Frutado Celso –Las formas históricas del desarrollo
El excedente económico y las formas de dominación social
La acumulación de capital se origina del hecho corriente de que cualquier colectividad es capaz de crear un excedente, producir más allá de lo necesario para la supervivencia de sus miembros.
Lo esencial del proceso acumulativo o es la retención de una parte del producto por un grupo minoritario, sino la transformación del excedente en capacidad productiva.
En primer término, aparecen los factores exógenos, provocando la creación ocasional o permanente de un excedente de producción. En segundo lugar, viene la apropiación de ese excedente por grupos minoritarios. En tercer lugar, tenemos los patrones de consumo más elevados, propios de los grupos minoritarios. En cuarto lugar, se encuentra el intercambio, que posibilita la especialización geográfica y la mayor división del trabajo. En quinto lugar, se encuentra la concentración de riqueza, permitida por el intercambio. Finalmente, surge la posibilidad de incorporar al proceso productivo los recursos acumulados por los comerciantes.
La utilización del excedente
La forma de utilización del excedente de producción y la posición social del grupo que la realiza constituyen elementos básicos en el proceso social que genera el desarrollo.
Asimetría de la involución económica.
Tenemos un caso de involución de un sistema económico. Por todas partes se reducen las transacciones, aumenta relativamente la producción destinada al autoconsumo, baja la productividad. Este caso de retroceso económico ilustra un hecho ampliamente observado y de gran significado: el desarrollo no es un proceso de reversión perfecta. El retroceso no es un movimiento simétrico al del proceso de desarrollo. Si no tomamos en cuenta esta asimetría, resultará difícil entender ciertos procesos históricos que poseen importancia en la formación de la economía moderna.
Advenimiento de la burguesía europea
Tenemos aquí un caso típico de expansión de una economía comercial que encontraría pronta respuesta, en razón de la existencia de un excedente virtual de producción, vale decir, en virtud de las características de la economía feudal europea anteriormente mencionadas.
La nueva economía urbana
Los estados nacionales surgirán en Europa, no como una aglomeración de las unidades feudales, sino como una armadura para proteger y reglamentar la nueva sociedad de base urbana que se estaba formando.
El desarrollo del comercio como proceso exógeno hizo surgir una nueva economía apartada de la que existía. La nueva economía comercial urbana se contrapuso a la vieja economía agropecuaria de autoconsumo. La economía urbana posibilitaba al señor feudal la diversificación de su consumo, mediante la utilización del excedente virtual de producción a que ya se hizo referencia.
“Laissez-faire” y corporativismo
Por un lado el régimen de laissez-faire domina las operaciones del comercio externo. Por otro, la reglamentación estricta controla las actividades internas de la ciudad. Dos sistemas tuvieron en común un solo objetivo: el de reducir a un mínimo los márgenes de ganancia. Los dos tipos de reglamentación –la competencia pura y las corporaciones de oficios- a la vez aseguraban a las clases dirigentes dos objetivos: el primero, evitar burlas o adulteraciones o, conforme ya se anatematizaba en aquel entonces, “prohibir prácticas legales de comercio”; el segundo, cohibir la especulación y los grandes porcentajes de ganancias.
El régimen corporativo era, en verdad, un arreglo entre los artesanos y la clase comerciante dominante.
Este tipo de producción urbana para exportación aparece inicialmente en Italia, y en el siglo XIII cobra empuje en el norte de Francia y en los Países Bajos. Las telas de tal procedencia pasaron a ser exportadas en gran escala, incluso al Oriente, por intermedio de los comerciantes genoveses.
La manufactura urbana de exportación se diferencia totalmente de la artesanía corporativa.
Del capitalismo comercial al capitalismo industrial
A partir del S XIV, las grandes corrientes de comercio comenzaron a presentar síntomas de saturación. Se intensificó la competencia favoreciendo la unificación política de los estados nacionales. De la misma manera que los artesanos se habían organizado para defenderse dentro del perímetro urbano, la gran burguesía, que favoreció la unificación política, se organizará para defenderse dentro de las fronteras nacionales.
Comienzan entonces a surgir las organizaciones colectivas de producción, o “fábricas”, cuyo objetivo es intensificar el uso de los instrumentos de trabajo y facilitar el control del número de horas de trabajo, reducir el despilfarro de materia prima, etc. Estas transformaciones en la forma de organización de la producción suscitan enorme resistencia en diversos sectores. Se necesitarán tres siglos de ajustes y reajustes para que la metamorfosis se realice totalmente. La evolución hacia el capitalismo industrial se hace a partir de las actividades ligadas con el intercambio entre ciudades o entre regiones, esto es, las actividades en que prevalecía el régimen de competencia pura o al corporativismo, que prevalecían dentro de las ciudades.
Lo importante en todo esto es tener presente que de allí habría de surgir un nuevo sistema de organización de la producción, en que el costo de la producción desempeñaba un papel fundamental. Una de las primeras consecuencias de la consolidación de ese sistema fue la tendencia a la reducción del salario real de los artesanos transformados en obreros. A un nivel de técnica primitiva, el principal renglón de los costos de operación es la planilla de salarios. Era menester reducir dicha planilla, y con ese fin fueron utilizados todos los medios.
Recapitulemos los pasos más importantes del proceso de formación de la economía industrial europea: la estabilización de la frontera económica procura la intensificación de la competencia: ésta lleva a tensiones crecientes que accionan la aglutinación del sistema político y la formación de economías nacionales y provoca el surgimiento de la política mercantilista de protección de las burguesías nacionales; para mantener sus líneas de comercio, particularmente las de exportaciones de telas entre regiones vecinas, los comerciantes exigen de los maestros artesanos, organizadores de la producción, costos cada vez más bajos, surge, en consecuencia, un clase de artesanos empresarios, cuya subsistencia depende de una permanente vigilancia con respecto a os costos de producción; la política de reducción de costos lleva a la organización de grandes unidades de producción –las fábricas- y a una enorme presión sobre los salarios reales; por otra parte, esa política de reducción de costos conduce a un progresivo perfeccionamiento de la técnica de la producción. Se abre; así un camino de insospechadas posibilidades.
Un nuevo horizonte cultural
Puntualizaremos algunos aspecto que son de particular interés para comprender las potencialidades de desarrollo de economías de este tipo. El primero de ellos se refiere a la gran valorización de la investigación empírica. Siendo la producción industrial el simple medio de transformar y adaptar recursos naturales mediante procesos basados en principios derivados de la observación del mundo físico.
El segundo punto se refiere al horizonte de oportunidades que surgen con el advenimiento de una economía industrial. Mejorar los medios de producción supone, evidentemente, un conocimiento progresivo de la estructura del mundo físico y la consiguiente valorización de las ciencias naturales. Significa también incorporar recursos al proceso productivo.
En la organización y en la técnica de la producción reside la principal característica del nuevo sistema económico.
Características del capitalismo industrial
El adelanto de la tecnología abre oportunidades a los capitales en permanente acumulación para reincorporarse al proceso productivo. La economía industrial no necesita una frontera geográfica en expansión para poder crecer. Traduce la intensificación de la capitalización en el proceso productivo. A una economía industrial el desarrollo le es inherente y no contingente. No sería posible concebir una economía industrial sino en expansión real o virtual, ya que sus componentes fundamentales solamente operan en función de la acumulación del capital. Una teoría de la economía industrial debe incluir, necesariamente, una explicación del crecimiento económico.
En la economía industrial la ganancia conserva su naturaleza fundamental de residuo. Si consideramos una economía industrial en su conjunto, vemos que en el valor de cada artículo que se vende están incluidos los pagos a todos los factores que participan en la producción del mismo. La ganancia que llega a las manos del empresario es la contrapartida del valor de otros bienes que están siendo producidos y aún no fueron vendidos.
Si observamos el proceso de formación y utilización del ingreso bajo éste aspecto, comprobamos la diferencia profunda que existe entre una economía industrial y las economías comerciales. En estas últimas, los ingresos de los grandes comerciantes podían sr conservados, en parte, en forma líquida, atesorados indefinidamente. Al formarse fuera del sistema económico, dichos ingresos no representaban ninguna contrapartida de bienes en producción dentro del sistema. En la economía industrial, el ingreso del empresario, tanto como el del asalariado y cualquier otro ingreso, tiene que ser reintroducido en el circuito económico que para éste no se interrumpa. Si un empresario retiene sus ganancias en forma líquida, otros empresarios no podrán vender la totalidad de su producción. Es por esta razón por la que, en el sistema industrial, la producción se organiza con arreglo a lo que se supone será la forma en que se utilizará el ingreso, habida cuenta de las posibilidades de intercambio externo. Para funcionar sin dificultades, el sistema no solamente exige que sea utilizada la totalidad del ingreso sino también que ese ingreso sea utilizado según determinados patrones. Allí reside la causa de la gran inestabilidad de las economías industriales.
Hemos visto que la economía industrial tiene como característica básica el hecho de que, en ella, el empresario procura reinvertir sus ganancias, perfeccionando los métodos de producción. Teniendo en cuenta lo que acabamos de decir, comprobamos, sin embargo, que no es menos característico del sistema industrial que el empresario no pueda negarse a reinvertir sus ganancias, esto es, a aplicar aquella parte de su ingreso que no llega a consumir. Si retiene sus ganancias en forma líquida, dejarán sin comprador parte de la producción de otros empresarios. A su vez, éstos tratarán de defenderse reduciendo su volumen de negocios, esto es, reduciendo los ingresos de otros grupos. Así, mercancías en cantidades crecientes quedarán sin comprador, lo que provocará la ruina de gran cantidad de empresarios. De esta manera, al contrario de las economías comerciales que podrían estabilizarse secularmente, la economía industrial de libre empresa está condenada a crecer o a caer en la honda depresión.
El proceso de desarrollo está íntimamente vinculado a la estructura de la producción y la forma como se distribuye el ingreso.
La economía industrial de libre empresa necesita transformar permanentemente en nueva capacidad de producción una cierta masa de ingresos. La forma normal de crecimiento de esa economía se caracteriza por la sucesión de fases de gran acumulación de capital y fases de descapitalización. La reducción de esa inestabilidad solamente sería factible con la creación de organismos centrales que coordinasen las decisiones económicas. En este sentido, la planificación, concebida en términos amplios como equivalente a la coordinación de decisiones que interesan al conjunto de la colectividad, aparece como una forma superior de organización de las economías industriales.
Distribución del ingreso y acumulación en el capitalismo industrial
La tradicional arma de ataque del empresario, en su lucha para expandir su campo de acción, consiste en ofrecer su mercancía por un precio inferior al que prevalece en el mercado en un momento dado.
Habiendo una oferta elástica de mano de obra, el principal factor determinante de la tasa de acumulación es la capacidad productiva de la industria de bienes d capital. Por otra parte, la participación de la industria de bienes de capital en la producción global refleja la forma de distribución del ingreso: siendo mayor esa participación, mayor tendrá que ser, también la participación de las ganancias, en particular de las ganancias industriales, en el ingreso total. El límite de la expansión del consumo de la clase asalariada resulta determinado, por un lado, por la oferta total de bienes y servicios de consumo, y por el otro, por el nivel de consumo de las clases no asalariadas. Como la producción de bienes de consumo y la de bienes de capital son complementarias, resulta obvio que el aumento relativo de una implica la reducción relativa de la otra.
La primera fase del desarrollo industrial se caracterizó por un aumento sustancial de la participación de la industria de bienes de capital, sobre todo de la industria de equipos, en el producto nacional. Esta modificación en la estructura del aparato productivo, que se refleja en la elevación de la tasa de crecimiento del producto, necesariamente produciría alteraciones en la distribución del ingreso, a favor de los grupos que reciban ganancias, los cuales, tal como vimos, podrían apropiarse de una parte sustancial de los incrementos de productividad. La total absorción de la economía precapitalista y la consiguiente absorción del excedente estructural de la mano de obra deben haber coincidido con el cierre de aquella fase. Desde entonces, la oferta de mano de obra se volvió poco elástica, mejorando la posición de negociación de la clase trabajadora, lo que debió presionar en el sentido de reducir la participación de las industrias de bienes de capital en el producto.
En la fase más avanzada del proceso de industrialización –cuando la oferta de mano de obra se vuelve poco elástica- el desequilibrio entre la capacidad de producción de bienes de capital y la posibilidad de absorción de los mismos es latente y opera como factor propulsor del desarrollo.
La tendencia persistente hacia una creación de excedentes de capacidad productiva, en el sector de bienes de capital, provocará reducción de los costos de la inversión en el sector de bienes de consumo, donde son utilizados la gran mayoría de los equipos. En la medida en que los equipos más baratos van introduciéndose en las industrias de bienes de consumo, la rentabilidad de dicho sector tiende a aumentar con respecto al conjunto de la economía.
El rápido avance de la tecnología en las industrias de bienes de capital permitió conservar la forma de distribución del ingreso entre capitalistas y asalariados, la misma que cristalizara desde el período de absorción de la economía precapitalista en una fase subsiguiente en la que la oferta de mano de obra habría de ser poco elástica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario