interlocutor a responder a una pregunta.
Una reiteración: un acto por el cual el que habla asume, repitiéndolo, un punto de vista enunciado por el interlocutor.
La instancia discursiva buscada remite a dos registros discursivos en acción en todo discurso, estos registros hallan su fundamento en la construcción misma de la proposición (que representa la unidad de sentido del discurso). Toda comunicación de un pensamiento implica, por un lado, una representación de la referencia (nivel referencial) y por otro, una operación psíquica que el que habla realiza sobre esta representación (nivel modal).
Esta representación se llama el “dictum” y a la operación psíquica el “modus”
El concepto de “acto de lenguaje” explota y teoriza este aspecto dicotómic de todo enunciado. Distinguimos, dos discursos (distinción cuyas implicaciones psicológicas resultan importantes):
El registro referencial definido como la instancia discursiva de identificación y de definición del objeto del que se habla.
El registro modal, definido como la instancia discursiva que traduce la actitud del locutor respecto de la referencia.
Se podrán tenerse en cuenta 6 tipos de intervenciones-comentarios:
Tipo de registro
Interpretación
Pregunta sobre la actitud
Reflejo
modal
Complementación
Pregunta sobre el contenido
Eco
referencial
Tipo de Acto
Declaración
Interrogación
Reiteración
ü Complementación: toda intervención que viene a añadir un elemento de identificación de la referencia al enunciado precedente del entrevistado. O bien síntesis parciales: o bien anticipaciones inseguras, o bien inferencias
ü Interpretación: toda intervención que pretende expresar una actitud del entrevistado no explicitada
ü Pregunta sobre el contenido: toda intervención de modo interrogativo que solicita una identificación suplementaria de la referencia
ü Pregunta sobre la actitud: toda intervención de modo interrogativo que solicita una identificación de la actitud proposicional del entrevistado
ü Eco: toda intervención que repite o reformula uno o varios enunciados referenciales del discurso del entrevistado
ü Reflejo: toda intervención que repite o reformula con un prefijo modal uno o varios enunciados del discurso del entrevistado.
El discurso enunciado por el entrevistado está construido en interacción con el entrevistador que solicita su producción lineal con la ayuda de sus intervenciones – comentarios.
Cada entrevistador tiene la tendencia personal, dependiente sobre todo de su formación a utilizar un tipo de intervención más que otro.
Intervenciones y discursos
Los discursos producidos por entrevistas están esencialmente compuestos de enunciados asertivos, aquellos cuyo propósito estriba en hacer conocer al auditor un estado de cosas o una concepción estimada como verdadera.
Entre estos “asertivos” hemos de distinguir tres categorías de enunciados:
Los narrativos, cuyo objetivo consiste en dar cuenta de acontecimientos pasados (a los que cabe asociar las descripciones de objetos)
Los informativos, cuyo objetivo es aportar un comentario nuevo sobre un determinado tema
Los demostrativos, cuyo objetivo es establecer el proceso lógico de la determinación de los hechos.
Estas categorías discursivas son detectables semántica y gramaticalmente en el nivel de los marcadores lingüísticos utilizados preferencialmente (ejemplo, tiempo verbal pasado para los narrativos).
Es más frecuente que el discurso asocie unos corpus de enunciados que representen estas diferentes categorías.
Se constata que las intervenciones declarativas y reiterativas del entrevistador se adapta mejor a ciertos de tipos de discurso, al mismo tiempo que tienden a constituirlos.
Las declaraciones
Las declaraciones del entrevistador constituyen una tentativa de ayudar al entrevistado a producir un discurso más completo y más coherente. Las complementaciones apuntan hacia la exhaustividad, mientras que las interpretaciones se dedican a señalar la existencia de cadenas causales.
Las complementaciones
Al hacer una complementación (síntesis parcial, anticipación insegura, inferencia sobre el contenido), el entrevistador no proporciona su punto de vista personal aunque deje suponerlo, no opera ninguna interpretación aunque indique que escucha lo que se le dice.
El empleo repetido de esta declaración “referencial” suscita una relación intersubjetiva basada en una especie de cooperación común para producir el mejor discurso posible, el más coherente, el más completo. El entrevistador parece emplear toda su energía en comprender y ayudar a la construcción de la historia que se le cuenta. Para ello opera, de tres maneras:
Propone una especie de reformulación concluyente y generalizadora que muestra que ha comprendido y que confirma perfectamente al entrevistado respecto del interés de lo que dice
bien adelanta una deducción insegura y apresurada, en cuyo caso “se hace el tonto para engañar mejor” y el entrevistado tiene que efectuar un desarrollo suplementario para colmar la aparente laguna (en la expresión y en la comprensión)
hace una inferencia lógica o pragmática cierta que revela una atención sensible al razonamiento en la exposición de los pensamientos y de los hechos
Las Interpretaciones
La interpretación es una intervención centrada en la causa de lo dicho por el entrevistado, es decir, sobre su sentido tal como se halla constituido por la intención del sujeto parlante. Es casi siempre percibida por el entrevistado como un poder sobre su discurso, en efecto, todo el que habla pretende ser poseedor del sentido de lo que dice y aparente no cede esta prerrogativa al interlocutor más que en situaciones especiales.
La interpretación provoca unos efectos de consentimiento o de resistencia, según que se suponga que revela unas intenciones congruentes con el contenido proposicional de los dicho (interpretación confirmativa) o unas intenciones incongruentes (interpretación informativa).
Este discurso demostrativo se halla a menudo acompañado de un proceso de marginación del sujeto y de generalización. Es frecuente, por ejemplo, que en esta ocasión el entrevistado adopte una jerga de especialista.
Las reiteraciones
Las reiteraciones son extracciones de contenido. Estas manifiestan, en el contrato específico de la entrevista de investigación, a la vez una confirmación de atención y una demanda de aclaración del enunciado reiterado. Las reiteraciones no poseen el mismo sentido cuando se hallan integradas en un enunciado narrativo que cuando lo están en un enunciado informativo.
La intervención reimpulsa vigorosamente el discurso informativo, mientras que, dedicándose a una narración o a una descripción, constituye una puntualización a veces superflua y que en ocasiones incluso cae en el vacío.
Distinguimos entre las reiteraciones eco y las reiteraciones reflejo, las primeras reiteran el dictum del enunciado y las segundas el modus y el dictum.
El eco
Su efecto es insistente y problematizante mientras que la complementación tiene un efecto más bien trivializante, el eco provoca una resistencia o unas sumisiones:
ü Se resiste a la captación por parte del otro de elemento del propio discurso, éste constituye un conjunto y representa la unidad de una persona, su totalidad
ü Se cede al otro una cierta responsabilidad en el acto de enunciación cuando se supone que ese otro posee o puede conseguir una parte de verdad para sí mismo
El eco presenta una tendencia a hacer que el entrevistado produzca un discurso “que no asume”, es decir, no explícitamente moralizado por unos prefijos de actitud proporcional como “pienso que”, “tengo la impresión de que”, etc. en efecto, al repetir solamente el dictum de una proposición enunciada, el entrevistador solicita una explicación de la aserción, es decir, de un enunciado considerado como verdadero por el entrevistado, esta solicitud de explicitación equivale a poner en tela de juicio el valor de verdad de la proposición reiterada. En el discurso subsiguiente, el entrevistado emplea su energía en la disposición y el establecimiento de este valor de verdad.
La posición de los protagonistas de la entrevista es diferente cuando el entrevistador efectúa unas reiteraciones modales o “reflejos”.
El reflejo
Las reiteraciones que reflejan la actitud del que habla no ponen en tela de juicio el valor de verdad en sí misma de la proposición reiterada, pero le atribuyen un origen enunciativo y reemplaza la problemática de la veracidad por la de la sinceridad del que esta hablando.
El “reflejo” o “reanudación especular” o también “reformulación de los sentimientos” es una intervención característica de las terapias rogerianas.
En la entrevista de investigación, su empleo sistemático suscita un tipo de discurso sobremodelizado, encaminado, según los casos, a la expresión de titubeos y de incertidumbres referentes al objeto temático explorado o a la enunciación firme de las convicciones y de las creencias del entrevistado.
Las interrogaciones
El papel de estas preguntas, preciso y estandarizado (superficialidad y desmenuzamiento de las respuestas), se esfuma prácticamente del todo en un contexto de intercambio oral en donde domina la mecánica discursiva. Las preguntas distribuidas en dosis homeopáticas tienen como función el recurso directo a un registro discursivo dado a propósito de objetos integrados en la temática tratada por el entrevistado.
Por el contrario, una dosis masiva de interrogaciones perturba el desarrollo de la entrevista de investigación.
Ordenado por una situación social, un contrato inicial y unas intervenciones del entrevistador, el discurso revela ser el producto de una serie de interacciones permanentes.
Interacciones verbales
Nos vemos confrontados en la entrevista con lo que se denomina habitualmente la “polisemia” del discurso, todo discurso nos remite a unas significaciones múltiples. Por el sentid del producto discursivo acabado.
El análisis interpretativo del discurso acabado equivale de hecho a reemplazar por un contexto interlocutivo imaginario (el que construye el analista, incluyendo su encasillado de análisis) el contexto interlocutivo real (definido como interactivo, contractual y situacional), única referencia susceptible de hacer emerger el verdadero sentido del discurso.
Definamos y aclaremos la lógica de las interacciones verbales y precisemos la noción del sentido del discurso.
La lógica de las interacciones verbales en la entrevista
Llamamos interacciones verbales en una situación de intercambio oral al conjunto de las acciones efectuadas por los interlocutores a través de los enunciados emitidos. Estas acciones que representan el conjunto de lo que se hace por medio de lo que se dice.
Las que denomina “funciones de la palabra” son las siguientes:
ü Peticiones de bienes, servicio, información
ü Peticiones de repuestas sociales (reconocimiento, dominación, afiliación, desafió, etc.)
ü Ofertas de información o de interpretación
ü Expresiones fonológicas (el que habla reacciona ante un estímulo externo o ante un sentimiento, un problema, etc.)
ü Rutinas (agradecimientos, cortesías)
ü Evitaciones (conversación iniciada porque otra actividad resulta desagradable)
Así un discurso asertivo desarrollado por un entrevistado será mantenido por el entrevistador a condición de que este último no responda directamente a la demanda social de reconocimiento implicada por la aserción.
Cada gesto significativo alcanza al que emite con el mismo título que al que lo recibe.
Antes de ser interlocutores, los sujetos empíricos que participan en el diálogo son “interlocutores”. Formula que satisface la problemática clásica de la dualidad del sujeto.
A partir de estas nociones de interlocución y de intralocución podemos proponer un modelo que dé cuenta de la especificidad del diálogo en dispositivos interlocutivos favorecedores de la producción de un discurso lineal por un participantes. Caracterizados por una carencia de la respuesta del entrevistador para satisfacer el proyecto de sentido del entrevistado, carencia hábilmente regulada para no suscitar la ruptura del contrato.
Este desplazamiento observado desde lo interlocutivo, hacia lo intralocutivo constituye el origen del proceso de influencia indirecta que ejerce el entrevistador sobre el entrevistado.
Cada intervención es así interpretada por el entrevistado como reveladora de la exigencia que debe tener consigo mismo en la producción de su discurso.
De este modo se observa que unas formas diferentes de reiteración, intervención a menudo considerada “neutra”, influyen de manera significativa en la estructura formal del discurso del entrevistado de acuerdo con la forma de la reiteración.
Estudios experimentales
Tal proceso de identificación con el entrevistador resulta correlativo con una manipulación, éste tiende a conservar el dominio del contrato, otorgando al entrevistado un cierto dominio del discurso.
El entrevistado se ve desde luego enfrentado con unos problemas de pertinencia discursiva que le conducen a modificar su proyecto de sentido de conformidad con el supuesto proyecto de sentido del entrevistador. Cada intervención del entrevistador entendida según esta hipótesis como indicadora del marco con relación al cual el entrevistado acomodará su discurso para que quede a propósito.
En las diferentes experiencias realizadas, tanto por escrito (para neutralizar los fenómenos de entonación) como oralmente (en la situación exacta de la entrevista de investigación), conseguimos poner de relieve una variación significativa de la tasa de modalización de los discursos en el sentido de un aumento con reiteraciones modales y de una disminución con reiteraciones referenciales.
El entrevistado comprende que debe responder de la verdad de lo que dice. Desarrolla entonces un discurso referencial.
La construcción del sentido
El sentido, elemento primordial de todo diálogo, como la causa de los dicho, o buscar la causa de que lo haya dicho
Distinguen lo que denominan el sentido a la izquierda y el sentido a la derecha, según la topografía de la escritura (lo que está a la izquierda precede en el tiempo a lo que ésta a la derecha.
La referencia real o imaginaria a un sentido previo (SI), es un dato fundamental del contrato de comunicación. SI representa, de hecho, el conjunto de los saberes compartidos (o supuestamente compartidos) sobre la base de los cuales es posible un diálogo. En cambio, SD, y SD, representan unas acciones de interpretación llevadas a cabo por los interlocutores en el proceso de validación de lo dicho por el otro, proceso que rige la continuidad del intercambio en un diálogo.
Esta diferencia fundamental entre dos sentidos es establecida igualmente por Widlocher (1986) que distingue entre causalidad mecánica y causalidad teleológica en la descripción y la explicación de los comportamientos humanos.
La causalidad mecánica se halla constituida por el conjunto situacional de los factores antecedentes que dominan el fenómeno observado, situación determinante de la acción.
La causalidad teleológica está constituida por el conjunto de las acciones implicadas en el fenómeno observado, acciones que interpretan y descifran la situación.
Los enunciados de cada participante en un diálogo sólo se producen con “fines prácticos”. Toda investigación que pretendiese lograr a través de estos discursos singulares la descripción de hechos más generales, la determinación de leyes y la construcción de modelos se vería afectada de invalidez.
La condena etnometodológica de la entrevista como técnica de investigación es la traducción de una reflexión insuficiente sobre los procesos de co-construcción del discurso en la entrevista.
Si la entrevista de investigación sigue siendo ese “encuentro privilegiado” entre un entrevistador y un entrevistado “abandonados a ellos mismo”, no existe posibilidad alguna de que progresemos en la elaboración de los datos en ciencias humanas y sociales.
EL SALVAJE METROPOLITANO
Guber, R
La entrevista antropológica 2: Preguntas para abrir los sentidos
La dinámica general de la investigación, en la que la entrevista se va reformulando conforme a los objetivos parciales de cada etapa, la dinámica particular de cada encuentro.
Dinámica general: la entrevista en la investigación
Proceso gradual por el cual el investigador va incorporando información, en sucesivas etapas de su TC. Dentro de este proceso pueden identificarse dos grandes mementos: uno de apertura y otro de focalización y profundización.
Descubrir las preguntas: primera apertura
La entrevista formal puede ser adecuada si se ha contactado a un informante a través de un tercero, explicándole que quisiéramos conversar con él sobre algún tema en particular.
En la primera etapa de TC, la EA sirve para descubrir las preguntas, esto es, para construir los marcos de referencia de los actores, a partir de la verbalización asociada libremente.
Desde estos marcos se extraerán en un segundo momento, y tras una categorización diferida, las preguntas y temas significativos para la focalización y profundización.
Esto no sucedió por casualidad sino gracias la atención flotante del entrevistador.
El arte de no ir a al grano
En esta primera etapa del TC, se trata de comenzar a efectivizar el proceso de especificación al que nos referimos en la construcción del objeto de conocimiento. Esta especificación no consiste tanto en encontrar respuestas inmediatas a preguntas derivadas de la teoría sino, fundamentalmente, en descubrir los modos de organización sociocultural por los que se experimentan y conciben cuestiones vinculadas, más y menos directamente, con su centro de interés.
Al comenzar la entrevista, preferimos dar una serie de rodeos para que las categorías de “villero”, “villa miseria”, “discriminación”, “prejuicio”, etc., surgieron de los entrevistados y no de las preguntas que se les formulaba. El “problema villero” debía ser introducido por ellos.
El investigador inicia sus preguntas introduciendo el tema y las categorías, corriendo el riesgo de cerrar la emergencia de nuevos sentidos.
Por consiguiente, en la formulación de la pregunta se estaba prefigurando la respuesta.
El segundo problema residía en el término “prejuicio”. Como veremos en el ejemplo trabajado en el esquema para la construcción del objeto, una cosa es el “prejuicio” como categoría teórica del investigador y otra la categoría del sentido común, según la cual “prejuicios” tienen los demás, uno tiene juicios, los prejuicios están formulados previamente y sin suficiente conocimiento, es lógico suponer que nadie va a hacer y a defender una afirmación si la caracteriza como de escaso fundamento. La confusión entre términos teóricos y empíricos es frecuente en las ciencias sociales y surge de la similitud terminológica del lenguaje académico y el uso corriente. No es necesario que el informante admita, - “si yo tengo prejuicios”, para que el investigador, ya tranquilo, afirme que sus informantes efectivamente los tienen y sustentan. En nuestra investigación, no intercalamos jamás ese término, salvo cuando era introducido por el informante. Nuestra conclusión era, pues independiente de que los informantes reconocieran sus prejuicios, como se ha dicho, no se trata de demandar a los legos que se comporten como “sociólogos sin título”. Los contenidos de las entrevistas no resuelven el análisis teórico ni sustituyen las conclusiones de la investigación, conclusiones que resultan de una constante retroalimentación entre análisis teórico y análisis empírico. Volviendo a la construcción del objeto, no fuimos al campo a preguntarle a los informantes si tenían o no prejuicios, sino que abrimos el canal para que expresaran sus concepciones, nosotros procedimos a analizar los datos y fuimos quienes decidimos, según ciertas definiciones, si se trataba o no de prejuicios. Fuimos al campo a preguntarle a los informantes si tenían o no prejuicios, sino que abrimos el canal para que expresaran sus concepciones, nosotros procedimos a analizar los datos y fuimos quienes decidimos, según ciertas definiciones, si se trataba o no de prejuicios. Fuimos al campo para visualizar cómo se especificaban los prejuicios y prácticas discriminatorias, en determinados actores sociales.
Preguntas autorrespondisdas (o el paradigma de yo la compra, yo la vendo)
Hay cierto tipo de preguntas que, aun cuando parecen abiertas, llevan implícita su respuesta, esta prefiguración puede obedecer a varias razones:
el contexto de la entrevista, (con terceros) con testigos presenciales de la entrevista, comprometidos en la respuesta que solicita el investigador (aún sin saberlo)
la carga ética y moral de los términos de las preguntas
el sentido social negativo a que conducen las respuestas
la asignación de roles al investigador y la experiencia con este tipo de entrevista
el peso valorativo implícito en la pregunta, cuando el investigador da al informantes escaso margen para disentir
Después de este breve repaso de algunos modelos de preguntas cargadas, convendría detenernos en las vías para concretar, ahora sí, el cometido de la primera etapa del TC: la apertura.
Preguntas para descubrir preguntas
El descubrimiento de las preguntas significativas según el universo cultural de los informantes es, ya, una parte de la investigación y puede hacerse a través de diversos procedimientos: escuchar diálogos entre los mismos pobladores, intentando comprender de qué hablan y a qué pregunta implícita están respondiendo, solicitarle a alguien que formule una pregunta interesante acerca de tal o cual temática.
Estos procedimientos presentan algunos inconvenientes, pues los informantes quizás no comprendan aún qué se propone el investigador y respondan con lo que se suponen que desea oír. Spradley recomienda, usar preguntas descriptivas por las que se solicita al informantes que hable de cierto tema, cuestión, ámbito, pasaje de su vida, experiencia, conflicto, etc.- ¿puede usted contarme cómo es el barrio? ¿puede contarme sus primeros años en el barrio? Estas preguntas sirven para ir construyendo contextos discursivos (selltings) o, según lo habíamos llamado más arriba, marcos interpretativos de referencia en términos del informantes, a partir de estos marcos, el investigador podrá avanzar hacia la formulación de preguntas culturalmente relevantes, al mismo tiempo, lo familiarizarán con modos de pensar y asociar términos y frases referidos a hechos, a nociones y a valoraciones. Por eso es clave que en esta primera etapa, el investigador aliente al informante a extender sus respuestas, a ser más profuso en sus descripciones, explicitando incluso aquello que considere trivial o secundario, para el investigador – al menos, nada “a priori”- lo es.
Esto puede lograrse por dos vías:
Introduciendo la menor cantidad posible de interrupciones y dejando que fluya el discurso del informante por la libre asociación.
Abriendo el discurso a través de distintos tipos de preguntas abiertas.
Estar en silencio puede significar dar vía libre para que el informante se explaye, el mutismo puede derivar más bien en ansiedad, malestar y hasta en la finalización del encuentro y de la relación. Es un silencio puede significar dar vía libre para que el informante se explaye, el mutismo puede derivar más bien en ansiedad, malestar y hasta en la finalización del encuentro y de la relación. Es un silencio forzado, el silencio calmo, propio del interés de quien escucha a otro, autoriza algunas intervenciones y corrige la imagen de ser prescindente que denota una actitud evaluativo, distante o apática. Si las interrupciones son, necesarias y a veces obligatorias para hacer fluidos el encuentro, parece aconsejable que sean lo más controladas posible, preguntándose el investigador qué pretende con ellas y cuáles podrían ser sus derivaciones. Se subordina a la dinámica de la entrevista y a la personalidad de las partes, pudiendo adoptar un carácter ágil o convertirse en un intento forzado para extraer, al menos, unos cuantos monosílabos.
A lo largo de una entrevista, el investigador puede adoptar diversas tácticas o comportamientos para promover la locuacidad del informante, con variables grados de directividad. Dohrenwend y Richardson distinguen grados de “restricción” o directividad sobre las respuestas:
ü Un simple movimiento con la cabeza, asintiendo, negando o expresando interés y aprobación
ü Repetir los últimos términos con que se ha expresado el informante
ü Emplear estas últimas frases para construir una pregunta en los mismos términos
ü Formular una pregunta en términos del investigador sobre lso últimos enunciados del informante
ü En base a alguna idea expresada por el informante es su exposición, pedir una ampliación de la misma
ü Introducir un nuevo tema de conversación
Conviene que las interrupciones del investigador en el discurso del informante sean cuidadas y, dentro de lo posible, no accidentales para evitar los efectos involuntarios de la directividad e interrumpir la libre asociación de ideas. Pero también es necesario intercalar preguntas aclaratorias o de “respiro” en el curso de la entrevista, de lo contrario, se corre el riesgo, por una parte, de ya no saber quién es quién en el relato, ni entender qué sucedió, o bien, por otra parte, puede suceder que el informante se moleste o agote al sentirse unilateral y ostensiblemente interrogado.
las preguntas de apertura del discurso del informante son de varios tipo, se pueden distinguir grandtour que interrogan acerca de grandes ámbitos, situaciones, períodos. Se identifican, aquí, cuatro subtipos de preguntas grandtour:
ü las típicas, que interrogan acera de lo frecuente, lo recurrente, lo típico
ü las especificas, referidas al día más reciente del informante o a un sitio más conocido por él
ü las guiadas, que se efectúan simultáneamente a una visita por el lugar, y en que el informante añade explicaciones conforme avanza la visita.
ü Las relaciones con una tarea o propósito, paralelas a la realización de alguna actividad, como cuando el informante hace un gráfico o diseña un mapa del sitio de interés.
Las preguntas mini-tour son semejantes a las grand-tour, pero se refieren a unidades más pequeñas de tiempo, espacio y experiencia. Las preguntas mini-tour reproducen, en menor escala, los subtipos de las grand-tour (típicas, específicas, guiadas, relativas a una tarea). Tanto en uno como en otro grupo – grand y mini- pueden intercalarse preguntas de ejemplificación, en las que se solicita al informante que ejemplifique con un caso concreto vivido o atestiguado por él, que considere pertinente al punto que ese está desarrollando.
A lo largo de la descripción, el informante suministra información acerad de quienes están allí, cuántos son, qué ocurre, cuáles son las actividades preponderantes, qué situaciones son frecuentes, cuánto tiempo están o han estado viviendo resistiendo, trabajando allí, cómo es el lugar, su extensión, los bienes materiales en su interior, sus subdivisiones. A cada frase podría seguir, seguramente, alguna pregunta acerca de qué, cómo, quién, dónde, cuándo, porqué y para qué.
En el curso de la conversación, el investigador puede recurrir a un interrogante estratégicamente directivos. Las preguntas anzuelo suelen dar pie al pronunciamiento del informante. Las preguntas de abogado del diablo (sugeridas por Strauss, 1973), son aquellas en las cuales el investigador ayuda a la locuacidad del informante, suministrando un punto de vista premeditadamente erróneo o adverso, para que el informante efectúe las correcciones y precisiones que considere pertinentes.
Las preguntas hipotéticas son aquellas en las que se trata de ubicar al informante frente a un interlocutor o situación imaginarios. Este tipo de pregunta es adecuado para introducir variables a la situación de entrevistas que circunscriben necesariamente lo que el informante verbaliza a lo pautado por su entrevistador. La presentación de situaciones hipotéticas puede permitir imaginar otras respuestas y puntos de enunciación que atañen a la valoración de la situación real. (¿cómo debería ser una institución de investigación?, ¿un profesor?, ¿una esposa?, ¿un trabajador?).
Si la investigadora se hubiera limitado a la primera respuesta, habría obtenido una información parcial y superficial acerca de la imagen del informante sobre el servicio.
Durante la primera etapa, el investigador se propone armar un marco de términos y referencias significativo para encarar sus futuras entrevistas, aprende a distinguir lo relevante de lo secundario, lo que pertenece al informante de cuanto proviene de sus inferencias y preconceptos, contribuye, así, a modificar y relativizar su propia perspectiva sobre el universo cultural de los entrevistados. El control sobre lo que dice y hace el informante se modifica al acceder a información significativa, que hasta entonces quizás se habría considerado irrelevante. Como señala Agar, en la entrevista etnográfica todo es negociable. Los informantes reformulan, niegan o aceptan –aun implícitamente- los términos y el orden de las preguntas y los temas, sus supuestos y las jerarquizaciones conceptuales y explicativas del investigador. Y aunque la próxima etapa siga básicamente los mismos criterios, en los momentos iniciales, la EA es sumamente adecuada para abrir la mirada y los sentidos del entrevistador y profundizar el proceso de diferenciación entre lo que procede del informante y lo que procede de las inferencias del investigador. Ambas son tareas, más que paralelas, estrictamente complementarias, en la medida en que permiten vislumbrar a otro a través del reconocimiento de sí mismo. La reflexividad tiene lugar también en la EA como un recorrido especular de conocimiento y autoconocimiento.
Focalizar y profundizar: segunda apertura
La obtención de un material “denso”, profuso en descripciones, valoraciones, reseñas y explicaciones nativas, corre a la par de su análisis en campo. Análisis puede tener lugar, además, como una etapa determinada entre dos fases de campo o cuando se considera que el campo ha sido concluido.
Si en la primera etapa se trata de abrir la mirada, en la etapa siguiente se intenta seguir abriéndola pero con determinada dirección, mayor circunscripción y habiendo operado una selección de los sitios, términos y situaciones privilegiadas por los que se expresa dicha especificación. En esta segunda etapa, el investigador puede dedicarse entre otras tareas, a ampliar, profundizar y sistematizar el material obtenido, estableciendo los alcances de las categorías significativas identificadas en la primera etapa, para ello se vale de nuevas formas de entrevista que le permitan descubrir las dimensiones de una categoría o noción.
En las investigaciones en sociedades exóticas, el descubrimiento o la identificación de categorías es quizá más sencillo que en la propia sociedad del investigador, porque los términos le resultan poco familiares y es más sensible a sus manifestaciones.
Quizá sea conveniente reformular la perspectiva de la interrogación. Una vez individualizado, el investigador suele caer en la tentación de preguntarle al informante su definición. Esto es lo que me pasó cuando entrevistaba a una funcionaria política e indagaba acerca de los residentes en villa, me comentaba entonces que lo más evidente de estos sectores era su promiscuidad.
El pensamiento corriente no es crítico sino práctico y se presenta como inmediato, adherido a lo real.
No es extraño que el informante se moleste o se sienta en falta, lo cual, en vez de ayudar a ahondar en la explicación, redundará en el intento de auto corrección y/o autodefensa, ninguno de los dos es el propósito de la entrevista. El investigador ganará en acceso si opta por indagar no la definición, sino el uso de la categoría (la definición quizá, deba construirla por su cuenta).
Para esta etapa, Spradley (1979) sugiere formular preguntas estructurales y contrastivas. Las preguntas estructurales son aquéllas que interrogan por otros elementos de la misma o de otras categorías, que puedan a su vez ser englobadas en categorías mayores. Por ejemplo, cuando hube detectado que el “villero” es uno de los posibles habitantes de las villas, pregunté: ¿quién otros viven en la villa?. Las preguntas contrastivas son aquéllas en las que se intenta establecer la distinción entre categorías. De una pregunta contrastiva no sólo se extraen datos acerca de los elementos distinguidos, sino también de su comparatividad, que es una relación lógica.
Las relaciones semánticas entre elementos del discurso apuntan a señalar en las estructuras del léxico y la sintaxis, cómo se articulan distintos conceptos, identifica como principales la relación de inclusión, de ubicación, causa, razón, localización de la acción, función, secuencia, atributos.
Una vez identificadas, conviene ensayar el conocimiento y uso de categorías con informantes que no las hayan expresado aún o que lo hayan hecho con otros sentidos. Aquí, probablemente se encuentre gran apoyo en las encuestas y cuestionarios, pues estas técnicas permitirán extender el uso de ciertas categorías a un universo mayor y homogeneizar la información proporcionada de manera heterogénea por los entrevistados.
El trabajo con relaciones entre términos y categorías permite detectar y establecer el sentido del uso de conceptos nativos, descubriendo sutiles distinciones que pueden ser indicativas de cuestiones de mayor alcance. Empezamos a pensar que si un partido político aspira a convertirse en la “vanguardia” de estos habitantes y los interpreta como “villanos”, seguramente tendrá menos éxito que si los interpreta como “vecinos de Villa Tenderos”,siendo que en ese contexto la categoría “villero” es rechazada por su carga estigmatizadora y vergonzantes. Pero para llegar a esta distinción fue necesario advertir claramente que una cosa son las categorías del investigador (o categorías analíticas) y otra, las de los informantes (o Fol., nativas, emie). Es precisamente esta distinción la que no reconocería el cuestionario que analizamos en el capítulo anterior.
Otro sentido de la profundización
Además de la referencia a los sentidos, profundizar puede consistir en avanzar hacia temas que, por considerarse tabú, conflictivos, comprometedores o vergonzantes, no se han tratado en los primeros enentrentos o en la primera etapa de entrevista. Estas facetas, pueden darse a conocer en el curso de la relación de campo, cuando el informante sabe algo más acerca de los propósitos del investigador y, sobre todo, de su conducta en terreno. Puede confiar siquiera mínimamente en que sus actividades o reflexiones no habrá de trascender y en que la imprescindible asegura la discreción, garantizando de palabra y de hecho que el material obtenido no trascenderá de unos a otros, al menos sin consentimiento previo.
Hechos conflictos de los cuales hay más de una versión y sus instancias son conocidas por solo algunas personas. En estos casos, el problema es cómo no poner de manifiesto la fuente de información y al mismo tiempo, contrastar visiones contendientes. Lo quiera o no, el investigador se transforma en el portador de ambas, y probablemente, también en el blanco de reclamos de legitimación para sustentar cada uno su razón. Forma de evitar suspicacias y de no herir susceptibilidades sea ampliar la problemática sea ampliar la problemática, a través de preguntas lo suficientemente generales como para incluir aspectos relativos a las versiones enfrentadas y que, de otro modo, conducirán fácilmente a identificar su fuente. Al saltar el cerco fue averiguar algunas cosas acerca de la dinámica de la sociedad vecinal. Pero otro propósito era indagar cómo se operaba y qué significaba el conflicto entre dos familias enfrentadas políticamente pero ligadas por parentesco, vecindad y contigüidad territorial.
Los temas tabú no son universales sino específicos de cada sociedad, cada cultura y de cada sector o grupo social. Suelen depender del sistema normativo valorativo dominante, de las posibilidades de esos grupos de hacer efectivo dicho sistema y de la variabilidad de “ajustes secundarios” a pautas de funcionamiento sociales, institucionales, etc. es probable que el investigador descubra en sus primeras indagaciones algunos de estos temas y que reciba de parte de sus informantes ciertos indicios de que no pueden ser tratados, estos indicadores son en sí mismos materiales que pueden convertirse en datos a profundizar en una etapa ulterior. Es claro que no existe una conducta lineal con respecto a estas cuestiones. Su manejo es el resultado, más bien de una constante negociación del investigador, antes que del transcurso temporal, independiente de los sujetos de la relación. El tiempo y el TC ayudan, pero son el investigador y los informantes quienes deciden, en última instancias, si ya es hora de abrir algunas cajas fuertes. Que el tiempo es condición necesaria pero no suficiente lo demuestra el hecho de que sólo con algunos informantes se pueden tratar ciertas temáticas, mientras que con otros la relación se mantiene en un nivel general hasta decir a dios.
En el período de profundización y focalización, los principios de la no directividad siguen vigentes porque la apertura de sentidos no concluye sino con la investigación misma, la búsqueda prosigue reproduciéndose al interior de los nuevos límites, fijados tras la primera etapa. Sin embargo, también es cierto que puede advertirse una mayor directividad de parte del investigador, al intentar homogeneizar la información de su muestra total. Como ya dijimos, en esta segunda etapa se puede recurrir a preguntas estructurales y cuestionarios, para cubrir aspectos desigualmente relevados, para contrastar los alcances interpretativos del investigador y verificar si las categorías detectadas por él pertinentes y significativas para todos, alguno o ninguno de los informantes.
Dinámica particular: la entrevista en el encuentro
Con la expresión “dinámica particular” nos referimos a la evolución de la relación entre el investigador y el informante, en una unidad de entrevista. La entrevista es un proceso donde se pone en juego una relación social que, como vimos, es concebida de diversas maneras por sus protagonistas. La dinámica particular sintetiza las diversas determinaciones y condicionamientos que operan no sólo en situaciones de entrevistas, sino genéricamente en las de la interacción social y, como subespecie, en el encuentro entre investigador e informante. En la dinámica particular de la entrevista, pueden negociarse: el contexto, los temas, los términos de la conversación (unilateral, dialógica, informativa intimista, etc.), el lugar y la duración.
El contexto de entrevista
El contexto desempeña un papel crucial. Usaremos el concepto en relación con las preocupaciones de este libro. A tal fin, distinguimos entre un contexto ampliado y otro restringido.
El contexto ampliado refiere al conjunto de relaciones que engloban tanto al investigador como al informante y que puede ser visto en su dimensión política, económica, cultural, etc. (por ejemplo, investigador e informantes están involucrados en una relación colonial si uno y otro pertenecen a metrópoli y colonia, respectivamente o en una relación de clase, si se encuentran en la misma sociedad pero pertenecen a distintas clases sociales.
El contexto restringido refiere a la situación social del encuestado, esto es, a la articulación concreta entre lugar-personas-actividades-tiempo. Las instancias de este nivel del contexto varían en relación más directa con el desarrollo del TC en determinada unidad social. El medio clásico de la entrevista, tal como la suelen aplicar algunos científicos sociales y otros profesionales (como trabajadores sociales, médicos y psicólogos), es el encuentro “uno a uno”, en un sitio apartado, dotado de cierta privacidad, frecuentemente en la oficina del entrevistador, sin interrupciones que puedan provenir del ámbito del entrevistado y que, en el caso de existir, no suelen tomarse en cuenta sistemáticamente como información significativa y relevante.
La EA sufre una relocalización del ámbito del investigador al del informante, pues tienen como supuesto que sólo a partir de sus situaciones cotidianas y reales es posible descubrir el sentido de sus prácticas y verbalizaciones. Como “extranjero”, el investigador no conoce de antemano su articulación significativa con el contexto, ni los matices en los cambios de significación. Acostumbrados a verlos desplazarse por el vecindario y a que se los interrogue acerca de sus carencias y necesidades, los residentes suelen concebir al investigador como un agente del Estado y responderle en consecuencia, destacando problemas y dificultades del asentamiento. El investigador puede concluir que todo el mundo social del informante es así de cadenciado, deplorable y misérrimo, propendiendo a una imagen sesgada de esa población. En cambio, si interpretara que ese conjunto de respuestas obedece al implícito hábito de un actor al que se le ha venido comunicando: “usted es un cadenciado, el Estado ayuda a las cadenciados, cuéntenos en qué podemos hacerlo”,entonces el investigador advertiría que accede solo a las nociones que el informante pone en acto (en forma de respuesta) con referencia a una situación de tales características (en este caso, de asistencia pública). La situación de entrevista es categorizada como entrevista de agente oficial a pobre asistido, el rol de aquél es preguntar y dar, el de éste, pedir y demostrar su carencia. Hay sin embargo otros aspectos que el informante no considera pertinentes.
En el análisis del contexto restringido puede ser relevante el hecho de ser local o visitante, que la entrevista se lleve a cabo en un medio familiar al informante o al investigador (su oficina, su vivienda, etc.)
Por consiguiente, si ser “local” o “visitante” es asimilado a recibir en el medio habitual, también puede ocurrir que el informante no quiera ser del todo “local” debido a ciertas restricciones que integran su cotidianeidad y que, sin embargo, se sienta muy cómodo en este otro sitio. Es pertinente entonces indagar en las formas en que el entrevistado categoriza al sitio de entrevista, sea cual fuere, y reflexionar acerca del modo en que incide en el vínculo y la información. Quizá, como medida práctica, sea aconsejable dejar que en una primera instancia sea el informante quien decida adonde e ir explorando, gradualmente, una posible relocalización. El sabrá por qué eligió ese ámbito, quedando por cuenta del investigador averiguar la razón.
El contexto restringido incluye también a las personas presentes en el encuentro y que operan como testigos de la entrevista.
Los ritmos del encuentro
Criterios generales para tener en cuenta.
Como parte de las actividades desarrolladas en campo y de la OP, la EA puede dar comienzo en cualquier lugar, sin concertación previa, con cualquier persona y tener una duración variable. Puede consistir en un breve intercambio de palabras en la calle o a la entrada de un edificio, transformándose en una charla de café o en una seria y meticulosa conversación sobre algún tema de interés del investigador –que es como solemos concebir a la entrevista-. Todas estas posibilidades son difíciles de prever, sobre todo cuando se adopta un TC y técnicas explica: “en un trabajo de prospección de un barrio, donde se intentó obtener una imagen lo más global posible de la vida barrial, el investigador opta por entrevistas ocasionales, de calle”. La gente, es obvio, no sale de su casa preparada para que la paren y le planteen una entrevista. Esto es parte de las condiciones propias del potencial informante. Pero también el investigador se encuentra condicionado por esa situación. Las alternativas podrían ser desde no recibir el más mínimo apunte de parte del vecino, como terminar haciendo una entrevista de hora y medio, sin ningún problema. Pero este el entrevistador no lo sabe”.
Aunque compartimos el criterio más generalizado, según el cual una entrevista requiere un lapso mínimo para que las parte intercambien impresiones de su presentación –voluntaria e involuntaria- y se vayan conociendo, no quisiéramos perder de vista las instancias informales- aún dentro de la entrevista formal (valga la redundancia)- como los encuentros fugaces y los comentarios fuera de la situación que concebimos como típica. Ello obedece a que, al estar integrada a otras actividades de campo, cualquier ocasión y cualquier informante pueden en principio ofrecer material relevante, asimismo, cualquier comentario puede revestir una significación que, aunque inadvertida en el momento, se descubra relevante tiempo después, al releer las notas o al internarse en el universo de los actores. El propósito de esta reflexión es señalar queso les reconocemos a estos encuentros casuales una importancia potencial similar a la de una entrevista programada, se les podrá sacar provecho, el campo en su totalidad puede ser significativo, todo es cuestión de acceder a esa significatividad sin predeterminar sociocéntricamente qué vale y qué no. El TC en el medio habitual del investigador ha tendido a descuidar esas pequeñas instancias de relación y producción de datos, ya que el investigador no suele ser testigo inmediato de la vida social de sus informantes y su información proviene casi exclusivamente de la situación formalizada de entrevista. Los desafíos a la relocalización del TC antropológico en las llamadas sociedades complejas. Estos encuentros fugaces son germen potencial de relaciones más profundas. De ahí que el valor de cada encuentro sea variable, no sólo por la cantidad y calidad de material a obtener sino, además, por el ángulo desde el cual el investigador concibe la entrevista, otras técnicas y el mismo TC.
En las primeras entrevistas, quizá sea conveniente abordar temas generales, poco comprometidos y no imitativos, al comenzar el encuentro puede ser oportuno referirse a los llamado “temas triviales”. Cada encuentro, sin embargo, es una caja de sorpresas y puede revelar cuestiones que se suponían confidencialísimas y que probablemente no se vuelvan a repetir.
La duración de la entrevista, una de las premisas es no cansar al informante, ni abusar de su tiempo y disposición. Para evitar esto, se pueden intercalar preguntas de distinto tipo –descriptivas, experienciales, ejemplificadotas, etc., cuando el informante percibe que es interrogado sin tregua, enana relación verbal asimétrica, intercalara alguna experiencia o comentario acerca de alguna vivencia del investigador puede simetrizar los términos verbales de la relación. Quizá se contribuya a crear un espacio para que el informante exprese sus dudas, formule sus preguntas. el tiempo del investigador no es el tiempo de los informantes, éstos no son máquinas que pueden vomitar material según los plazos que debe cumplir el investigador. Quizá convenga ponderarlas en función de lo que se desea obtener, de lo que se pierde, y fundamentalmente, de quienes serán los destinatarios finales de la investigación.
El tiempo y los tiempos se negocian y construyen recíprocamente, en la reflexividad de la relación de campo. Las esperas, las urgencias, las pausas y los retrasos son también significados que el investigador debe aprender en “carne propia”. Sin embargo, el tiempo no es sólo una demanda exterior sino, fundamentalmente, un ritmo interno. La impaciencia puede forzar al investigador a que éste fuerce, a su vez, a sus informantes.
El cierre o desenlace del encuentro presenta también sus peculiaridades. Pueden sucederse intrusiones ajenas a la voluntad de ambos, que den por terminada la entrevista o cambien profundamente su tono. Por lo que atañe al investigador, no es conveniente concluir el encuentro de manera abrupta, en momentos de gran emotividad y expresividad del informante, o durante el tratamiento de puntos conflictivos y/o tabúes. Estas y otras recomendaciones pertenecen a la esfera del trato interpersonal y seguramente habrán de ser manejados de modo adecuado por cada investigador, según sus propias características. Como verdad de Perogrullo, puede ser adecuado concluir la entrevista dejando abierta la posibilidad de futuros encuentros.
De controles y mentiras
La OP no tendría este inconveniente, al garantizar la verdad desde la presencia directa del investigador. Por el contrario, las verbalizaciones son, una fuente siempre latente de distorsión y subjetividad que introducen los actores, la cortina de humo de la verdad.
La presencia directa del investigador no garantiza una mejor mirada, ni una decodificación mayor del universo de los actores. En segundo lugar, esta postura supone una relación isomórfica entre dos dominios cuando éstos operan, en rigor, con lineamientos propios. El dominio de las prácticas es diferente al de las nociones y representaciones, es legítimo exigir una congruencia absoluta entre lo que la gente dice y lo que la gente hace.
Si se advierte que ambos dominios son diferentes, y por lo tanto operan según lógicas distintas, que la relación entre uno y otro es parte del cometido que se propone el TC, tanto la correspondencia como la divergencia serán objeto de indagación, es decir, serán problemáticas. El tema que nos ocupa, ello concierne directamente a la conceptualización del trabajo empírico, de las técnicas no directivas, y sobre todo, de la necesaria pero problemática relación entre observación del investigador y verbalizaciones de los informantes y la complementación entre la OP y la EA.
Más que preguntarnos si lo que se nos ha dicho es cierto o no lo es, conviene averiguar qué significa y cuáles son las implicancias posibles de lo que se dice. Esto no pretende invalidar la búsqueda de criterios de verificación y de ajuste de los discursos a los hechos. Pero cabe aquí distinguir dos cuestiones. La primera es que, como vimos, hay preguntas fácticas y preguntas de opinión o valoración. La segunda es que las verbalizaciones trasuntan siempre valorizaciones, aun cuando se refiera a datos fácticos, de manera que es conveniente distinguir ambas dimensiones para establecer qué se quiere verificar. Lo que se verifica es la dimensión fáctica, pero la opinión es verdadera por su sola emergencia, su mera aparición. En todo caso, habría que preguntarse si el informante sustenta realmente esta opinión o, de no sustentarla, ¿por qué la brinda?.
Cuando esto se trata, es conveniente proceder a una especie de crítica de fuentes, al modo de los historiadores. Los sucesos contemporáneos se pueden cotejar con otros testigos, esto vale también para hechos del pasado. Una de las críticas recomendables es la de cuales circunstancias, apoyándose el investigador en lo que conoce de su área en estudio, la crítica del informante es semejante, a la crítica de las fuentes históricas, cuando se evalúa quién la ha escrito, sino apoyarse en comentarios de terceros (esto es, ser un “informante de segunda mano”), así como la selectividad que toda observación y registro implican, en función de los intereses, preocupaciones y posición en el evento. El control cruzado de la información entre individuos con diversos grados de involucramiento en los sucesos es el modo más usual para verificar datos fácticos. La divergencia entre versiones no implica necesariamente distinto grado de veracidad. Consideramos que hay información que posiblemente no se alcance jamás, pero en ese caso es tan importante tratar de acceder a ella como darse cuenta de que no se ha accedido y buscar una explicación de esto. Por eso preferimos no distinguir las verbalizaciones de los informantes entre verdaderas y falsas, sino entre verbalizaciones que se corresponden con los hechos fácticos y verbalizaciones que no.
Quisiéramos señalar un punto modal de la investigación social, Bourdieu llama “la ilusión de transparencia”, suponer que la respuesta de los informantes deriva, casi inmediatamente, en elaboración del investigador en términos teóricos. El investigador solicita a los informantes que verbalicen la explicación de un hecho social, cuando éstos sólo están en condiciones de aportar materiales parciales y a un nivel empírico. Conveniente reparar en la implicancias epistemológicas y teóricas de las explicaciones “por propósitos y motivos” como “la explicación” última de las ciencias sociales.
¿Una buena o mala entrevista?
Algunos lineamientos generales, estos no corresponden sólo a la dinámica particular, sino también a la dinámica general de la entrevista en la investigación. Los objetivos se plasman en la obtención de una profusa información que será de “buena calidad” si resulta de verbalizaciones de los informantes y exhibe su propia lógica de asociación y exposición, con breves pero diferenciadas intervenciones del investigador. Es decisiva la elaboración del registro. La entrevista puede haber sido excelente, pero si en las notas sólo se citan las inferencias y conclusiones del investigador, ése no tendrá la posibilidad de consultarla para ratificar sus supuestos iniciales o la especificación con que los actores han construido su propia lógica de la vida social.
Es imprescindible cuidar la verdadera fuente de información: la relación personal con los informantes, sólo en el seno de una relación continuada y vivida en buenos términos es posible profundizar y sistematizar información, abrir el campo a una amplia red de informante no se siente cómodo en relación aun cuando el TC se encuentre avanzado, quizá esto esté revelando alguna incomprensión del investigador acerca de un punto importante de dicha relación, lo cual seguramente estará incidiendo en la calidad de la información obtenida y en los datos producidos.
La entrevista es, pues, una herramienta de recolección de información, pero, como otras técnicas antropológicas y el TC, también una instancia de producción de datos.
El rapport: ¿una utopía necesaria?
Una obsesión recorre el TC: ganar acceso a los informantes. El comienzo ha sido catalogado como la etapa más compleja y difícil, desde entonces, el investigador se desvive por alcanzar el desideratum de la relación: lograr el rapport, algo así como una relación armónica, cordial y empática. Si embargo, a pesar de las múltiples definiciones de este leit motiv antropológico, parece casi imposible establecer un sentido uniforme del término.
Spradley (1979) propone cuatro estadios. La aprensión es una sensación de incertidumbre y vacío, una interrogación motivadas en la desconfianza mutua y las suspicacias. Tiene lugar, con el/los primero/s encuentro/s, cuando todavía el informante no sabe qué se espera de él, ni cómo suministrar información, cuáles son los datos relevantes y cuáles no los son. En el segundo momento, la exploración, ambas partes buscan indicios que le s permitan develar su incógnitas recíprocas, desde cotejar las respuestas dadas, hasta cotejar lo que el investigador dice que hará con lo que realmente hace. El tercer momento es la activa cooperación, cuando ambos han alcanzado un mayor conocimiento recíproco y, al compartir una mínima definición del encuentro, actúan en función de ella. Un último momento atañe a la participación del informante en el rol que le asigna el investigador. Por ejemplo, cuando aquél pasa a oficiar de etnógrafo de sus coterráneos y compañeros, lo que significa que ha comprendido qué es lo relevante para recordar y comunicar al antropólogo.
El rapport sería, pues, un estado ideal de relación entre el investigador y los informantes, basado en un contexto de relación favorable, fundado en la confianza y la cooperación mutua que viabiliza un flujo, también ideal, de información (esto es, una material genuino, veraz, detallado, de primera mano)
El rapport ha servido de utopía movilizadota, especialmente en aquellos momentos en que el investigador se percibe en un punto muerto y crítico de su comunicación con los informantes. La razón podría residir en la tensión y las ansiedades del TC, pues el investigador se propone descubrir las contradicciones y las contrastes con sus propios modelos y desde aquí dar con la lógica de modelos alternativos. El rapport es un estado universal, si bien puede aceptarse que hay contextos más y menos favorables para establecer un vínculo. Interviene, en primer lugar, la ecuación personal del antropólogo y de los actores que, si bien modeladas por la cultura, aumenta una serie de variantes que inciden en el vínculo entre ambos polos de la relación investigativa. Esta relación, se inscribe en un proceso social y es significa por él, de manera que el rapport asume características particulares según los patrones socioculturales que rigen los tipos de relaciones en cada sociedad, en cada sector social y para cada situación.
El investigador puede caer en algunas trampas, la más común es conformarse con que lo ha alcanzado y abandonar el proceso crítico de evaluación de la información y de las razones que guían al informante a decir lo que dice y a hacer lo que hace cuando está en su presencia. Cerrando la posibilidad de analizar y comprender una relación coproducida socialmente. Es decir, el rapport subsume bajo la ecuación personal –que obviamente existe y es relevante- aspectos que tienen que ver directamente con el proceso de aprendizaje que el investigador está levando a cabo sobre el mundo social de los actores y puede conducir a psicologizarlo e individualizarlo todo. Ante un estado que el investigador imagina como la relación ideal, el vínculo se cristaliza y no hay lugar ya para el proceso de contraste y reflexividad en el TC. Es cierto que las transacciones no son idénticas al comenzar que el promediar el trabajo, pero se suceden, con distintos modalidades, a lo largo de toda la investigación. Creer que se ha arribado, por fin, al rapport.
Ya hemos señalado que son precisamente los momentos desencuentro, de crisis comunicativa y de contradicción los que suscitan el cuestionamiento cuando se trabaja con las herramientas tradicionales del investigador. Con el rapport todo ocurre como si, una vez conseguido, aquellos problemas desaparecieran, desde nuestra perspectiva, esta desaparecieran, desde nuestra perspectiva, esta desaparición transforma al investigador en un recolector de naderías de información sin sentido ni articulación.
La trampa del rapport es creer que existe una happy end lleno de certezas y adoptar actitudes concesivas ante la información y los datos obtenidos. Pero si se lo concibe como una instancia de la relación entre investigador e informantes, en la cual ambos han construido un sentido compartido de la investigación y en que el investigador va realizando el pasaje de un modelo formulado en sus términos, a otro modelo en términos del informante, entonces, la figura del rapport adquiere la imagen del proceso de conocimiento sobre la población estudiada y su logro es el logro de la investigación misma. Desde esta óptica, lograr el rapport significa que aquella dimensión descriptivo/explicativa del mundo social de los informantes y la perspectiva teórica adoptada se plasman y traducen en la relación misma entre el investigador y los sujetos de estudio.
La entrevista en la investigación social: Interacción comunicativa”
Susana Frutos
El propósito de estas reflexiones es plantear una convergencia o cruce entre el lenguaje y la entrevista en profundidad en el campo de la investigación social y aportar ideas acerca de la relevancia del conocimiento de los lenguajes para dar cuenta de los supuestos presentes en la investigación.
La idea de un registro o lectura de la vida social misma por parte de las personas resulta de interés como punto de partida para pensar la entrevista como práctica de relevancia en la investigación social.
La entrevista es, un diálogo que se desarrolla según algunos parámetros, cierto acuerdo o convención entre ambos participantes (encuadre): cierta previsión por parte del investigador acerca de las condiciones que deben cumplirse para que la entrevista sea válida metodológicamente, cierto diseño previo que incluye marco, objetivos y límites de la utilización de este instrumento metodológico.
ü La competencia de los participantes para producir los discursos
ü El compartir un lenguaje
ü La producción de una secuencia discursiva pautada (explícita o implícitamente)
ü Una meta a alcanzar
La situación está pautada y acordada previamente la mayor parte de las veces y el tema es anticipado, así como los motivos que persigue el investigador.
Esta cooperación tendrá que ser aceptada verbalmente con anterioridad al desarrollo de la entrevista y este compromiso representa la aceptación del encuadre con cuya iniciativa comienza la relación entre ambos sujetos. En la entrevista existe claridad previa, se explicita que sucederá con la información que surja del trabajo conjunto y las “reglas” estarán dadas por ese encuadre o convenio inicial.
La realización de este tipo de entrevista supone la consideración de ciertos criterios acerca del acceso a los sujetos, el lugar que se le asignará a sus discursos en relación con sus acciones y representaciones y también sobre el modo en que se abordarán estos discursos. En la entrevista predominan estrategias de tipo narrativo. Es un hacer instalado en el eje del saber, que se desplaza entre destinador y destinatarios y donde el discurso del entrevistado está fuertemente marcado por tener muy en cuenta al entrevistador. El encuadre de una entrevista estará directamente relacionado con las teorías que se ponen en juego en la investigación concreta. El acuerdo entre ambos sujetos se plasma en un discurso que rastrea imágenes llevando a cada uno hacia una situación de imbricación con el otro.
La entrevista emerge como un lugar de mediación a través de la palabra oral. Igual que la observación es “registrada” o “traducida”.
La palabra oral, tradicional instrumento de transmisión cultura, se vincula en esta línea también con el relato. El sujeto bajo estudio es colocado rete a la necesidad de organizar discursivamente su experiencia a partir de sus identificaciones, sus proyecciones, sus disposiciones, en una situación donde la reflexión fue el registro previo pero no el diálogo mismo, donde el entrevistador se muestra sin reflexionar pegado a su propio ser.
En el diálogo de la entrevista están presentes los esquemas interpretativos de ambos sujetos. Schutz habla de la relación “cara a cara” y hace hincapié en el incremento del conocimiento del otro que se va dando paso a paso en este tipo de relación. La entrevista es una instancia para la revisión de las ideas e imágenes de uno y otro en el fluir de su desarrollo. El carácter procesual de la misma posibilita el incremento del conocimiento del otro. Schutz, se trata del nivel más elevado de la experiencia por las posibilidades que abre a la ampliación y el enriquecimiento de la comprensión del otro. El proceso de la entrevista pone en juego una dimensión experiencial donde se abre una amplia gama de posibilidades de interacción entre las cuales puede aparecer el compartir aspectos del mundo externo (material o sociocultural). El investigador enterpela para “hacer actuar” al otro, que de ese modo muestra procesos y produce significaciones. Saber y querer-saber se convierten en objeto de la práctica discursiva.
La entrevista no constituye un procedimiento aislado, forma parte de procesos más abarcativos, de contextos de significado. Estos contextos (investigativo y de la realidad en la que se inscriben los procesos investigados) tienen un valor específico por cuanto forman parte de ordenes que los comprenden y sobre los cuales el investigador debe consignar información en sus registros.
En cuanto al contexto de la entrevista propiamente dicha, ella se inscribe en un conjunto de hechos, comportamientos y relaciones entre sujetos. Ese material debe ser estructurado desde lo conceptual para lograr coherencia entre la producción de la entrevista y el conjunto de la investigación.
Los diferentes contextos emergen según la perspectiva desde la que se piensa la entrevista.
Metodológicamente, es relevante la interpretación de esos contextos desde los cuales se genera la entrevista, lo que hace que la misma no permanezca abstracta a los fines de la investigación de la investigación.
El informante trae consigo conocimientos, posibilidades de responder a consignas, mayor o menor posibilidad de sintetizar y también una particular modalidad expresiva.
El investigador lleva un universo de conocimientos previamente constituidos en torno al problema y también en torno a la persona a entrevistar.
Es de importancia para la confiabilidad del material que surja de la entrevista el control que el investigador posee sobre esos conocimientos y disposiciones. Estar frente afrente con otra persona pone en juego una situación en la que se dan por sentados significados y la riqueza de una entrevista radica, en gran medida, en aquello que se sobreentiende, en lo que está “dado”, en lo que parece más “natural”.
La dimensión narrativa de la entrevista constituye una red de significaciones que “muestra” una visión del mundo. Se articula con la actividad interpretativa del investigador y el entrevistado. No es el supuesto de que la información ya existe y que hay que buscarla el que predomina en este tipo de entrevista sino una concepción de la misma como hacer interpretativo que implica una producción de sentido en su desarrollo. En cuanto a la verdad de lo que el informante enuncia, su importancia tendrá que ver con los objetivos de la investigación y el diseño de la entrevista misma pero hay que señalar que no siempre es relevante que la información que produzca un informante se ajuste a los hechos narrados.
En el primer caso se trata de una práctica unilateral y en el segundo se pone en juego una secuencia donde importa cómo el entrevistado. Estas actividades eminente relacionales y su control metodológico radica en tres cuestiones básicas:
ü El trabajo conceptual
ü La organización de la interacción de la entrevista según el encuadre y
ü El conocimiento de los contextos de la misma
Para planificar esta actividad, el investigador social deberá tener en cuenta el ámbito físico en que se realizará: el entrono socio-cultural, la imagen que tienen de la acción-entrevistar ambos sujetos participantes, los diálogos previos. Toda información considerada previamente debe ser registrada en detalle ya que aporta no sólo al diseño sino que resulta de gran utilidad para el procesamiento posterior del material obtenido, e incluso para trabajar el nivel de presuposición implicado en una frase.
Por se la entrevista un tipo de interaccion comunicativa se pondrán en juego en ella esquemas de organización de la experiencia y como ya dijimos, es el conocimiento de esos esquemas lo que aportará mayores beneficios a la investigación. El diseño deberá, entonces, incluir una serie de decisiones que implican una intervención importante como planificación y una anticiparse al momento del análisis del material.
El diseño de este tipo de entrevista, desde el punto de vista de la interacción comunicativa. ¿cómo se piensa la comunicación en el marco de la entrevista? ¿de acuerdo a qué criterios se seleccionaran los informantes? ¿cómo se abordará la cuestión de la competencia comunicativa del entrevistado? ¿cómo se registrará el material? ¿qué supuestos maneja el investigador sobre el “entendimiento” en el marco de la entrevista? ¿qué lugar se le asignará a las secuencias temáticas?
La entrevista es pensada como una experiencia y se la inscribe en una dimensión interpretativa del hacer, en tanto que se plantea ir más allá de la descripción y busca relaciones a partir de las cuales conocer algo más de la estructura social o los colectivos en que se inscriben los procesos estudiados.
El énfasis de este procedimiento está puesto en la escucha por parte del investigador que conduzca a reconstruir la complejidad de los proceso sociales en que se hallan inmersos los sujetos.
En tanto que se plantea la producción de información del modo señalado, permite reconstruir la competencia comunicativa que se halla en la base de la interacción del grupo bajo estudio (por ejemplo, modalidades diferentes de proposición o de interrogación).
Se dan procesos de producción de significaciones, procesos de reproducción con respecto al orden social, procesos de intersubjetividad en los que se ponen en juego las estrategias específicas de cada interlocutor, etc.
La actividad del investigador en este tipo de entrevista es una actividad de selección que remite a la categorización teórica con que se propone investigar.
Determinar qué palabras o acciones de la entrevista son relevantes no depende de un esquema pre-establecido sino de la competencia del investigador para establecer los nexos posibles entre esos hechos y la conceptualización planteada.
LA HISTORIA DE VIDA
Guillermo E. Magrassi
Manuel M. Roca
Y otros
La historia de vida se inscribe, con su metodología y técnica, entre las que se aplican con características propias dada su particular perspectiva de aproximación al objeto de estudio (el hombre en dimensión amplia y por lo tanto social y cultural).
El menester antropológico-social, obtienen sus datos casi exclusivamente del trabajo de campo: mirando, preguntando, escuchando, a veces haciendo y siempre registrando.
La investigación en ciencias sociales
Al referirnos a cualquiera de las ciencias sociales, nos encontramos con que el objeto de su estudio, no es una realidad estática, inmutable o repetible, sino hechos únicos, situaciones concretas que obedecen a múltiples factores, irrepetibles, y en los que el principal protagonista es un ser humano, o mejor dicho u grupo de seres humanos, que actúan, sienten y piensan en tanto que participan y pertenecen (en aceptación o rechazo) de su propia cultura a un determinado tipo de sociedad. Con un bagaje de códigos simbólicos que reflejan valores, que se expresan en normas y que se manifiestan en pautas o formas de comportamiento en la satisfacción de sus necesidades (individuales y por tanto, y a la vez, siempre sociales) en un determinado entorno ecológico que es al mismo tiempo, como todo diacrónico o histórico y dinámico.
Antes de elegir la técnica a emplear, es necesario clarificar el objeto, el propósito, disponer de un adecuado y amplio marco teórico de referencia, efectuar definiciones operacionales, hacer un diseño de la investigación y delimitar los alcances del mismo y de la metodología a emplear.
Lo cualitativo y lo cuantitativo en la investigación
Por lo general, son los métodos cuantitativos los que son objeto de estudio preferencial en lo que se conoce como “técnicas de investigación social”. Se mencionan comúnmente: técnicas de muestreo, sistemas de medición y tabulación, construcción de modelos y matrices, obtención de modos y medianas, variaciones, correlaciones, etc. en muchos casos es imposible utilizar un criterio de selección al azar, y es necesario seleccionar cuidadosamente al o a los informantes mediante un criterio razonado o intencional, en el que el investigador preestablecerá los casos típico o representativos.
Muchas veces, dentro de las metodologías cualitativas, y sobre todo en el trabajo antropológico, se hace hincapié, en los criterios para la selección de un informante y en los sistemas para el control de la información.
El dato empírico recogido es lo que se denomina la “materia prima” de la investigación y que en general puede o debería llevar a ulteriores procesos, igualmente científicos que conduzcan a hallar significado a los hechos a través de análisis, interpretación, correlación, comparación, etc.
En el trabajo diario de la investigación de campo, podemos y solemos valernos también de informantes secundarios u ocasionales, que son aquellos que en interacciones casuales o entrevistas informales pueden darnos sin embargo buenas bases orientadoras o numéricas con referencia a determinados datos. Y hasta es posible y frecuente, que en este tato cotidiano con los miembros de una comunidad o grupo, un informante secundario u ocasional nos lleve a, o se convierta él mismo, en un informante calificado o incluso en un verdadero informante clave. Podemos definir al informante clave, como aquella persona que – dentro de una comunidad o grupo determinado- demuestra tener muchos, conocimientos sobre la misma, con información veraz y coherente sobre los temas abordados por el investigador. Son interrogantes intensivamente alo largo de un extenso período de tiempo con el fin de que proporcionen una relativamente completa descripción etnográfica de las modalidades sociales y culturales de su grupo.
El trabajo con informantes clave, que no suelen (ni generalmente pueden) ser más de tres o cuatro, implica realizar una selección previa del o los mismos, y aplicar ciertas técnicas de control de la veracidad de la información. Los criterios para su selección son los siguientes:
ü Rol en la comunidad: su rol debería mantenerlo en permanente contacto con la clase de información buscada.
ü Conocimientos: además de tener acceso directo a la información requerida, el informante debería haberla asimilado en forma significativa.
ü Buena disposición: el informante debería estar dispuesto a comunicar su conocimiento al investigador y a prestarle la máxima colaboración.
ü Comunicabilidad: tendría que ser capaz de comunicar su conocimiento en forma que resultara inteligible para el investigador social.
ü Imparciabilidad: lo ideal sería que el informante tuviera la menor cantidad de prejuicios posible, o que, de existir, tales prejuicios o preferencias fueran conocidas por el investigador.
Estos criterios fueron enunciados en forma ideal, solamente el primero podría determinarse de antemano, y los restantes deberán ser evaluados durante la propia investigación.
Es necesario disponer de criterios igualmente buenos para controlar la veracidad de la información para evitar las posibles distorsiones tanto por parte del informante cmo por parte del investigador. Estas son:
ü Consistencia interna: condición necesaria, aunque no suficiente, para obtener información segura y exacta. La misma puede ser verificada en el curso de la recolección de datos y del análisis de cada informante.
ü Productividad: esta cualidad implica aptitud para aportar abundante información acerca del problema.
ü Confiabilidad: en una técnica de este tipo es perfectamente factible la comparación cruzada, que debe emplearse tanto como sea posible durante la recopilación de datos. Ello dará una cierta orientación con respecto ala confiabilidad de los informantes y revelerá ciertas áreas de discrepancia que pueden requerir ulteriormente entrevistas intensivas.
La posibilidad de distorsión por parte del informante es un problema que se presenta reiteradamente – tanto en metodologías cuantitativas como cualitativas – y que es preciso enfrentar en cualquier tipo de informe.
En definitiva el protagonista de una historia de vida debe ser y constituirse en un informante clave al menos en el sentido de que debe responder adecuadamente al primer criterio preconizado por JOhn Dollard en sus “Criterios para una historia de vida”., el sujeto deberá ser considerado como un prototipo ( o una muestra) dentro de una seria cultural.
Los documentos y las ciencias sociales
Dentro del empleo y estudio de los documentos en general, sólo nos interesa aquí el d los llamados documentos personales ya que es entre ellos donde ubicamos alas historias de vida. Nos ocuparemos exclusivamente de las fuentes documentales primarias o testimonios de los testigos de los sucesos, y por lo tanto no de las fuentes documentales secundarias que se construyen a partir de datos indirectos, tales como los registros y las llamadas biografías.
Documentos personales e historias de vida
En su sentido limitado, el documento personal es una descripción espontánea y en primera persona que un individuo hace de sus propias acciones, experiencias y creencias.
Los documentos personales, incluyen, o pueden clasificarse por su forma en: autobiografías, ya sean amplias (como lo es en este aspecto también una historia de vida), temáticas o sobre un temas específicos y aspectos parciales, o limitadas a un tema en especial, tal como las “confesiones”, y ya sean escritas por la propia persona, dictadas y/o registradas por terceros (un autor, investigador o transcriptor) y controladas y corregidas por el protagonista: historias de vida propiamente dichas, biogramas o esquemas biográficos, informes verbalmente textualmente registrados y controlados, la descripción, el relato y registro controlado de sueños, memorias, diarios íntimos, agendas, etc. pero en ningún caso los resultados de un cuestionario o una entrevista estructurada.
Pero aparte las motivaciones o intenciones conscientes o inconscientes o compulsivas, no debemos olvidar que todo protagonista pertenece a una cultura y a una sociedad y a las ciencias antropológicas-sociales les interesa precisamente eso, la sociedad, la cultura, el pueblo, que esta en el hombre mismo, detrás de su pensar y obrar, aún mas que el hombre particular que es manifestador exponente, representante, producto o prisionero de ella. Entre las actitudes reveladas por las historias de vida, la más importante para el sociólogo son aquellas de las cuales el individuo es, o era hasta que se llamó la atención sobre ellas.
Características y técnicas de la historia de vida
La historia de vida se inscribe, con su técnica específica, como metodología cualitativa típica dentro del vasto campo de los estudios de documentos personales en las ciencias antropológico-sociales.
Según Blumer: el documento humano es un relato de experiencia individual que revela las acciones de un individuo como actor humano y participantes en la vida social.
Según Leo Simmons: una historia de vida, es el detallado relato del comportamiento de un individuo en su entorno. Puede también ser un relato dinámico que funda a un individuo en atrevido relieve y explique como ha ocurrido que él actúe de determinada manera en un momento dado.
Para Langness: historia de vida, hace referencia a un extenso registro de la vida de una persona como es presentada tanto por la persona misma, por otra o por ambas, y ya sea escrita u obtenida por entrevistas, o por ambos medios.
Según Kluckhoho: Una historia de vida, surge a partir del pedido de un investigador para que una persona narre su vida. Los antropólogos culturales son quienes más asiduamente han empleado esta suerte de “autobiografía hablada”
Una historia de vida debe:
Ser realizada por un profesional capacitado y entrenado del campo de las ciencias antropológico-sociales, quien será su autor.
El protagonista a requerimiento del autor podrá escribirse propia autobiografía, dictarla o contarla para que éste le emplee como material de su trabajo
El material autobiográfico, deberá ser registrado y empleado en su integridad textual. También deben registrarse circunstancias situaciones, risas, llantos, gestos, etc. que incidan sobre lo dicho en un dictado o grabado del material autobiográfico.
el material autobiográfico deberá ser amplio y extenso procurando abarcar la totalidad de
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